Concepción Majano Araque nació en Villasequilla (Toledo) el 17 de diciembre de 1891. No tenemos noticias sobre su familia ni sobre sus estudios iniciales, aunque si parece que al acabar su carrera de Magisterio quedó vinculada a la Escuela Superior de Magisterio de Madrid; desde allí, en 1913, se trasladó a Mallorca, a la Normal de Maestras, donde el año siguiente ocuparía la Secretaría interina. Según Jaume Oliver era joven y moderadamente liberal cuando llegó pero en poco tiempo se convertiría en referente del buen hacer de la Normal de Maestras: organizaba excursiones, recorría con sus alumnas la Palma Monumental, es decir abría al cambio de la tradicional enseñanza de maestras en España.
A comienzos de los años veinte ya está instalada en Logroño donde pasaría uno de los periodos más activos de su vida y donde se concentró su vínculo fundamental con la JAE. En los más de diez años que fue profesora de la Normal de Logroño pidió en repetidas ocasiones una pensión para estudiar en países de lengua francesa (Francia, Bélgica y Suiza) distintos aspectos relacionados con la Pedagogía: “visitar establecimientos de primera enseñanaza para estudiar en ellos la organización escolar” (1922), visitara la “Maison des petits” del Instituto Rousseau de Ginebra y institución Decroly de Brauselas (1927 y 1928), “estudiar en la práctica los medios encaminados a desarrollar en los niños el espíritu de confraternidad y de amistad internacional” (1929 y 1930) con el objeto de despertar en los escolares los sentimientos de paz y solidaridad; estudiar con el Dr. Piaget en Ginebra en las investigaciones que hace sobre el espíritu infantil. Ninguna de esas peticiones le fue favorable, no obstante en ese tiempo Concepción Majano, por su cuenta hizo dos estancias, una en Francia y otra en Suiza para perfeccionar su francés y para acercarse a esos campos de su interés.
Durante su estancia en Logroño se significó por ser abanderada del movimiento de renovación pedagógica y del progresismo en general. Formó parte, como vicepresidenta, de la Junta directiva del Ateneo Riojano desde donde organizaban conferencias, conciertos, funciones teatrales y exposiciones. Ella misma impartió una de las conferencias en 1928 que adjuntaría a su petición de pensión en 1928 y que se centraba en uno de sus intereses por aquel entonces, “A la paz por la escuela”.
Ya en Madrid, en la Escuela Normal de Maestros, en 1931, obtiene premio a su tesón y la JAE le concede la pensión para aprender en el entorno del Dr. Piaget en Ginebra. En Madrid pronto ocupó el cargo de subdirectora de la Normal (ABC, 20-2-1932) y esa responsabilidad le impidió aprovechar su beca ese año. Estaba prevista su salida en abril pero el día 5 de ese mes tuvo lugar un grave enfrentamiento entre afines a la FUE, cuya sede estaba en la propia Normal, y otros detractores. Hubo agresiones físicas y varios lesionados. Como subdirectora Concepción Majano tuvo que estar en los Consejos de disciplina que abrieron expedientes y sancionaron a dos de los alumnos que tuvieron mayor participación en los altercados (Siglo Futuro, 30-4-1932).
Volvió a obtener una nueva concesión en la convocatoria de 1934 (en esta ocasión pedía además de la vinculación con el Dr. Piaget, una ampliación vinculada a la actividad del Dr. Wermeyler en Bélgica). Pero nuevamente la suerte le fue esquiva pues ese año el Ministerio de Instrucción Pública no concedió permisos para el comienzo del curso 1934-35 que es cuando proyectaba su viaje.
Por fin, en abril de 1934, pudo cumplir su deseo desde hacía más de diez años. Se matriculó en varios cursos de sus admirados Piaget y Bovet en el Instituto de Ciencias de la Educación de Ginebra y se integró en laboratorio de Sicología investigando en el tema “asociación de ideas” y proyectando trabajar también en la investigación “Trabajo y fatiga”. Solo estuvo dos meses (entre el 24 de abril y el 24 de junio) e intentó completar los que le faltaban en octubre o a comienzos de 1936.
En 1935 fue miembro de la selecta Comisión para la Reforma Escolar que se nombró en febrero de ese año y que debía proponer al ministro las normas pedagógicas para la reorganización interna de escuelas primarias, bases de redacciones didácticas, planes de estudio, etcétera. Además del director General de primera enseñanza, estaban 11 vocales, entre ellos María de Maeztu, del Consejo Nacional de Cultura, Luis de Hoyos de la Sección Pedagógica de la Universidad Central, Lorenzo Luzuriaga de la Secretaría Técnica del Ministerio Antonio Ballesteros, Inspector general de primera enseñanza , Ángel Rego, del Museo Pedagógico Nacional y Concepción Majano. Esto da idea del prestigio que había adquirido la profesora Majano poco antes de empezar la guerra.
Las últimas noticias de la relación de Concepción Majano con la JAE son su renuncia a disfrutar los meses de pensión que le faltaban “hasta que el régimen económico de la Junta o el suyo personal se lo permitiese…” Un breve memorando económico de sus gastos en la anterior estancia lo justificaba: había gastado 794 pesetas en matrículas y 633 más en pagar la modesta pensión, servicios incluidos, en la que se alojó; esa suma, sin contar los gastos de tranvía ni material necesario para sus cursos, era muy superior a la pensión que recibía de la JAE.
No hay noticias de que antes de la guerra pudiese disfrutar de esos meses pendientes. En realidad ya no hay noticias suyas, la guerra borró su rastro y su destino. En realidad si conocemos una última referencia impresa, la del BOE de 16 de julio de 1940 que anunciaba la vacante de su plaza.
