Julio Pascual fue el séptimo director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (Rabacht). Primero, responsable accidental durante buena parte de la Guerra Civil —desde el 27 de diciembre de 1937 hasta el 29 de mayo de 1939—, tras la cual tomó parte en la restauración de piezas como la Custodia de Enrique de Arfe (Catedral) y el Cristo Resucitado del Greco (Hospital Tavera). Segundo, desde el 23 de mayo hasta el 24 de octubre de 1948, fecha en que se convirtió en director efectivo hasta su muerte, casi veinte años después.
Forjador, profesor de Metalistería y gran dibujante, fue un artesano tan apreciado en la ciudad como fuera de ella, obteniendo abundantes reconocimientos en exposiciones nacionales y condecoraciones tales como la Orden de Alfonso X el Sabio (1952). En 2014, la Fundación Soliss editó un libro sobre su legado, Hierros artísticos. Julio Pascual, de Pilar Fernández Vinuesa y Renate Takkenberg-Krohn. Este volumen fue presentado en la Casa de Mesa, sede de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas en aquel entonces.
Nacido en Toledo el 20 de diciembre de 1879, en el seno de una familia de tintoreros —años después, para inculcar espíritu de superación entre sus alumnos, recordaría entrañablemente que «de niño no quería ser tintorero, sino Tintoretto»—, Julio Pascual comenzó a estudiar dibujo artístico con el pintor José Vera. No comenzó su aprendizaje de forja hasta los 23 años, con el maestro Vicente González. Pronto se convirtió, gracias a su manejo de las herramientas de forjador y metalista, y de la capacidad para los volúmenes que le habían otorgado sus conocimientos previos de dibujo, en un maestro de las técnicas del repujado y el cincelado. Profesor de Metalistería en la Escuela de Artes y Oficios Industriales de Toledo, enseñó las técnicas de la forja, el repujado y el esmalte (que conoció en los talleres de la Fábrica de Armas después de que Enrique Vera incorporase las novedades adquiridas al ser becado en Suiza).
En 1906, a los 25 años, abandonó su trabajo en la Fábrica de Armas e instaló su propio taller de rejería en su casa de la calle San Juan de la Penitencia, 10. En aquel entonces ya había sido reconocido con dos cruces al Mérito Militar (1904) y una tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906, a la que seguiría una segunda medalla dos años más tarde. Durante los años veinte, cuando su trabajo fue premiado con la Medalla de Plata de la Exposición Internacional de Filadelfia de 1926 y fue nombrado caballero de la Orden Civil de Alfonso XII (1929), su taller fue visitado por personalidades tales como el rey Alfonso XIII, la reina María de Rumanía o la infanta Isabel, entre otras. En 1930 obtuvo el primer premio dentro del Concurso Nacional de Artes Decorativas. Mucho después, el 29 de mayo de 1952, le fue concedida la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. También fue profeta en su tierra. Muchas de sus obras para Toledo se conservan, aunque no todas en el mejor estado posible. Entre las más importantes, sería posible mencionar las rejas de la Capilla Mozárabe de la Catedral, la Estación de Ferrocarril y la Escuela de Artes, así como los cerramientos de la ermita de la Virgen del Valle, la mezquita del Cristo de la Luz y el sagrario y lámparas de la iglesia de Santo Tomé. De sus distinciones más relacionadas con Toledo, cabría mencionar el Primer Premio Provincial de Artesanía (1940) y la Medalla de Plata de la Ciudad (1968), a título póstumo.
Julio Pascual ingresó en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo como miembro numerario (medalla III) el 6 de julio de 1919, sustituyendo al abogado Juan García-Criado. Su discurso de ingreso fue «La rejería toledana». Permaneció ligado a la institución durante casi medio siglo, hasta el día de su muerte, el 16 de diciembre de 1967, a los 88 años.