Leonardo Martínez Bueno nace en Pajaroncillo (Cuenca), el 29 de mayo de 1915. Es el tercero de ocho hermanos. Su primer contacto con el arte lo tiene a través del paisaje de los parajes en donde ha nacido, quizás sin darse cuenta de este va aprendiendo cómo moldean las luces y las sombras los volúmenes de las grandes rocas. En su adolescencia comienza a comprender cómo se puede materializar todo aquello que está en su mente, así ocurre cuando comienza a trabajar en el taller de Luis Marco Pérez, en donde aprende a expresar en volumen lo que nace de su capacidad creativa. Este será solo el comienzo de toda una vida dedicada a la escultura.
Más adelante, vendrá la beca de la Diputación de Cuenca para estudiar en Madrid; o también, la beca de la Fundación Conde de Cartagena para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid; la segunda medalla en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona; o la tercera Medalla en la Exposición Nacional; la beca de la Fundación Conde de Cartagena para estudiar en Londres en la Escuela de Artes Chelsea, en donde tendrá la oportunidad de conocer a Henry Moore; y por supuesto, toda una vida dedicada a la docencia. Así como a investigar en un lenguaje propio para traducir a un lenguaje plástico la poética que anida en su intelecto. Viaja a Valladolid y a Sevilla para comprender y hacer suyo el lenguaje imaginero, ya que es en este tema en el que es demandado en su tierra natal.
Le otorgan medalla en las exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid en 1942, 1943 y 1957, obteniendo el Premio Nacional de Escultura en 1956. Profesor en las Escuelas Superiores de Bellas Artes de Sevilla y Barcelona. Este gran escultor fallece en Madrid el 15 de febrero de 1977. El Museo de Cuenca guarda otra serie de obras suyas como una Cabeza de Ceres, la Mujer Sentada, una Adoración de los Reyes o el Friso de las Panateneas, donado al museo en 1979, como otras piezas del artista, por su viuda Amparo Saint-Aubin. Una evolución cronológica de su obra podría ser:
1943: participa, con su obra Ceres, en una exposición colectiva en Exposición Nacional de Bellas Artes, Palacio de Cristal, Madrid.
1955: recibe el Premio Molino de Plata de la Diputación de Ciudad Real en la Exposición Manchega de Bellas artes de Valdepeñas por su obra: Mujer con Cántaro hecha en madera. Habiendo una con el mismo título en la Plaza de San Nicolás de Cuenca (Antonio Rodríguez Saiz: Cuencaenelrecuerdo.es/moza_cantaro.php): “…cerca de la Plaza Mayor se abre a la derecha un arco llamado de San Nicolás, que conduce a la plaza de este nombre, plácido rincón que en buena parte conserva el sabor antiguo, adornado en su centro con una fuente y escultura de Martínez Bueno”.
En 1957 recibe el Premio Molino de Plata de la Diputación de Ciudad Real en la Exposición Manchega de Bellas artes de Valdepeñas, con su obra: Bolera, dotada de movimiento, en donde la mujer vuelve a aparecer en líneas curvas y depuradas.
En 1965 presenta una obra al concurso anual de Valdepeñas, en donde recibe el Premio Pámpana de Plata de la Diputación de Ciudad Real en la XXVI Exposición Manchega de Bellas Artes de Valdepeñas por la obra Bombardeo, una pieza realizada en piedra, en donde la abstracción, sin olvidarse de la figuración, hace aparición. Esta escultura también está denominada Maternidad.
En 1968 realiza otra maternidad que se encuentra en los jardines de la Diputación de Cuenca. Su obra civil está expuesta en Cuenca, en colecciones privadas de Gran Bretaña, Estados Unidos.
De la evolución de su obra podemos deducir, que el escultor no abandona la figuración en ningún momento. Debemos ser conscientes de la época en la que la desarrolla. En Madrid ha tenido contacto con Alberto Sánchez y su obra, con Dalí, con artistas en torno a la Residencia de Estudiantes de la capital; además, ha viajado y se ha nutrido de la influencia de Henry Moore; sin olvidarnos del paisaje conquense que dibuja la curva en su orografía, imprimiendo en la retina del escultor una manera de expresarse con personalidad.
Al observar sus obras, al igual que el poeta busca el poema perfecto durante toda su existencia, Leonardo Martínez Bueno, busca su obra perfecta, en su evolución se deja entrever la forma esférica y la curva como predominio hacia el que tiene tendencia. Comenzando con obra primitiva y abstracta y finalizando con la abstracción de la figura, de la que no se aparta en ningún momento. Teniendo a la figura femenina, pareciendo como la maternidad la perfección de la creación, así como el saco amniótico y la postura del feto dentro de él como el culmen de su imaginario.
Imaginería:
Por la gran cantidad de obra que presenta Martínez Bueno dentro de la temática imaginera, se presenta como un referente, tanto en Cuenca como en el resto de España. En este apartado estudiamos a Leonardo Martínez Bueno como escultor de imágenes que aporta a este mundo una forma diferente de ver la Semana Santa y la Pasión de Cristo, con un estilo muy evolucionado, con una interpretación propia y singular, en donde lo cotidiano se hace protagonista, en donde lo sencillo se eleva a rango divino. Y que consigue crear un estilo propio y diferente que hace que la Semana Santa de Cuenca luzca con nombre propio, el de Leonardo Martínez Bueno. Se abrió camino en Cuenca con su San Pedro y Malco, del año 1944 (que actualmente no desfila y se encuentra en Belmonte).
- María Santísima de la Esperanza.
La Hermandad de María Santísima de la Esperanza de Cuenca fue fundada en 1951 por el Colegio de Agentes Comerciales y se encarga la elaboración de la imagen titular al escultor conquense Leonardo Martínez Bueno. La imagen tiene su sede canónica en el Convento de las religiosas justinianas de San Pedro, popularmente conocidas como las petras. La Virgen se presenta con las manos implorantes, su cabeza firme y su mirada elevada al cielo suplicante a Dios. Sobre la cabeza luce una gran corona de plata dorada y repujada, detrás de la cual luce un halo de santidad terminado en estrellas. La escultura es una imagen de vestir, de composición cerrada, estática y muy elegante.
Para realizar esta imagen el escultor está dentro de la tradición de la imaginería; sin embargo, podemos destacar el realismo que imprime en la imagen de la Virgen, que podría ser el rostro de un retrato, con unas facciones más cercanas a la mujer que a la Santa, el escultor para conseguir este resultado huye de aplicar muchas pátinas de color o de modelado. Así con la gubia define el rostro con tal maestría que no necesita estucarlo, ni retocarlo, aportando un resultado novedoso y fresco.
- Nuestro Señor Jesús Resucitado.
En 1954 se funda la Venerable Hermandad de Nuestro Señor Resucitado y María Santísima del Amparo, una nueva que surge a instancias de la Junta de Cofradías de Cuenca para que salga en procesión el Domingo de Resurrección. Y la imagen titular se encarga también a Leonardo Martínez Bueno. La imagen tiene su sede canónica en la iglesia parroquial de Santa Ana en Cuenca. Esta escultura representa a Cristo Resucitado, está de pie, avanza la pierna izquierda en acción de andar, levanta el brazo derecho, mientras que el izquierdo lo retrasa para coger el astil característico de la Resurrección. Cristo aparece desnudo y el paño de pureza es de gran originalidad, pues no parece una tela, sino un adorno escénico. Su rostro denota felicidad, ya que esboza una sonrisa. El pelo pegado a la cabeza, organizada a raíz de una raya en medio, le cae hasta los hombros, la barba corta y rizada. Es una escultura de bulto redondo, tallada en madera y policromada. La composición es equilibrada, elegante, serena, abierta y dinámica. El escultor ha compuesto una escultura dulce en la que la luz acaricia sus formas huyendo de estridencias visuales y buscando difuminar la luz y el volumen para conseguir un conjunto armonioso, el color por su parte casi monocromo no quita protagonismo al momento que se quiere representar.
Ha conseguido con esta imagen de Cristo Resucitado aunar nuevas formas de representación de imágenes religiosas con la tradición. Así es que, por una parte, es fiel a las fuentes tradicionales, y por esto representa al Resucitado con el brazo levantado, y con el astil tradicional; y, por otra, innova en el tratamiento de la madera y en la policromía, aportando a la imaginería religiosa una nueva forma de interpretar la escena. Esto hace que el escultor sea un avanzado, que hubiera podido ser una nueva forma de actualizar la Semana Santa. Podemos encontrar similitud con el paso de Joaquín García Donaire de Ciudad Real, que realizó en 1960, por lo que podríamos decir que Leonardo Martínez Bueno es un escultor que estaba dentro de un momento de avance de la escultura española.
- La lanzada.
En 1954, la Venerable Hermandad del santísimo Cristo de la Luz encargó el paso de La lanzada al escultor Leonardo Martínez Bueno. Paso de cinco figuras, Cristo se encuentra en el centro de la composición, crucificado, en una cruz rústica que en su parte de arriba porta el cartel de “INRI”, por tres clavos. Su cabeza agachada porta la Corona de Espinal; a su derecha se encuentra un soldado romano a caballo, con una lanza que cruza la composición en oblicuo y que ha clavado en el costado de Jesús, del que emana sangre y agua; el conjunto escultórico se completa con tres imágenes de vestir: San Juan, de pie, que mira la escena, en actitud implorante y mira directamente al crucificado; la Madre de Jesús, de tipología “Mater dolorosa”; y María Magdalena, arrodillada al pie de la Cruz, se apoya en la Cruz. El grupo escultórico tiene su sede en la iglesia de El Salvador de Cuenca. El paso es un grupo escultórico que tiene dos esculturas de bulto redondo y tres de vestir. Todas ellas están talladas en madera y policromadas. Su composición es piramidal, de manera que todos los puntos se dirigen al tema central de paso, el triángulo que se forma entre el pecho de Jesús y su cabeza. Es una composición cerrada, estática.
El escultor para crear este grupo ha optado por hacer una interpretación clásica del episodio de la lanzada. Para ello se ha documentado en los Evangelios, este pasaje tan solo aparece en el evangelio de San Juan, en donde nos dice: “… los judíos, como era el día de la Preparación, no querían quedarse los cuerpos en la cruz el sábado […] uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua” (Evangelio de san Juan 19, 34-35). Pero además también se ha remitido a otro versículo que nos habla de las personas que se encontraban en el lugar: “…junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba…” (Evangelio de san Juan 19, 25-26). El escultor necesita conocer qué es lo que tiene que representar, y más al ser obligado a representar un paso al estilo tradicional, sin embargo, podemos encontrar un estilo sereno, aportando las muestras justas de dolor, que concentra principalmente en el rostro de la Madre de Jesús.
- La Verónica.
En 1966, la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído y la Verónica encargó la realización del paso titular a Leonardo Martínez Bueno. Este conjunto escultórico se le puede venerar en la parroquia de San Fernando. En él podemos ver representados a tres personajes. Jesús camino del Calvario con una Cruz de tipo tabla que porta en el hombro derecho, está con la rodilla derecha en tierra y la cabeza la vuelve hacia la verónica. Jesús lleva una túnica morada tallada y a la cintura un cordón dorado; detrás de él, el Cirineo le ayuda a portar la Cruz y a levantarse tras la caída; y al lado de ambos está la Verónica con un lienzo en sus manos, una mujer que salió de entre la muchedumbre al encuentro de Jesús para enjugar el sudor que emanaba del rostro de Jesús. Todas las imágenes están talladas en madera y policromadas. La composición es elegante y dinámica. Su sede la tiene en Parroquia de San Fernando.