Nació en Madrid en 1884, hija de Carlos Villalba Riquelme y de Luisa Escudero. María quedó huérfana cuando su padre, comandante de Infantería y luego destinado como gobernador militar en Filipinas, falleció allí hacia 1893 a causa de unas fiebres tropicales.
La viuda y los hijos regresaron a su antigua casa en Toledo, donde su madre, Luisa Escudero, conoció al pintor Matías Moreno hacia 1898. Su hija María Luisa empezó a estudiar con él «en su clase especial de Estudios Superiores de Dibujo» y, a partir del primer curso de la en 1902 inaugurada Escuela de Artes y Oficios de Toledo, cerámica con Sebastián Aguado. Por su talento y su empeño no tardó en hacerse alumna predilecta de los dos.
Matías Moreno, primer director del Centro, vivía separado de su mujer, que hacía muchos años le había dejado por otro, y cuando ella murió en 1904 se casó con Luisa Escudero en el mismo año. Así se convirtió en padre político de su alumna María Luisa y los hermanos de ella y juntos empezaron a vivir en el antiguo Palacio de Maqueda, propiedad de él.
En los cursos de los primeros años María Luisa destacó apareciendo entre los premiados o calificados con sobresalientes en dibujo (1903), dibujo, modelado y vaciado, y cerámica (1905) y dibujo, vidriera artística y cerámica (1906).
Cuando murió Matías Moreno en 1906, «dejó sembrada una fuerte amistad entre su hija política María Luisa y Sebastián Aguado, que más tarde terminará en boda…». Después de su boda, en 1909, establecieron su residencia enfrente de San Juan de los Reyes en el Palacio de Maqueda que había recaído en María por el deseo velado de Matías Moreno en su testamento. Tuvieron tres hijos: Sebastián (1910), María Luisa (1911) y José (1919); éste último iba a continuar el camino emprendido por sus padres.
Quizás sea Juan Manuel Pradillo que mejor resume la relevancia profesional de ella:
«María Luisa fue siempre una eficaz colaboradora de su marido, quedando su labor bastante diluida. […]; a ella le atrajo el Art Nouveau ondulante […]. La técnica que prefería era la decoración sobre base de esmalte verde o negro, hecha sobre aplicaciones de oro o plata; piezas con la técnica del ‘chorreado’ que se hace dejando mezclarse los esmaltes a lo largo de la pieza, que presenta vistosas y originales combinaciones, inspiradas en el arte japonés. También hizo modelado con arcilla clara sobre roja, con motivos florales, siguiendo las orientaciones modernistas, aunque inspirada en la cerámica griega.
El ánfora griega de 1904-1906, el jarrón con decoración floral en relieve, el tibor en técnica de engalba negra y blanca sobre el barro rojo, el jarrón y el plato en técnica mixta donde se ven claramente los efectos del ‘chorreado’ atestiguan su maestría muy temprana, un don artístico extraordinario y un estilo muy personal.
Pablo Sanguino me dijo que la producción individual de ella no tiene nada que envidiar a la de su marido o su hijo José Aguado, que han sido tan apreciados, y le doy toda la razón.
Me imagino que la hasta hoy relativamente poca atención a su obra y su persona ha sido por ser mujer.
Además de mantener vivo el taller de su marido después de que él murió en 1933 (con excepción de los difíciles años de la Guerra Civil) siguió el ejemplo de su marido, dando clases de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, difundiendo los conocimientos adquiridos al lado de su marido hasta que se jubiló.
Murió en Toledo, en 1971 con la certeza que su hijo José iba a continuar la tradición familiar con mucho éxito.
Bibliografía
- Juan Manuel Pradillo, Alfareros Toledanos, Toledo, Junta de Castilla La Mancha, Toledo, 1997, Tomo II.
- María Rosalina Aguado Gómez, Matías Moreno, Toledo, Ayuntamiento de Toledo, 1988.
- Rosalina Aguado Gómez y José Aguado Villalba, Sebastián Aguado Villalba, el tesón de un artista, Toledo, Artes Gráficas Toledo, 1995.