Al sur del río Tajo se extiende una colorida y sin par llanura fijada por un desafiante pico, el Pico de Noez, fruto de una orogénesis irregular, tutelando a un pueblecito que no llega a los 500 habitantes, donde nace y vive Laura.
Laura Heredero Largo fue ante todo, persona, en el sentido más pleno del término, que equivale a decir que saliendo de sí misma amando a los demás, es como alcanza su propia plenitud. Esta mujer que para sí no ansía nada sin testigo que vaya dando fe.
Nacida en Noez, Toledo, el 3 de enero de 1918 era la hija mayor del matrimonio Pedro y Sofía y tenía cuatro hermanos: Pedro, Filomeno, Reyes y Antonio, pues, Sabina falleció siendo muy joven. Siempre fue una gran trabajadora con gran facilidad para realizar todo tipo de trabajos, terminándolos todos con un alto nivel de satisfacción. Así acompañaba a su padre, por quien sentía una profunda admiración y cariño, a las ferias ganaderas de Trujillo, Zafra, etcétera, donde ya se veía la vocación que tenía para los negocios.
El hecho de ser una alumna aventajada en la escuela pública con su maestra excepcional, doña Dona, prototipo ejemplar de maestra integral, le permitió desarrollar una juventud muy rica y variada en todo tipo de enseñanzas, pudiendo llevar las cuentas de la actividad agraria familiar y desarrollar otros aprendizajes que le gustaban siendo muy positivos en el futuro como mecanografía, enfermera, etcétera. Amante de la literatura y la poesía, repartió los años del pueblecito entre la ganadería y agricultura, que eran su vocación y la poesía y el verso, la devoción. De hecho era una gran poetisa y mejor declamadora.
En el año 1946 se casa con Jesús Santolaya Marín, natural de Soria y comerciante de alimentación en la provincia de Toledo. Disponía de varios establecimientos que le permiten ser mayorista provincial y como complemento de actividad poseía una almazara en Argés.
Laurita, como la decía su padre, establece su residencia en Toledo, pero mantiene el contacto vivo con la gente del pueblo, y el mundo de los negocios, ya que solía acercarse todos los martes, día de mercado en Zocodover. Todavía se recuerda que entre la familia del pueblo y los “tratantes” conocidos, nos llegábamos a reunir a comer en nuestra casa más de treinta personas.
Aquellos años los dedicó a crear familia y educar a sus hijos, pues no se conformaba con que tuvieran las mejores notas, sino que complementaba su educación con otras disciplinas: piano, acordeón, bandurria, poesía, estudios en el Conservatorio de música con las carreras de solfeo y piano, etcétera. Durante estos años el mundo del comercio no la abandonó y así encontró tiempo para negociar en el mundo del arte, pintura y muebles en colaboración con grandes casas de subastas de Madrid.
En el año 1957 fallece su padre, afectándola mucho, lo que a su vez, le convierte en la guía de sus hermanos. A cada uno de ellos cinco, les legó Pedro una finca de similares características y por ese motivo empieza a dirigir ‘Torre Cervatos’, empresa agrícola de 600 Has. y cabaña de ovino con 400 cabezas. Cuenta para el desarrollo de esta explotación con dos tractoristas, cuatro peones y tres pastores.
A la muerte de Jesús, su marido, en el año 1970, se hace cargo de los negocios de alimentación, empleando a dos encargados, doce trabajadores y un almacén de coloniales con dos conductores y dos mozos. Asimismo, se encargaba de la almazara, de las propiedades inmobiliarias y otras rústicas en Soria.
Pronto nos dimos cuenta del cambio que se producía en las actividades y tiendas, dedicando una tienda al por mayor y la otra para productos de calidad con las marcas más cualificadas y selectas. Cuando doña Laura llegó a la jubilación en 1983, cesó esta actividad.
Se adquirió la distribución de la levadura para las panaderías, se abasteció a la provincia de azúcar, necesario para la producción de mazapán, etcétera.
‘Torre Cervatos’, también tuvo una profunda transformación, pues, se derribaron las cuadras y naves obsoletas y se sustituyeron por naves diáfanas y modernas; las ovejas se inscribieron como ovejas de raza manchega, única raza admitida para la producción de queso de D. O. Queso Manchego, lo que permitió con una selección, rigurosa fuera premiada en certámenes nacionales por su morfología y producción láctea. Innovador fue asimismo, iniciar la inseminación artificial. No se olvidó del olivar y a una superficie de 8 Has. le sumó otra de 40 Has., con los métodos más novedosos de plantación de la época. Así en el año 1982, fue distinguida esta empresa como Centenaria.
En el año 1987 creó, junto a sus cinco hijos la Sociedad Aceites Argés, S. A., dando así continuidad a la almazara. Aquí Laura construyó, en el año 1989, una almazara con el método de elaboración más moderno existente, pasando de los míticos capachos a un sistema continuo de elaboración en acero inoxidable, siendo la primera instalación que se implantó en Castilla-La Mancha y la segunda a nivel nacional. Como anécdota, los trabajadores vestían batas blancas. Fue visitada por empresarios y técnicos de todo el mundo, siendo en aquel momento de las más avanzadas a nivel nacional. Paralelamente, la producción aumentó significativamente, pues pasó de molturar 750 Tm./año de aceituna, a 5.000. Por último fue centro experimental de laboratorios farmacéuticos.
A partir del momento que se hace cargo de todos los negocios familiares, comienza a participar en las actividades empresariales asociativas, tanto provinciales como nacionales. Participa con la Federación Empresarial Toledana (FEDETO), desde su fundación (1977), siendo elegida Tesorera (1979), cargo que desempeñó hasta 1983, año en el que pasó a ocuparse de la vicepresidencia hasta 1985.
Entre 1979 y 1993 fue vicepresidenta de la Asociación de Empresarios de Alimentación y hasta 1985 secretaria de la Asociación de Mujeres Empresarias de Toledo, asociación que ayudó a fundar. Cierto día caluroso, como haciendo balance de cuánto ha tenido que luchar por ser mujer para llegar donde estaba, recordó con nostalgia la extrañeza provocada cuando se sentó como primera mujer en el Pleno de la Cámara de Comercio o cuando surgió la Asociación de Mujeres Empresarias, siendo su primera Presidenta y al mismo tiempo fue Secretaria de la Confederación Nacional de Mujeres Empresarias.
También fue secretaria de la Sociedad de Garantía Recíprocas (SGR), fundadora de la Asociación de Almazaras, así como de la Junta del Coste de Vida. Es destacable que la Cámara de Comercio la otorgó a título póstumo la Medalla de Oro en marzo de 1991, y acordó el Pleno de la Cámara por unanimidad un premio que lleva su nombre y se concede a los empresarios que se han hecho a sí mismos.
Era una clásica gran mujer castellana, trabajadora, ejemplar, alegre, religiosa y de firme convicción, destacando en todo lo que emprendía. A pesar de vivir una época que era muy difícil para la mujer realizar actividad laboral, fue la perfecta compañera de trabajo de su padre, así como de su marido y directora de sus hijos. Su afabilidad la llevó a ser nombrada como Doña Laura que no significaba distancia, sino todo lo contrario, intimidad y confianza.
En 1980 un periodista describía a la mujer de ciudad como aquella que “une al indomable valor de la celtíbera el espíritu comercial de la fenicia y al gusto literario de la griega, el carácter emprendedor de la cartaginense, a la humildad de la hebrea, la altivez de la latina”.
Murió en Toledo, el 28 de septiembre de 1990.