Nacido en Peñas de San Pedro (Albacete), diócesis de Cartagena, el 27 de febrero de 1755, fueron sus padres Francisco de Lera y Pascuala Cano, labradores. Cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de San Fulgencio de Murcia. En la universidad de Alcalá obtuvo el doctorado en Teología y luego participó en el concurso de curatos de la archidiócesis de Toledo.
Fue párroco por espacio de unos treinta años: en Cenicientos (Madrid), La Guardia (Toledo) y Madrid (parroquia de San Salvador). En 1810 pasó una larga temporada en el santuario del Cristo del Sahuco, en su pueblo natal, siendo elegido el 16 de agosto diputado en Cortes por el partido de La Mancha. En Cádiz formó parte del sector absolutista de las Cortes y se opuso al principio de soberanía nacional. Pese a todo, fue uno de los suscriptores de la Constitución de 1812.
Fernando VII lo presentó para obispo de Barbastro el 15 de agosto de 1814, siendo preconizado por Pío VII el 18 de diciembre del mismo año. Su consagración episcopal se celebró en la iglesia de las comendadoras de Santiago de Madrid el 19 de febrero de 1815, entrando públicamente en la diócesis el 19 de marzo. Pese a su edad, durante su episcopado visitó la diócesis personalmente en varias ocasiones administrando el sacramento de la confirmación a los fieles. A pesar de haberse manifestado por escrito contrario a las disposiciones de las Cortes de 1820 en materia eclesiástica, el gobierno no tomó contra él las medidas de extrañamiento que sí empleó con otros prelados.
Al ser presentado por el monarca para la sede de Segovia, en marzo de 1828 escribió al nuncio manifestándole que carecía de medios para pagar las bulas de su nombramiento; pese a ello, fue preconizado el 23 de junio y tomó posesión de ella el 20 de agosto. También aquí inició personalmente la visita pastoral, que hubo de suspender por un ataque de perlesía (párkinson) que le fue imposibilitando. Falleció, “tras penosa enfermedad”, el 23 de enero de 1831 siendo enterrado en la catedral de Segovia, en la vía sacra entre el coro y el presbiterio.
Su sobrino, Juan Díaz Valero y Lera, al que hizo canónigo de la catedral de Segovia, encargó al pintor Vicente López un retrato póstumo del prelado, que puede verse en la antesacristía de la catedral. Hay otro, anónimo y de menor calidad artística, en la iglesia parroquial de su pueblo natal.
Bibliografía:
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- CANDEL CRESPO, Francisco, “Obispos fulgentinos”, Scripta Fulgentina. Revista de teología y humanidades, 5-6 (1993), pp. 123-169.
- CANDEL CRESPO, Francisco, “Tres obispos albacetenses en la España de Fernando VII”, Al-Basit, 35 (1994), pp. 113-132.
- GIL NOVALES, Alberto (dir.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991, p. 365.
- JIMÉNEZ VILLALTA, Enrique, “Los manchegos que auparon a la “Pepa”, en CHAPARRO CONTRERAS, Carlos y SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Isidro (eds.), La provincia de La Mancha y la Constitución de 1812, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca 2021, p. 237.
- LÓPEZ NOVOA, Saturnino, Historia de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su diócesis, Pablo Riera, Barcelona 1861, tomo 1, pp. 224-225.
- SÁINZ DE BARANDA, Pedro, España Sagrada, tomo XLVIII: La santa iglesia de Barbastro en sus estados antiguo y moderno, Madrid 1862, pp. 96-97.