Juan Ramírez de Lucas nació en Albacete, en 1917, en el nº 9 del Paseo de Alfonso XII que luego sería Paseo de la República, después de José Antonio y ahora de La Libertad. Aunque el nombre de la calle sea sólo una anécdota es la mejor metáfora de la historia de la España en la que a Juan Ramírez de Lucas le tocó vivir. Al hilo de esos cambios del callejero, motivados por los acontecimientos históricos, nuestro protagonista ha de ir concibiendo su vida y la manera en que quiere que la conozcan los demás.
La suya fue la primera casa del paseo “la construyó el abuelo Juan de Lucas -lo cuenta el hermano mayor en una entrevista a Tita Martínez en Albacetenses de la Diáspora (Papeles de la Diputación. Albacete 1977)– y allí nació su madre, doña Pepa, que se casó con apenas 17 años con el médico forense D. Otoniel Ramírez. Y continua: Éramos 10 hermanos, aguantamos, como tantos otros, las privaciones sin dramatizarlas porque teníamos conciencia de que estar vivos era maravilla suficiente (…) fuimos niños, adolescentes y jóvenes encajadores. Me admira nuestra capacidad para afrontar tantas frustraciones en cadena y luego superarlas y la conformidad para soportar la serie de privaciones que la guerra civil y la posguerra trajo consigo”.
Juan Ramírez de Lucas, periodista, escritor y crítico de arte y arquitectura, redactor y colaborador en casi todas las revistas culturales de su tiempo, director artístico de importantes firmas de diseño, poeta, dibujante, pintor y amigo de pintores, gestor cultural en la organización de exposiciones de arte popular… el hombre de curiosidad universal y pasión por el arte y la cultura de los pueblos, locuaz y divertido en las anécdotas pero callado y tímido al hablar de sí mismo… el profesional brillante, meticuloso y creativo -merecedor de premios relevantes- está a punto de quedar eclipsado de nuevo por su personaje: el último gran amor de Federico García Lorca, “Aquel rubio de Albacete”, el inspirador de, al menos algunos, de los Sonetos del Amor Oscuro, destinatario de la última carta que Lorca fechó en la Huerta de San Vicente y de otros dibujos y documentos que aún no han visto la luz ha de reivindicarse en esta biografía por su importancia y méritos personales más allá del descubrimiento de su relación amorosa con el gran poeta universal que tanto interés suscita.
Yo conocí a aquel Ramírez de Lucas que volvía a reír -como le pidiera Federico en su última carta- al principio de los años 90. Buscaba apoyos para el que consideraba su gran proyecto vital: ceder su colección particular de artesanía del mundo (más de 20.000 piezas) a la ciudad de Albacete para que se creara allí el Museo Internacional de Arte Popular Ramírez de Lucas. El Ayuntamiento de Albacete iba a apostar por el proyecto y él quería que la Junta de Castilla-La Mancha se implicara también. Era un hombre cordial e irónico, culto, muy culto, que desgranaba anécdotas de sus entrevistas con Luis Rosales, con Benjamín Palencia, Dalí, Neruda o Francisco Nieva sin sentirse importante. Ahora diría de él que Ramírez de Lucas era un hombre al que se le notaban igual los asombros (cuando venía a Toledo hablaba con fascinación de cada cosa que miraba) que las desilusiones (si entendía que su proyecto no era algo grande para los demás se decepcionaba mucho).
Para reseñar su trayectoria vital y profesional sigo básicamente dos textos, el que publica en diciembre de 2010 en el número 55 de la la Revista Al-Basit José Jerez Colino: “In Memoriam, Juan Ramírez de Lucas” pp.353-357 y una entrevista de Miguel Ángel Muñoz a Jesús Ramírez de Lucas publicada en El Periódico de Extremadura el 30 de abril de 2017, cuando nuestro protagonista hubiera cumplido 100 años.
Desde pequeño sintió una gran afición por el teatro -tenían en casa un teatrillo y Juan diseñaba telones, iluminación-…y por los belenes, que montaba en casa junto a sus hermanos. Cuando va a Madrid a estudiar Administración Pública, siguiendo los deseos de su padre, no tarda en compaginar esta carrera -que no le gusta- con actividades que satisfacían su vocación artística. El Madrid republicano era para el joven de 18 años que llegaba de Albacete un estímulo de libertad. Se apunta a una academia de dibujo y va mucho al teatro. Será así como un día acude a los ensayos de Peribáñez y el Comendador de Ocaña que Pura Ucelay preparaba con el club Anfistora y es ella quien le presenta a Federico García Lorca, que es ya un escritor de renombre, 20 años mayor que él.
Aquí tiene su fecha (1 de mayo de 1935) el poema que Lorca le escribe en el reverso de la factura de la Academia de Arte Orad:
Aquel rubio de Albacete
vino madre y me miró.
¡No puedo mirarlo yo!
Aquel rubio de los trigos
hijo de la verde aurora,
alto solo y sin amigos…
Así lo recoge Manuel Francisco Reina en su novela Los Amores Oscuros en donde también sostiene que fue Ramírez de Lucas el seguro destinatario del Soneto “El Poeta Pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca” escrito por Lorca en un folio con membrete del hotel de Valencia cuando asistió al estreno de Yerma. Ramírez de Lucas no pudo acompañarlo porque estaba en la ciudad de las Casas Colgadas en las prácticas de la academia Orad. Así arranca este Soneto del Amor Oscuro:
¿Te acordaste de mí cuando subías
al silencio que sufre la serpiente
prisionera de grillos y de umbrías?
Siguiendo la tesis de M. F. Reina, Lorca quería que Ramírez de Lucas lo acompañara a México en donde los esperaba Margarita Xirgu y el poeta tenía planes de teatro que habrían hecho de nuestro paisano un actor en América. Al ser menor de edad, necesitaba un permiso paterno que no consiguió y los hechos se sucedieron del modo que es bien conocido. Ramírez de Lucas supo en Albacete del asesinato de García Lorca; durante 70 años guardó el secreto de aquella relación que no confió ni a los más cercanos hasta que -una vez muerta su madre y en una España ya muy cambiada en libertades- pensó que era bueno que los documentos que guardaba (cartas, dibujos del poeta y su propio Diario Personal) se deberían hacer públicos en algún momento.
Se alistó a la División Azul “Como un salvoconducto que lo acercaba al sistema -apunta José Jerez- y que le permitió luego hacer muchos viajes a Nueva York, desde donde mandaba crónicas a la revista Life en su versión española” con su sección: “Miradas y Situaciones en Nueva York”.
Estudió periodismo en Madrid y empezó a colaborar en numerosos periódicos nacionales, llega a ABC -parece ser que de la mano de Luis Rosales- para colaborar en las secciones de Arte y Arquitectura. Fue también redactor de La Hora, colabora con Mundo Hispano, Arte y Cemento (Bilbao) La Estafeta Literaria (en donde empezó publicando una entrevista a Pablo Picasso).
Como crítico afamado tuvo contacto con los más importantes pintores de su tiempo y llegó a hacerse con una importante pinacoteca. Apoyó decididamente a los integrantes del Grupo El Paso -que marcó la vanguardia del arte español- y participó activamente en la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca.
Dueño de la más amplia e importante colección de Arte Popular de España, organiza, en Madrid, en el Palacio de Cristal del Retiro en 1976, una exposición. Llevó también su colección a Granada, Barcelona, Alicante y Gran Canaria y finalmente decidió donarla a la ciudad de Albacete. Así quedó recogido por acuerdo de pleno en 1990 en el que se le nombraba responsable del catálogo y coordinador de todas las exposiciones y actividades en torno a él con la correspondiente asignación económica.
Perteneció a la Asociación Internacional de Críticos de Arte. En 1986 el Colegio de Arquitectos de España lo nombró Colegiado de Honor. Recibió muchos premios y distinciones por sus trabajos de crítica de arte y arquitectura: Premio Ciudad de Brasilia; Premio Ciudad del Arte de Basilea; Premio de la Bienal de Arquitectura de Sofía (Bulgaria); Premio Abraham Lincoln.
La última vez que compartí palabras con él resultó después, a la luz de los hechos que yo no conocía, un momento especial que quiero relatar: el 5 de junio de 1998 -con motivo del 100 cumpleaños de Federico García Lorca, el Ayuntamiento de Albacete en colaboración con Forum Filatélico inauguró una exposición, Ciento y… Postalitas a Federico García Lorca en una de las salas del Museo Municipal (el lugar que alberga hoy -en su segunda planta- una exposición permanente de la colección de Juan Ramírez de Lucas). La muestra -muy interesante- exhibía las 255 postales que pintores como Tápies. Brossa, Pérez Villalta, Ouka Lele… enviaban simbólicamente al poeta. La inauguración contaba además con la presencia de un pianista que interpretaba al piano aquellas canciones populares con las que el propio Lorca amenizó tantas veladas: “Los Cuatro Muleros”, “La Tarara”; por un error en la sala empezaron a servir el típico vino de celebración mientras la música sonaba; el ruido era considerable y el pianista no sabía si seguir. Allí, a su lado, estaba Ramírez de Lucas: “Tocas para él, por su cumpleaños -dijo- él te escucha”. Me gustó en el momento que hiciera a Lorca inmortal y después, cuando conocí, tras su muerte, el vínculo que le unía con Federico, la escena cobró un valor entrañable.
Venía a Albacete con frecuencia y aunque estaba orgulloso de que la exposición permanente del Museo municipal recibía más de 30.000 visitas anuales sentía la nostalgia de un proyecto mayor.
Murió en su casa de Madrid el 20 de julio de 2010 a los 93 años.
Comparto con Isabel Vielba, a modo de retrato, esta frase sobre Juan Ramírez de Lucas:
“Un hombre que tenía memoria de los afectos, que amaba la belleza y que murió sin que le envejeciera el corazón”.
Publicaciones
- Lanzarote, Arquitectura Inédita, con César Manrique y Francisco Nieva (editado por el Cabildo de la isla).
- Jardín de Cactus de Lanzarote (Textos y fotografías sobre la original belleza de unas plantas consideradas duras)
- Homenaje a la Pintura Dibujos y Poemas (en el que dedica un poema a cada uno de los pintores a los que conoció y entrevistó: Picasso, Dalí, Miró Juan Gris, Zóbel…)
- Arte Popular. Premio al libro mejor editado en 1976