María del Carmen Ibáñez e Ibáñez nació en Mula (Murcia) en 1895. Era hija de don José María Ibáñez Ruiz, escribano del ayuntamiento y del juzgado de la ciudad, y de Carmen Ibáñez Abellán, maestra en esta ciudad. Carmen Ibáñez Ibáñez comenzó a estudiar piano desde los siete años de edad, posiblemente con su madre o con profesores de música de la localidad.
Cuando contaba con diez años falleció su padre y desde ese momento se trasladó a Murcia junto a su familia. En esta capital provincial continuó sus estudios musicales, en la Academia de Santa Cecilia, considerada como el antecedente del conservatorio de música de la ciudad, creado años más tarde. Aquí recibió clases de canto con don Antonio Ramírez Pagán y de piano con don Pedro Muñoz Pedrera. Asimismo, durante su estancia en Murcia ofreció conciertos en el Círculo Católico de Obreros de Murcia.
A los doce años de edad ingresó como alumna libre en el Real Conservatorio de Música de Madrid, y estuvo estudiando piano en esta ciudad entre los años 1907 y 1909. Precisamente, durante su último curso se presentó al concurso musical infantil, organizado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, consiguiendo el segundo premio, tras competir con el eminente pianista José Cubiles. Igualmente, en esta ciudad ofreció algunos recitales de piano para el público y conoció a músicos destacados del momento, que fueron nombrados por ella en sus posteriores publicaciones sobre compositores e intérpretes españoles.
Transcurridos unos años, Carmen Ibáñez continúa sus estudios en el conservatorio de esta ciudad, como alumna oficial. Desde este momento, cursó las asignaturas de solfeo, armonía y composición con diferentes profesores, como Tomás Coronel, Emilio Serrano, Valentín Arín Goenaga, Pedro Fontanilla, siendo José Tragó su profesor de piano. En 1913 finalizó su carrera con una calificación de sobresaliente, regresando posteriormente a Mula junto a su familia.
Carmen Ibáñez fue consciente de la dificultad que tenían las mujeres de la época para trabajar en la interpretación o como profesora de conservatorio, por lo que decidió dedicarse a la docencia, al igual que lo hizo su madre anteriormente. De esta forma, comenzó a trabajar como profesora de música en la Escuela Normal de Maestras de Murcia en 1915. En esta ciudad pudo interpretar algunos recitales públicos y en algunos de ellos compartió escenario con grandes músicos murcianos, como fue el caso del organista de la Catedral de Murcia, don José Carrasco Benavente. Posteriormente, fue nombrada socia honoraria de la Sociedad del Círculo Católico Artístico de Murcia, organización que la premió por sus dotes musicales y la incluyó dentro del cuadro de honor de la misma.
Dos años más tarde se presentó a la oposición de maestra de música de la Escuela Normal de Maestras de Albacete, consiguiendo la plaza por unanimidad del tribunal en enero de 1917. Desde esta fecha se fue a vivir a Albacete, y en esta ciudad retomó las interpretaciones públicas, como las que ofreció en el Casino Primitivo y en el Círculo de Bellas Artes de Albacete.
Por otra parte, se aventuró a escribir artículos en la prensa de su ciudad natal, donde manifestó la importancia que tenía la enseñanza musical en la cultura humana, la riqueza de la música popular española y el papel fundamental que tenía las mujeres en nuestra sociedad. Asimismo, opinaba que la mujer solamente era inferior al hombre en la fuerza física, pero ambos sexos eran iguales en inteligencia. Sus escritos en la prensa fueron adelantados para una mujer de esa época, provocando una discusión periodística y que pusieron en cuestión sus reivindicaciones.
En uno de sus conciertos conoció al violinista Luis María Sánchez, hijo de Francisco Javier Sánchez, Secretario de Gobierno de la Audiencia Territorial de Albacete y autor de la primera historia de Albacete. Poco tiempo después, ambos contrajeron matrimonio y fueron padres de cuatro hijos. Desde este momento y tras formar una familia, Carmen Ibáñez dejó la interpretación pública, aunque comenzó a realizar sus primeras composiciones.
En 1923 quedó desierta la plaza de música de la Escuela Normal de Maestros de Albacete, siendo ocupada por Carmen Ibáñez, momento en el que fue nombrada catedrática de ambas escuelas normales de la ciudad. Al mismo tiempo, durante este año, propuso al claustro de la Escuela Normal de Maestras de Albacete la práctica musical en la propia Escuela Normal y en la Escuela Graduada aneja a esta, empleando la música popular, especialmente la albaceteña.
Esta profesora de las escuelas normales de Albacete realizó algunos métodos didácticos que seguían las tendencias pedagógicas de Pestalozzi, y que consiguió publicar en Albacete. Estos libros estaban dirigidos a la enseñanza musical de los futuros docentes y a la preparación de oposiciones a la Escuela Normal, ofreciendo pautas para la enseñanza musical de los párvulos y niños de los primeros cursos educativos. Además, algunos de ellos coinciden en las ideas pedagógicas de Zoltán Kodály, sobre la utilización de melodías folclóricas para la enseñanza, y con el modelo de Émile Jaques-Dalcroze de utilizar la enseñanza corporal junto a la musical. El primer libro publicado por Carmen Ibáñez fue Metodología. Enseñanza de la Música en las Escuelas Primarias. Apuntes sobre Música, editado en 1926. Dos años más tarde volvió a publicar su libro más otros, como Músicos españoles del siglo XIX y Método autógrafo de Solfeo, dividido en dos cursos. En 1930, Carmen Ibáñez escribió dos folletos con la intención de complementar las carencias encontradas en sus libros anteriores, llamados Complemento a la teoría del primer curso y Complemento a la metodología del segundo curso. Años más tarde, entre 1930 y 1931, escribió el libro La música en la escuela.
Carmen Ibáñez, como seguidora de los pensamientos de la Escuela Nueva, reclamó la presencia de un objeto educativo dirigido a la enseñanza musical y que cautivase a los niños, tal y como propuso Pestalozzi y había sido empleado anteriormente en otras disciplinas, como las matemáticas. Ante esta carencia, Carmen Ibáñez inventó en 1928 el Rigo-Móvil Ibáñez, un estuche que contiene un pentagrama metálico el que se pueden insertar figuras musicales metálicas, y sobre estas se colocan piezas de madera de diferentes colores y con el nombre de las notas musicales. Gracias a estas piezas de colores los niños se divertían con este objeto, siendo su aprendizaje considerado como un juego. Otra ventaja de este invento fue su idoneidad en la enseñanza de alumnos con problemas de audición, ya que posibilitaba su aprendizaje musical de forma intuitiva. Efectivamente, los alumnos pueden intuir la altura musical en el Rigo-Móvil tras colocar las fichas de madera en sus correspondientes líneas o espacios aunque no escuche los sonidos, debido a la relación existente entre las vibraciones del color y las vibraciones del sonido. Como consecuencia de esta novedad pedagógica el Rigo-Móvil fue adquirido como instrumento educativo por el Colegio de Sordo-Mudos de Madrid, fue expuesto en el Pabellón de Murcia y Albacete de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y fue adoptado en el Conservatorio de Música de La Habana. Asimismo, en 1930 publicó Nuevo sistema pedagógico-musical. El ideal de la música en la escuela primaria. Su enseñanza por medio del método Rigo-Móvil, que sirvió como manual educativo de este invento, dirigido a los docentes de música. Dos años más tarde volvió a publicar un nuevo tratado sobre su metodología e invento, titulado La intuición musical. Los nuevos sistemas de enseñanza. Sin embargo, el mantenimiento de la patente del Rigo-Móvil tenía un coste elevado para Carmen Ibáñez, lo que dificultó su difusión, y que se agravó con la llegada de la guerra civil española.
Carmen Ibáñez quiso poner en práctica la teoría musical mediante la interpretación práctica. Para ello, creó y dirigió una coral compuesta por sus alumnos y alumnas de ambas escuelas normales donde trabajaba, junto a las voces blancas de los niños de las escuelas anejas a la normal. De esta forma, profesores y alumnos aprendían en conjunto mediante el canto, siendo este método de aprendizaje novedoso en España. Este Orfeón Escolar, nacido en 1926, llegó a difundir en Albacete nuevos repertorios de la música popular, procedente de cancioneros españoles, o la de grandes compositores del siglo de oro español, clásicos y románticos, tanto nacionales como europeos. Posteriormente, el Orfeón Escolar de Carmen Ibáñez pasó a denominarse Coral Normalista, y tras la guerra civil española se convirtió en el Coro de la Escuela de Magisterio de Albacete, siendo la agrupación musical más importante de la ciudad junto a la Banda Municipal.
La profesora de música consideró que su formación musical en el Conservatorio de Madrid no era suficiente para su función como catedrática de música en las dos Escuelas Normales, por lo que cursó Magisterio, finalizando en 1928. Al año siguiente, Carmen Ibáñez acogió en su casa a su prima, la cartagenera Carmen Conde Abellán, para que pudiese acabar su carrera de Magisterio en Albacete. Durante la Segunda República, Carmen Ibáñez impartió cursillos a los maestros rurales y fue reclamada por el Ministerio de Instrucción Pública para dar su punto de vista en los cursillos de información metodológica sobre los contenidos educativos de las Escuelas Normales. También fue miembro fundador de la “Asociación de Profesores especiales de Francés, Música y Dibujo de las Escuelas Normales del Magisterio Primario”.
En 1940 se organizó un Congreso Extraordinario para la consolidación del Sindicato Español Universitario en Albacete, en el que Carmen Ibáñez participó, al estar vinculada a la Sección Femenina, y debido a su condición como profesora de la Escuela Normal de Maestras de Albacete. Años más tarde, en 1949, Carmen Ibáñez, junto a Isabel Fresno, regidora de Cultura de la Sección Femenina, se dirigieron al Presidente de la Diputación para presentar una propuesta para la creación de un Conservatorio Oficial de Música en Albacete. Tras la creación del conservatorio de Albacete, Carmen Ibáñez remitió una carta dirigida a las altas autoridades educativas y gubernamentales, exponiendo su disconformidad por el nombramiento del profesorado de este conservatorio, ya que poseían menos méritos académicos que ella, cuando ella tuvo verdadero protagonismo en su creación. No obstante, Carmen Ibáñez no perdió su vínculo con el conservatorio de Albacete, interpretando con el piano algunas de sus composiciones, junto a la cantante Concepción Fernández-Cordero.
Por otra parte, Carmen Ibáñez Ibáñez comenzó a recopilar la música tradicional albaceteña desde su llegada a Albacete en 1917, aspecto que contribuyó a que fuese nombrada posteriormente como asesora e instructora de la Sección Femenina Provincial de Albacete. Asimismo, a pesar de ser mujer, se atrevió a recorrer la provincia de Albacete durante los primeros años de posguerra para recopilar la música popular. Para ello se sirvió de la movilidad de las Cátedras Ambulantes para entrevistarse con personas que aún conocían la música popular que se interpretaba en sus pueblos, transcribiendo esta información en notas y pentagramas y, en algunos casos, las grabó con magnetófono. Además, quiso emplear estas melodías en los festivales anuales de música organizados por la Sección Femenina, de los que consiguió llevar a sus coros a los primeros puestos provinciales, de sector territorial y nacionales. Tras años de estudio, concluyó su primer volumen del Cancionero de la Provincia de Albacete en 1952, siendo uno de los más antiguos realizados por una mujer en España. También realizó un segundo volumen, en el que contó con la ayuda del músico Antonio Granero Zaldivar, colaborador del Instituto Español de Musicología, aunque estas partituras no se llegaron a publicar.
En 1956 tuvo el reconocimiento de ser la séptima profesora especial de música con más antigüedad de España, tras más de cuarenta y tres años dedicada a la docencia. En 1960 llegó el momento de su jubilación, y desde ese momento se desvinculó de la Sección Femenina y del Conservatorio, falleciendo dos años más tarde. En 1964 la Diputación Provincial de Albacete editó el primer volumen del Cancionero de la provincia de Albacete, siendo reeditado en 1984. Asimismo, la asociación Juventudes Musicales de Albacete comenzó a organizar un concurso nacional y anual de piano con el nombre de esta compositora. Por otra parte, como homenaje a Carmen Ibáñez tras su muerte, los Ayuntamientos de Mula y Albacete rotularon alguna de sus calles con el nombre de esta compositora.
Carmen Ibáñez Ibáñez comenzó a componer en 1925, empleando el pseudónimo “Skrienty” para la difusión de sus obras. Llegó a componer una centena de obras, especialmente arreglos vocales, canciones y danzas instrumentales, fox-trot, himnos, impromptus, marchas, misas, nocturnos, pasodobles, rapsodias, sonatas, schottis, tangos, tonadillas, etc. En alguna de ellas empleó la letra de poetas famosos como Rafael Alberti, Vicente Medina y la chilena Gabriela Mistral. Muchas de sus obras quedaron sin editar, mientras que otras fueron publicadas por importantes editoriales nacionales, como la Unión Musical Española. Por otra parte, algunos estudios biográficos han considerado que las obras de Carmen Ibáñez son herederas de la escuela chopiniana en España, a través de las enseñanzas de José Tragó. A este aspecto hay que añadir el empleo de los elementos románticos e impresionistas en sus composiciones, llenos de atrevimientos armónicos, aunque predominaba en sus obras las tendencias nacionalistas y los rasgos regionalistas, heredadas de sus profesores murcianos y madrileños. Asimismo, todos estos estilos musicales los aplicó en los géneros populares españoles y en otros recién llegados a España, como el fox-trot. Tras la Guerra Civil, cambió su forma de componer y se sirvió de las melodías populares de la provincia de Albacete que ella misma recopiló, finalizando la composición en 1958. Debido al número de partituras y calidad compositiva realizadas por Carmen Ibáñez, se la puede situar como la principal compositora albaceteña del siglo XX y una de las principales compositoras nacionalistas españolas no exiliadas.
Bibliografía:
- Jesús López Espín, La compositora Carmen Ibáñez Ibáñez (1895-1962). Vida, pedagogía y obra musical. Tesis doctoral defendida en la Universidad de Murcia el 19-02-2016.
- Jesús López Espín, “La recopilación de la música tradicional de la provincia de Albacete a través de los cancioneros de Carmen Ibáñez Ibáñez”, en Revista de Estudios del Campo de Montiel, nº extra 2 (2018). Actas del congreso celebrado en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) entre el 15 al 17 de julio de 2016 con el nombre de Pedro Echevarría Bravo. Música y etnomusicología en La Mancha.
- Jesús López Espín, Vida y obra de la compositora Carmen Ibáñez e Ibáñez en Albacete, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses “don Juan Manuel”, 2019.
- Jesús López Espín, “Carmen Ibáñez Ibáñez: ejemplo de una compositora de la primera mitad del siglo XX”, en Música y género. Tradiciones heredadas y planteamientos recientes, Murcia, EDITUM. Universidad de Murcia, 2021.