«Natural de Almagro, casado, padre de cuatro hijos, autodidacta, empresario (…), honrado a carta cabal, escéptico y hombre popular donde los haya». Eran los calificativos que encabezan una entrevista («Luis López Condés. Del parlamento regional a la alcaldía de Almagro»), firmada por Mariceli Monescillo y Teresa del Pozo en el diario Lanza el 6 de junio de 1987 al entonces candidato socialista para unas elecciones municipales que ganaría unos días después. Tenía 62 años y le quedaba por vivir otro tercio de su vida.
Había nacido en esa localidad ciudadrealeña el 20 de febrero de 1925, en el seno de una familia de clase media. Pero la guerra civil le truncó la vida. Su madre, Carmen Condés Serrano, totalmente apolítica, llegó a ser detenida durante algunas semanas, en un caserón situado al final de la plaza mayor de Almagro reconvertido en prisión improvisada de mujeres, por firmar un escrito que apelaba al procesamiento de su marido, condenado a muerte en un consejo de guerra sumarísimo por «auxilio a la rebelión» el 13 de junio de 1939. Su padre, Gervasio Alberto López Crespo, maestro nacional que había simpatizado con la causa republicana desde 1930 y tuvo responsabilidades políticas municipales en 1931 y en 1936, fue fusilado el 25 de octubre de 1939 en las tapias del cementerio de Almagro. El propio Luis, que había redactado el escrito de apelación, llegó a ser puesto a disposición de un tribunal de menores.
Quedó huérfano con 14 años. Fue uno de esos «niños de la guerra», que se saltaron la adolescencia y la juventud para convertirse en adultos de golpe, supervivientes en una España convertida en una inmensa prisión, en cuyas calles campaba la miseria, el miedo, la venganza y la hambruna. Durante un año, tanto él como su madre y hermanos, Antonio y Matilde, vivieron de la caridad de sus tíos, unos comerciantes de filiación falangista. Luis, como hijo mayor, tuvo que dar clases de lectura para analfabetos, a cambio de un poco de leche, y trabajó en las calles, levantando el empedrado de la plaza y raspando las paredes del convento de los dominicos, lo que le provocó grandes úlceras en las manos.
Nunca olvidaría la tarde del 21 de septiembre de 1942, en que empezó a trabajar en la fábrica de harinas regentada por Carmelo Borondo, con quien aprendió el oficio de panadero. Eran tiempos de estraperlo y control social. Escaseaban los productos básicos y la autarquía venía a ampliar su castigo sobre las familias de los vencidos. Ese día, tras varios años, la familia pudo comer pan blanco. Y se convirtió de facto en el nuevo cabeza de familia. Luis empezó ganando cinco pesetas y un pan de kilo diario.
El servicio militar le llegó en el peor momento. Su reclutamiento en la Escuela de Aplicación y Tiro de Artillería de Madrid dejó a su familia sin su salario en abril de 1946. En la mili cambió su suerte cuando pudo colocarse en el economato, tras pasar unas pruebas. Desde entonces, estuvo en disposición de enviar a su casa algo de sustento. Soñaba con encontrar trabajo en la capital de España, cuando terminara sus obligaciones militares, y formar su propia familia. Le esperaba en su pueblo su novia, Paquita. En la capital de España pudo demostrar su habilidad con la pintura. Hasta entonces, su única experiencia pictórica habían sido sus carteleras de cine en Almagro. Pero le faltaba práctica y oficio. Carmelo Borondo le compró la pintura y los pinceles para que pudiera retratar a su abogado, letrado mayor del Consejo de Estado, Fausto Vicente Gella. Vinieron luego otros retratos al círculo de amistades de don Fausto.
Tras licenciarse de la mili, sus sueños de emprender una nueva vida lejos de su ciudad natal se evaporaron cuando Borondo le ofreció arrendar su fábrica en el otoño de 1948. Aquella era una excelente oferta para él, pero duró poco, pues seis meses después del ofrecimiento, decidió venderla a un industrial ilicitano, Vicente Vicente Pérez. La decepción inicial devino en nueva oportunidad, cuando el comprador le ofreció quedarse con él, a cambio de un porcentaje del negocio. Y aceptó. Setecientas cincuenta pesetas mensuales más una participación del 7,5 por ciento de los beneficios. Hacía de todo. Además de contable, compraba el trigo, vendía la harina, la repartía y cobraba a los clientes. Conforme contribuía a aumentar la producción de harina, subía su porcentaje hasta el 12,5 por ciento. Cuando dispuso de ingresos suficientes para casarse, su salud se deterioró. Su mal era más psicológico que físico, fruto de un estrés postraumático; en vísperas de la boda empezó a sufrir ataques de fatiga e hipo que continuaron durante tres años. Llegó a probar tratamientos muy agresivos en la consulta del doctor López Ibor.
Contrajo matrimonio con Francisca Villaverde Fernández el 20 de mayo de 1951 en la Iglesia de la Madre de Dios de Almagro, con la que formó una familia numerosa. Como la guerra le había privado de cursar el bachillerato, que apenas pudo iniciar como alumno libre, se fijó como objetivo que sus hijos pudieran estudiar y alcanzar la meta que el drama familiar le había negado.
Siendo contable de la fábrica de harinas, Luis tuvo una intuición que salvaguardó uno de los iconos patrimoniales de la ciudad de Almagro. El edificio, situado en la calle Franciscas, era el palacio de Juan de Juren, delegado de los Függer en Almagro, y su bella portada renacentista impedía pasar los camiones a su interior, por lo que peligraba. Le propuso a Vicente Vicente trasladarla a su vivienda, situada en la calle de las Nieves, piedra a piedra. Y así se hizo en 1955. En la actualidad, es uno de los atractivos turísticos más visitados de la ciudad.
Por esos años conoció al nuevo párroco de San Bartolomé, don Pedro Carmona, con quien trabó cierta amistad a pesar de sus fuertes discrepancias ideológicas. Don Pedro le encargó el cartel del Congreso Eucarístico celebrado en Almagro del 29 de abril al 1 de mayo de 1958 en Almagro. Vino a continuación otro encargo. Un lienzo de grandes dimensiones en el altar mayor de la parroquia, encima de una copia del cuadro de Rivera que, hasta hace poco, se creía que era el martirio de San Bartolomé y que, en realidad, representa el de San Felipe. La temática, el nacimiento de la orden de Calatrava. El propio párroco está representado a la derecha, vestido de caballero de la orden. A la izquierda están los santos. En el centro, la virgen de la Asunción, patrona de la orden. Luis lo pintó en aproximadamente un mes en la terraza del casino de la calle de San Agustín. Tuvo su contrapartida. El cuadro sirvió para que pudiera exhumar de una fosa común los restos de su padre para enterrarlo en un nicho en el cementerio y poder hacerle el duelo, honrar su memoria y rezarle. Lo consiguió en noviembre de 1963. Cuatro décadas más tarde, recibió un nuevo encargo, pero de otro párroco y sin contrapartida alguna: pintó los doce apóstoles en la parte inferior del mismo altar mayor.
Su situación económica mejoraría notablemente en torno a 1965. El dueño de una panadería situada en la calle Extremadura de Ciudad Real se había arruinado y le debía dinero a la fábrica de harinas de Almagro. No tardó Vicente Vicente en proponer a Luis López Condés compartir la propiedad. En lo sucesivo, tendría un tercio del negocio. Compró dos hornos y se puso a estudiar en libros especializados todo lo que debía saber para mejorar la producción. En poco tiempo, la panadería “La Espiga” pasó de consumir ochocientos kilos de harina a mil ochocientos diarios.
En los años setenta, su interés para aumentar los precios del pan en la provincia de Ciudad Real le llevó a dar el salto a la representación empresarial. Encontró como aliado a Emilio Madrid Jorreto, paisano suyo. Sus padres respectivos habían estado enfrentados durante la guerra civil. Lejos de guardarse rencor, mantuvieron una excelente relación profesional durante casi dos décadas, en defensa de los intereses de la industria panadera. Luis fue vocal de la Asociación Nacional de Industriales Panaderos (1976) y vicepresidente de la Asociación Provincial de Fabricantes de Pan (1982). Emilio Madrid fue presidente de la Confederación de Empresarios de Panadería (CEOPAN).
López Condés comenzó su actividad política a una edad avanzada, ya muerto el dictador, como homenaje a su padre. Aunque sus afinidades políticas estuvieron al principio con el Partido Socialista Popular de Tierno Galván, se afilió al PSOE en 1978, con la unificación de los socialistas. En 1983 se presentó como número 2 de la candidatura socialista al ayuntamiento de Almagro y, al resultar la lista ganadora, con mayoría absoluta, ejerció como teniente de alcalde del primer consistorio socialista de la ciudad, presidido por Bibiano Ramírez Aldavero, un militante histórico del PSOE, natural de Puertollano y represaliado por el franquismo, cuya pena de muerte le había sido conmutada.
La enfermedad de Ramírez (que moriría en 1988), situó a Luis López como candidato a la alcaldía en las siguientes elecciones. Amplió la mayoría absoluta socialista en 1987, con el 55,67 por ciento de los votos y ocho concejales de un total de trece. Y mejoró sus resultados en 1991, con el 65,45 por ciento de los sufragios y nueve concejales. Su popularidad se la había ganado durante muchos años. Atendía a menudo en su casa, de manera desinteresada y altruista, a paisanos que necesitaban asesoramiento sobre bajas laborales, pensiones o seguros y gestionaba trámites administrativos variados. También en estas cuestiones fue autodidacta.
Entre sus principales logros como teniente de alcalde (1983-1987) y como alcalde (1987-1991 y 1991-1995) se han destacado los siguientes: la revitalización e impulso del festival de Teatro Clásico de Almagro (pasándolo de septiembre a julio); la inauguración del Museo Nacional del Teatro, del Centro de salud, de la Escuela-Taller, de la Universidad Popular y de la piscina municipal; la creación de las mancomunidades de municipios del Campo de Calatrava y de Almagro-Bolaños para la gestión de la depuración de aguas residuales, así como del consejo regulador de la denominación de origen berenjena de Almagro; la mejora de la fisonomía de buena parte de sus calles y rondas y la peatonalización de su plaza mayor; la resolución del problema de abastecimiento de agua que, en veranos anteriores, obligaba a repartirla con cisternas; e inició una línea de colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha y, en particular, con su rector, Luis Arroyo Zapatero. También se preocupó por mostrar cercanía con sus vecinos, abriendo las puertas de su despacho. Y se popularizó su imagen circulando por las calles montado en su bicicleta.
Compatibilizó su labor municipal con otros cargos representativos. Como diputado regional en la Iª legislatura de las Cortes de Castilla-La Mancha (del 23 de octubre de 1983 al 2 de julio de 1987) y como senador por Ciudad Real en la III legislatura (del 21 de noviembre de 1987 al 2 de septiembre de 1989). Sustituyó, en ambos casos, a quienes habían figurado en las listas como titulares: respectivamente, a Javier Martín del Burgo, que había renunciado a las Cortes regionales para tomar posesión como presidente de la diputación de Ciudad Real, y a Emilio Castro Palomares, sindicalista de la UGT, que dimitió como senador por las discrepancias orgánicas mantenidas en esos momentos entre los dirigentes de su sindicato y el gobierno socialista.
Como diputado regional fue vocal del grupo parlamentario socialista, vicepresidente de la comisión no permanente para el estudio de la repercusión en Castilla-La Mancha de la liberalización del mercado del trigo (desde el 13-06-1984 hasta el 16-04-1986) y de la comisión de industria, comercio y turismo y secretario de la comisión de economía y hacienda y de la comisión de investigación sobre las Tablas de Daimiel.
Como senador fue vocal de las comisiones de trabajo y de suplicatorios. Tras mantener ciertas discrepancias políticas con algunos de los dirigentes provinciales y regionales de su partido, en las elecciones de 1989 fue desplazado a última hora de la candidatura al Senado por Elena Flores, responsable entonces de las relaciones internacionales del PSOE.
Nunca antepuso su militancia política a otras consideraciones personales. En las elecciones regionales de 1991, fue a saludar en calidad de alcalde de Almagro a un candidato amigo suyo, Isidro Sánchez, que representaba a un partido que competía con el suyo, Izquierda Unida, en un mitin organizado en la localidad. Cuando vio la soledad del candidato al iniciarse el acto, se quedó para escucharlo y acompañarlo. Se retiró de la vida política cuatro años después, al cumplir 70 años, para dedicarse a cuidar a su mujer hasta que esta murió, en octubre de 2006.
En su última etapa vital pudo cultivar sus mayores pasiones, la lectura y, sobre todo, la pintura, mientras la vista se lo permitió. Y ejerció algunos cargos representativos, como presidente del Centro de Mayores de Almagro y luego como presidente del comité local del PSOE.
Luis López Condés hizo de su vida un ejercicio de salvaguarda de la memoria de su padre que, en su opinión, equivalía a reivindicar la memoria de la República. Lo que no contradecía su apología de la reconciliación. El 28 de febrero de 2016 recibió un homenaje por su trayectoria personal y política en el teatro municipal de Almagro (que había sido rehabilitado tres décadas antes, cuando él era teniente de alcalde), organizado por las Juventudes Socialistas. En su intervención dijo que «en política hay que olvidar tiempos pasados, huir del odio y rencor y trabajar por el bien común». La cadena Ser de Ciudad Real resumió el acto con un juego de palabras que enlazaban la vocación pública del padre y del hijo: «Luis López Condés, maestro de la política».
Murió de un infarto fulminante al atardecer del 11 de mayo de 2019. Tenía 94 años. Horas antes, lo habían visitado algunos de sus hijos, nietos y biznietos. Su familia –decía habitualmente— era su mayor patrimonio. Su cuidadora le acababa de leer, como lo venía haciendo durante semanas, unos pasajes de El ventanuco, el relato microhistórico basado en la vida de su padre: ese día se quedó en la página en que se refería al cuadro que él mismo había pintado para exhumar los restos de su padre. Al día siguiente, esa misma obra actuaba de testigo de su funeral en la parroquia de san Bartolomé.
Al enterarse de su muerte, quien había sido uno de sus sucesores en la alcaldía almagreña, Luis Maldonado Fernández de Tejada, publicó en su página de Facebook el mejor epitafio que puede hacer un rival político. Un medio de comunicación, El digital de Castilla-La Mancha se hizo eco y lo tituló «¿Qué ha dicho un exalcalde del PP sobre el excalde del PSOE que acaba de fallecer?». Así rezaba el post de Maldonado:
«Ha fallecido Luís López Condés, alcalde que fue de Almagro de 1987 a 1995. Aunque políticamente muy distintos debo reconocer que fue de las personas que mejores consejos me dio en mi etapa de alcalde. Tuvimos muy buenas conversaciones dejando al margen la política y pensando únicamente en Almagro. Una vez me dijo: “Luis tenemos dos cosas en común, que nos llamamos igual y que el amor por nuestro pueblo lo ponemos por encima incluso de nuestros partidos”. Y tenía toda la razón. Mi más sentido pésame a su familia. Descanse en paz».
Otro diario provincial, Lanza, tituló la noticia sobre su fallecimiento de manera certera: «López Condés, el socialista que nunca dejó de mirar Almagro con ojos de alcalde».
Bibliografía:
- Castellanos López, José Antonio, Los diputados regionales de Castilla-La Mancha. Construcción y consolidación de una autonomía (1982-2019), Cuenca/Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha/Cortes de Castilla-La Mancha, 2020, pp. 432-433.
- Requena Gallego, Manuel, Diccionario biográfico de los parlamentarios de Castilla-La Mancha, 1977-2007, Albacete, Altabán, 2013, pp. 222-223.
- López Villaverde, Ángel Luis, El ventanuco. Tras las huellas de un maestro republicano, Toledo, Almud eds. de CLM, 2018 (2ª ed., 2020), pp. 339-350.
Referencias:
- “Ramírez Aldavero, Bibiano”, Diccionario biográfico del socialismo español, Fundación Pablo Iglesias. https://fpabloiglesias.es/entrada-db/ramirez-aldavero-bibiano/
- “Luis López Condés”, https://www.cortesclm.es/web2/paginas/detalle_diputadoOld.php?id=175
- “Luis López Condés”, https://www.senado.es/web/composicionorganizacion/senadores/composicionsenado/fichasenador/index.html?lang=es_ES&id1=10845&legis=3
- “Luis López Condés, maestro de la política”, http://cadenaser.com/emisora/2016/02/29/ser_ciudad_real/1456734986_327491.html
- “¿Qué ha dicho un exalcalde del PP sobre el excalde del PSOE que acaba de fallecer?”, https://www.elespanol.com/eldigitalcastillalamancha/opinion/la-pregunta/20190514/dicho-exalcalde-pp-excalde-psoe-acaba-fallecer/398211673_0.html