Lorenzo Goñi está considerado uno de los mejores ilustradores españoles del siglo XX, su obra se caracteriza por una profunda originalidad, cercana al surrealismo, y una gran expresividad tanto en el estilo como en la forma. Su temática recurre con frecuencia a los clásicos de la literatura española, siendo célebres sus ilustraciones de El Quijote y otros clásicos del Siglo de Oro y de la Novela Picaresca.
Su abuelo materno era el músico Lorenzo Suárez Godoy, director de la Banda del Hospicio de Hombres de la Diputación de Jaén. Aún niño, se traslada con sus padres a Barcelona, donde inicia sus estudios. La gran biblioteca familiar le proporciona un temprano contacto con la lectura, familiarizándose con los escritores de la época, en particular con Pío Baroja. Tras enfermar de sarampión, comienzan a manifestarse los primeros síntomas de una sordera que acabaría revelándose crónica. Se aísla completamente, fuera del estrecho círculo familiar, y la timidez le vuelve incapaz para la vida social. Goñi define su drama personal, vivido a una edad en que las impresiones son más fuertes e indelebles, como “la soledad del prisionero”. Su recorrido vital y profesional, su singularidad como artista, como le pasó a Goya, como le sucedió a Beethoven –se ha hablado mucho de la influencia de esta enfermedad en la evolución creativa de los citados–, quedarían marcadas por la sordera.
Su padre le inscribe en academias de pintura, donde dibuja bodegones y desnudos del natural. En el dibujo de estos últimos adquiriría esa soltura y seguridad asombrosas que, más adelante, serían una de las señas de identidad de sus grabados y dibujos. Tras la muerte de su madre su padre se vuelve a casar. Es declarado inútil para el servicio militar por su defecto del oído. Tras el segundo matrimonio de su padre, se muda al pueblo de Vacarisas, cercano a Barcelona, donde tiene la oportunidad de estar más próximo a la naturaleza.
Al iniciarse la Guerra Civil, comienza a trabajar como cartelista para el Sindicat de Dibuixants Professionals de UGT, aspecto creativo que permaneció oculto durante años, –firmando algunas de esas obras con el apellido de su madre, Suárez del Árbol–. Trabajos comprometidos, que Lorenzo Goñi, dadas las circunstancias de la posguerra española, intentó olvidar, hasta el punto de que ni sus mejores y más íntimos amigos, como fuera Camilo José Cela, conocían aquel apartado de su vida de cartelista militante. Es autor de uno de los carteles más famosos de la guerra, aquel en el que un soldado caído pregunta acusador: (¿Y tú? ¿qué has hecho por la victoria?).
En los años de la postguerra, a través de una amiga de su familia de Pamplona, Goñi, consigue un empleo como dibujante publicitario en la revista Haz de marcado conservadurismo político y social. Le llaman del diario ABC y su carrera se consolida.
A Cuenca llegó con el fotógrafo húngaro Nicolás Müller, en calidad de ayudante por encargo del Ayuntamiento, pues ya en 1950 Müller, Aristizabal y Martínez Novillo habían realizado una exposición en la Diputación conquense en los días de Semana Santa.
Durante el año de 1953, estudia grabado calcográfico en la Escuela Nacional de Artes Gráficas teniendo como maestro a Manuel Castro Gil. Goñi alcanzaría maestría en esta difícil técnica, convirtiéndose en una de las cimas españolas del grabado. En el año de 1962 obtiene una beca de la Fundación Juan March para realizar su Tauromaquia onírica, serie de 13 grabados que figuran entre lo más relevante que ha inspirado el llamado arte de Cúchares, desde Goya.
Al poco tiempo de su llegada a Cuenca, adquirió una casa en el número 40 de la calle de San Pedro, teniendo como vecinos al escritor Enrique Domínguez Millán y la poetisa Acacia Uceta, y a Mari Paz Viloria, otra gran recitadora poética, y su esposo Antonio Prieto. Desde su planta baja, con ventana y terraza a la Hoz del Huécar, Lorenzo Goñi encontró el lugar idóneo para descansar y dibujar, en los veranos y el otoño, pues su trabajo de ilustrador en periódicos, revistas y libros, le llevaban tiempo en su estudio-taller de Orcasitas o en su casa de Madrid, en García de Paredes. Pero Cuenca le fascinó, le atrajo, y como bien le contaba a Leandro de la Vega en sendos reportajes en Ofensiva y ABC en 1962, con motivo de su primera Exposición en Madrid, “me descubrió un nuevo mundo”. “Fue un encuentro definitivo y de él salí impresionado vivamente”.
En una entrevista que le hizo Delia Vindel en Gaceta Conquense en 1988, apuntaba Goñi que “posteriormente Federico Muelas me hizo ver algunas cosas”. En ello coincidía Enrique Domínguez Millán, amigo y vecino de su casa de San Pedro: “A Goñi lo trajo a Cuenca, como a tantos otros, Federico Muelas. Vino acompañado de Conchita, su mujer, que era también su lazarillo, sus oídos, su vehículo de relación con los demás, y su cable de sujeción a todo lo que la vida tiene de útil y necesario. Goñi quedó deslumbrado por Cuenca. Fue el suyo un enamoramiento súbito, una especie de flechazo”. Para un ser aparte, como él era, Cuenca significaba el hallazgo de ese universo aparte que andaba buscando desde siempre”.
Su trayectoria artística continúa imparable durante los años siguientes, pintando, publicando dibujos en periódicos, exponiendo su obra y obteniendo premios y excelentes críticas. Desde comienzos de los ochenta, se ciñe exclusivamente al grabado y la pintura. En 1989, muere su mujer, Conchita. Se traslada a Suiza con su hija Inés en 1990. En este país, en Lausana, fallece el 28 de febrero de 1992.
Más de quince mil grabados, dibujos y óleos componen su herencia artística. Lorenzo Goñi se ha tratado y ha colaborado con lo más conspicuo de la literatura y el periodismo españoles del momento: César González Ruano, Julio Camba, Raúl Torres, José Hierro, Federico Muelas, Manuel Vicent, Rafael de Penagos, Francisco Umbral, José García Nieto, Ramón Gómez de la Serna… y por supuesto, Camilo José Cela se han honrado en algún momento con su amistad y compañía. Antonio Mingote, en la entrega a nuestro artista del Premio Penagos en 1988, afirmaba: “Si Goñi dibujaba los pliegues de una túnica, eran pliegues verdaderos… Si dibujaba una maleta, se adivinaba dentro el traje plegado, las camisas a rayas y hasta unos calcetines apretujados en un rincón. Si dibujaba un hombre rico, se adivinaba su poder; si un pobre, se traslucía su miseria…”. Goñi no reconoce particulares influencias artísticas. “Mi concepto de la pintura es rigurosamente personal”. Lo que no obsta para encontrar parentescos, familiaridades o asonancias en la historia de la pintura. Se han señalado los casos de Brueghel, El Bosco, Arcimboldo, Goya, William Blake, Picasso, Barjola…
No podemos hablar propiamente de influencias, sino de elementos comunes que nutren la sensibilidad de todos estos artistas, como si extrajeran sus materiales de similar venero, combinándolos luego cada cual a su manera. Sumaríamos a la lista a Antonio Saura –como Goñi, conquense de adopción–, quien, desde una estética diversa, resucita el mismo fondo perenne y arquetípico de España. Goñi es un artista plenamente español. Así lo confiesa su hija Inés: “Tras largos años de residencia en el extranjero me doy cuenta de que la obra de mi padre es profundamente española, que posee ese ‘sentimiento trágico’ que no se halla en ningún otro país”. Desde 1994 el nombre de Lorenzo Goñi orla una de las calles del Residencial San José, junto a otros personajes coetáneos de su época como César González-Ruano y Segundo Pastor.
Exposiciones individuales:
- 1962.- Galería Afrodísio Aguado.1968.- Casa de Cultura de Cuenca.1969.- Galería Seiquer, Madrid.1970.- Galería Edaf, Madrid.1972.- Galería Urbis, Madrid.1973.- El Coleccionista, Madrid.1976.- Rojo y Negro, Madrid.1982.- La Kábala, Madrid.1986.- La Kábala, Madrid.1987.- Salón de la Diputación Provincial de Jaén.
Exposiciones colectivas:
- I Bienal Hispanoamericana de Arte.1953. Librería Clan, Madrid.1957. Exposición Nacional de Bellas Artes.1961.-XI Salón Nacional del Grabado.1963. Bienal de Alejandría.1967. Salón de Humoristas.1973. “Homenaje a Gerardo Diego”, “El arte de la ilustración”, Roma, Londres, Ámsterdam.1985. “Cita con el dibujo”, galería Alfama, Madrid.1986. “Cita con el dibujo”, galería Alfama, Madrid.1987. “Cita con el dibujo”, galería Alfama, Madrid.
Premios:
- Tercera Medalla de Dibujo en la Nacional de Bellas Artes.1961. XI Salón de Grabado, Ayuntamiento de Madrid.1962. Primera Medalla de Grabado en la Nacional de Bellas Artes. Primera Medalla en el XII Salón de Grabado. Beca Juan March para la Realización de su Tauromaquia onírica.