Manuel Requena Gallego nació en Santa Ana, Albacete, el 27 de diciembre de 1949. Ávido lector e inquieto por naturaleza, desde muy joven experimentó la vocación docente compaginada con un acendrado interés por el estudio de su entorno. Con este bagaje, será la influencia de su mejor amigo, Onésimo Juncos Rabadán, la que terminará determinando su futuro profesional cuando, junto al que posteriormente llegaría a ser Catedrático de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela, con el que compartirá piso durante su carrera universitaria, decida marchar a Barcelona para cursar estudios de Filosofía y Letras en su recién creada Universidad Autónoma.
Fundada en junio de 1968, la Universidad Autónoma de Barcelona era en aquellos momentos –postrimerías del franquismo – un hervidero de agitación política e inquietud intelectual. La ciudad vivía en esos años bajo el influjo de la ‘Gauche Divine’, inmortalizada por la simpar fotógrafa ‘Colita’, y en las aulas del Campus de Bellaterra profesores y alumnos intentaban colocar los cimientos de un nuevo modelo universitario, respetuoso con los principios básicos de autonomía, participación y compromiso social, en consonancia con esa atmósfera de tolerancia y las movilizaciones políticas y sindicales de la época. Este hecho, junto al ambiente marxista que se respiraba en sus facultades y departamentos, terminaría chocando con el autoritarismo del régimen franquista, agudizado tras la declaración del estado de excepción de 1969 y el incremento de la agitación obrera y estudiantil, provocando un clima de unidad entre estudiantes y profesores –especialmente entre los denominados profesores no numerarios, bautizados gremial y popularmente como los “penenes”- que terminaría desembocando en la redacción del Manifiesto de Bellaterra (1975), germen de una futura universidad pública catalana en democracia.
Es en esa atmósfera de ebullición de ideas, en la que se entremezclaban el rechazo al autoritarismo y al puritanismo franquistas y un creciente y activo compromiso político y social, donde el joven aprendiz de historiador vivirá sus años de formación. En las bulliciosas aulas de las destartaladas instalaciones de la Facultad de Letras Manuel Requena tiene la oportunidad de asistir a las clases de maestros como José Enrique Ruiz-Doménec, introductor en España de los métodos de la llamada “Nouvelle Histoire”; Miquel Barceló, el medievalista que acuñará el concepto de “exterminio de la cultura andalusí” para referirse al proceso de conquista impulsado por los reinos cristianos en la Península Ibérica; el economista Antoni Serra Ramoneda o el filólogo Francisco Rico, historiador de la literatura y experto en el Quijote, mientas fuera, en la calle, toma el pulso a una sociedad en proceso de cambio y perfila su compromiso antifascista. Son años de coqueteo con el PSUC, por aquel entonces partido líder de la lucha antifranquista entre las organizaciones de la izquierda catalana; de convivencia estrecha con los exiliados latinoamericanos que arriban a la Ciudad Condal tras la oleada golpista que inaugura los años setenta en los países del Cono Sur, y de educación sentimental, en una sociedad que lucha por desembarazarse del férreo e hipócrita corsé moral impuesto por la dictadura. Pero es, sobre todo, un tiempo de instrucción como estudioso de una época –la denominada Edad Contemporánea – y de un espacio geográfico y cultural -La Mancha- que muy pronto acotarán sus áreas de interés.
En 1977 comienza a trabajar como profesor de Historia de Enseñanza Media en el Colegio “Estudios Burgos” de la capital catalana, donde coincidirá, entre otros colegas, con el pintor jiennense Antonio Hervás Amezcua, que años más tarde ilustraría las portadas de algunos de sus libros. Tres años más tarde, en 1980, presenta su tesina sobre los sucesos de Yeste en la primavera de 1936, un estudio innovador sobre las agitaciones campesinas en la España de la Segunda República, publicado en 1983 por el Instituto de Estudios Albacetenses bajo el título Los sucesos de Yeste (mayo 1936), y que pronto se convertiría en un estudio de referencia dentro de la incipiente historiografía castellano-manchega.
En 1985 abandona la enseñanza secundaria y comienza a trabajar como Profesor Asociado en la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Barcelona, donde cursa los estudios de Doctorado y redacta su tesis doctoral bajo la dirección del profesor Nazario González González, que presenta en octubre de 1989 con el título Partidos, elecciones y elite política en la provincia de Albacete, 1931-1933, y que recibe la calificación de Apto cum Laude por unanimidad.
Ese mismo año, opta por dar un nuevo giro a su trayectoria profesional y vital, incorporándose, primero, como Profesor Asociado y, al curso siguiente, como Profesor Ayudante del área de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Castilla-La Mancha en el campus de Albacete. Se trata, sin embargo, de un mero paréntesis académico. En el otoño de 1991 obtiene una plaza de Catedrático Interino de Escuela Universitaria de Historia Social del Trabajo en la Escuela de Graduados Sociales de Albacete, y dos años más tarde, ya mediante concurso-oposición, la Cátedra de Historia Contemporánea de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Albacete, cargo que ostentará hasta su jubilación en 2017.
En la capital manchega publica su estudio De la Dictadura a la II República. El comportamiento electoral en Castilla-La Mancha (1993), coordina los volúmenes que integran la Historia de la Diputación de Albacete (1993) y edita, junto al sociólogo Juan de Dios Izquierdo Collado, el Atlas electoral de Castilla-La Mancha 1976-1993 (1994). Y, a nivel regional, participa de una de las iniciativas culturales más destacadas de la historia de esta comunidad autónoma, como miembro del consejo de redacción de la revista Añil: Cuadernos de Castilla-La Mancha desde la aparición de su primer número, en junio de 1993.
Pero la atención de Manuel Requena lleva tiempo centrada en la consecución de otro objetivo. Consciente de la importancia de las Brigadas Internacionales como movimiento internacionalista antifascista y del papel, crucial, que la ciudad de Albacete desempeñó en la configuración de esas unidades militares –una temática hasta entonces escasamente abordada por la historiografía española–, sus múltiples lecturas sobre esta cuestión, sus contactos con antiguos brigadistas y diferentes asociaciones y grupos memorialistas y su fino instinto de historiador van perfilando, poco a poco, el que será su gran tema de estudio y, sin duda alguna, la meta más ambiciosa de su carrera profesional, la creación de un centro de estudio y documentación dedicado al estudio de los denominados Voluntarios de la libertad en la ciudad donde tuvieron su base entre octubre de 1936 y abril de 1938.
Los inicios de este proyecto no fueron, ciertamente fáciles. Manuel Requena aún residía en Barcelona cuando, junto al también historiador y archivero Francisco Fuster Ruiz, concibió el primer proyecto para fundar en Albacete un centro de documentación encargado de potenciar los estudios referidos a las Brigadas Internacionales y reunir la documentación existente sobre las mismas. Una iniciativa que tomó cuerpo el 22 de septiembre de 1989 con la creación del CEDOBI en el seno del Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel, dependiente de la Diputación Provincial.
En 1993, la propuesta había perdido fuelle por diferentes motivos, y Manuel Requena, ya desde Albacete, decidió retomar la iniciativa. Julio de 1996 -fecha del sexagésimo aniversario del intento de golpe de estado que precipitó a España en el marasmo de la guerra civil- estaba cerca, y era sin duda el momento ideal para rendir un merecido homenaje a los antiguos voluntarios internacionalistas antes de que la biología cumpliera su inexorable tarea, y movilizar sinergias que posibilitaran materializar su sueño de un centro universitario dedicado al estudio de las BB II. Su carácter férreo –del que haría gala en otros momentos cruciales de su vida–, su ingente capacidad de trabajo, su facilidad para establecer vínculos de colaboración, tanto dentro como fuera de España, su perseverancia y su entusiasmo contagioso –que pronto le permitió contar con un amplio grupo de colaboradores, voluntarios en su mayor parte, y el apoyo de la Universidad regional y de su entonces Rector, el profesor Luis Arroyo Zapatero– fueron imprescindibles para que la UCLM recogiera el testigo, dando los primeros pasos para la integración del CEDOBI en el organigrama académico. En apenas dos años, Manuel Requena formó parte del círculo fundador, en 1995, de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI) y puso en marcha, junto a los también historiadores Rosa María Sepúlveda Losa y José Manuel Peláez Ropero un proyecto de investigación sobre Albacete como base de las Brigadas Internacionales, que se materializó en el otoño de 1996 en la publicación de un monográfico de la revista Al-Basit y la celebración, entre otros actos, de una exposición dedicada a la presencia de los voluntarios antifascistas en la ciudad de Albacete. Una iniciativa académica que tuvo su corolario en la celebración del emotivo homenaje que la capital manchega rindió a los brigadistas en noviembre de 1996, y que constituyó el primer gran acto dedicado a la recuperación de la memoria histórica en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
El éxito obtenido en los actos de 1996 no fue, sin embargo, suficiente para facilitar la institucionalización de un proyecto que el profesor Requena había asumido como un reto personal. Las largas jornadas de trabajo y su insatisfacción por la evolución del Centro al que había dedicado prácticamente su vida terminaron por pasarle factura. En 1999 se vio obligado a frenar su ritmo de trabajo, tras ser intervenido de un aneurisma y verse forzado a un alejamiento temporal de sus tareas académicas. Su fuerza de voluntad fue, una vez más, su mejor aliada a la hora de hacer frente a la adversidad. Recuperado de sus problemas de salud, regresó a sus tareas académicas con el mismo ímpetu que le caracterizaba y sin cejar un ápice en sus propósitos, que vio finalmente cumplidos el dos de octubre de 2003 cuando, por acuerdo de la Junta de Gobierno de la UCLM, se creaba en su seno el Centro de Documentación de las Brigadas Internacionales y se le encargaba su dirección, cargo en el que permanecería hasta el año 2009.
Su renacer vital vino acompañado de un vigoroso resurgimiento académico, que en poco tiempo hizo del centro manchego un referente de la investigación sobre la guerra civil a nivel internacional. Un proceso que tan solo interrumpió el súbito fallecimiento en septiembre de 2008 de su discípula y fiel colaboradora en la gestión del Centro, la profesora Rosa María Sepúlveda Losa. Unos meses más tarde, Manuel Requena abandonaba la dirección del CEDOBI, dejando atrás una ingente tarea organizativa y un rico corpus de investigación asumido por la UCLM y la Diputación Provincial de Albacete tres años más tarde, tras la creación de un centro mixto de investigación.
Tras su salida del CEDOBI, acechado por diferentes problemas de salud, Manuel Requena se refugió en la preparación de una nueva edición de su Diccionario Biográfico de Parlamentarios de Castilla-La Mancha, 1977-2007, publicado por Altaban en 2013, sin abandonar, por supuesto, el que había sido el tema por excelencia de su trayectoria como investigador, al que dedicó, durante los últimos años de su vida, y ente otros trabajos, un monográfico para la revista Studia Histórica. Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca (2014), y un estudio en formato audiovisual sobre la figura del médico catalán Josep María Massons i Esplugas (2013). En la primavera de 2016, junto al entonces Presidente del Ateneo albacetense, Tomás Mancebo, impulsó un nuevo grupo de trabajo para honrar a los brigadistas con motivo del ochenta aniversario de la guerra civil, propiciando, además, el depósito del fondo fotográfico del profesor sevillano Francisco Morilla Gorgillo sobre la guerra y las Brigadas Internacionales en los archivos del CEDOBI tan solo unos días antes de recibir, el día 7 de diciembre de ese mismo año, un homenaje por su encendida defensa del patrimonio histórico albacetense y su labor al frente del Centro de Documentación de las Brigadas Internacionales en el Centro Cultural La Asunción de la capital manchega, junto a José María López Ariza, Francisco Fuster Ruiz y Luis Fernando Rovetta Kleiver. Un reconocimiento necesario para una figura poliédrica, pero siempre movida por una profunda coherencia, el amor, sincero, por la tierra que le vio nacer (y morir) y su pasión por la docencia y la investigación.
Bibliografía:
- Los sucesos de Yeste (mayo 1936), Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1983.
- Partidos, elecciones y elite política en la provincia de Albacete, 1931-1933, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, Albacete, 1991.
- De la Dictadura a la Segunda República El comportamiento electoral en Castilla-La Mancha, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1993.
- “Albacete base de las Brigadas Internacionales”. Número monográfico de la revista Al-Basit. Revista de Estudios Albacetenses. Albacete, noviembre de 1996.
- Del afianzamiento del republicanismo a la sublevación militar. Albacete 1931-1936, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 2005.
- Diccionario Biográfico de los Parlamentarios de Castilla-La Mancha 1977-2007, Albacete, Altaban, 2013.
- Josep María Massons, Cirujano solidario y humanista. DVD. Albacete, 2013.