Marino Saiz Sánchez nació en 1902 en el pequeño pueblo conquense de Villarejo Sobrehuerta de donde era su padre y donde ejercía como maestro de primera enseñanza. Allí transcurrieron los primeros años de su vida y allí nacieron seis de sus nueve hermanos. Hizo los estudios elementales y el bachillerato en Cuenca.
Hacia 1917 su padre fue destinado como maestro a Almodóvar del Campo (Ciudad Real) aunque sus problemas de salud llevaron a un fallecimiento prematuro de manera que la familia numerosa quedó huérfana y Marino se convirtió de alguna manera en padre de sus hermanos.
La llegada a Almodóvar de Marino Saiz coincidió con su edad de entrada en la Universidad. Estudió Derecho en la Central de Madrid y allí comenzaron sus inquietudes culturales, periodísticas y políticas. De hecho fue uno de los participantes en la fundación de la F.U.E. (Federación Universitaria Escolar) en Madrid. En Madrid también comenzó a entrar en contacto con el socialismo y seguramente en esos años conocería a Julián Besteiro que, según reconoció el propio Marino, fue quien le instruyó ideológicamente.
Con el título de abogado comenzó a ejercer en Ciudad Real y a desarrollar en Almodóvar varias de sus otras pasiones, el periodismo y el activismo cultural. La primera constancia de su labor periodística la tenemos un artículo en El Defensor (Almodóvar del Campo, 16 de mayo de 1920) cuando todavía no había cumplido 18 años donde reivindica un cambio de gobierno para dar paso a formas políticas nuevas: “a una era de más igualdad, de más Fraternidad y Justicia entre los humanos”. Poco después escribía “Abonando por la teoría única” un artículo que será paradigmático de su quehacer político: el deseo de unificación de las teorías y prácticas socialistas (El Defensor, 9 de enero de 1921)
En 1921 comenzaron a aparecer en ese mismo periódico artículos firmados por “El Tríptico de la Calamidad” presidido por el dibujo de tres jóvenes. Mucho tiempo después investigando en el archivo personal de Marino Saiz encontramos una fotografía con tres jóvenes, parecida a la de ese dibujo y firmada en el reverso por Marino Saiz, Alfredo Palmero y Montañés haciendo referencia al tríptico calamidad. Varios artículos fueron escritos por esta triple mano abordando aspectos diversos que iban desde la política nacional a la local y desde el amor al arte.
En solo tres años de vida en Almodóvar se situó al frente del activismo cultural y en el Monográfico de septiembre de 1922 del periódico La Revuelta lo señalaba como personaje de “La juventud que vale de Almodóvar”.
La culminación de actividad periodística se produjo a mediados de 1929 cuando fundó el periódico Avanti del que sería director durante dos años, hasta abril de 1931. Un periódico cuya línea editorial, según El Sol “responde a una ideología moderna, manifestada sin vacilaciones”. Se puede decir que sería el marco para la fundación del Partido Socialista en Almodóvar del Campo. La dirección del periódico y en buena medida el periodismo lo debió dejar por dos nuevas ocupaciones fundamentales: en 1931 fue nombrado juez municipal suplente del pueblo y poco después ocuparía de manera interina el cargo de juez de instrucción y de primera instancia. Pero sobre todo con la década de 1930 la actividad política será su ocupación preferente. Aunque él se afilió al Partido Socialista en 1919, al poco tiempo de llegar a Madrid, la vinculación con Ciudad Real y sobre todo con Almodóvar del Campo se concretó desde 1925 y especialmente a partir de la fundación de la Agrupación Socialista de Almodóvar del Campo a finales de mayo de 1931 (el carnet con el nº 1 de dicha Agrupación, a nombre de Marino Saiz está fechado el 28 de mayo de 1931) contando sobre todo con un grupo de jóvenes y empujado por el apoyo de pesos pesados del socialismo en Ciudad Real como Fernando Piñuela, Benigno Cardeñoso y Antonio Cañizares. El mitin de cierre de la campaña en Almodóvar a las elecciones legislativas de 28 de junio de 1931 contó la participación de Julio Guzmán e Hidegart Rodríguez a quien debió conocer en Madrid. Con esa breve pero intensa labor el Partido Socialista consiguió un 17 por ciento de los votos a la candidatura socialista en Almodóvar del Campo.
Su capacidad organizativa y sus vínculos personales le auparon a formar parte de la candidatura socialista a las elecciones generales de 1933, acompañando a Benigno Cardeñoso, Antonio Cabrera, Fernando Piñuela, Antonio Cañizares y Andrés Saborit que fue el único socialista que ganó el acta de diputado en la circunscripción de Ciudad Real.
En ese tiempo ya se fue perfilando la línea ideológica de socialismo moderado y alejado de Largo Caballero que defendía Marino Saiz. Una prueba muy evidente de esto se aprecia en el hecho de que Almodóvar del Campo no solo no participase en los actos revolucionarios de 34 sino que ni siquiera supieron nada de lo que se tramaba en los cercanos pueblos de Abenójar y Puertollano. Seguramente la línea ideológica prietista que ya seguía, le valió para formar parte nuevamente de los candidatos socialistas a la lista del Frente Popular para las elecciones de febrero de 1936, juntamente con otro líder de la misma línea, José Maestro, y con otro más extremista, Antonio Cabrera Toba. Precisamente con este último se jugó el acta, inicialmente se le atribuyó a Cabrera pero tras reclamación Marino Saiz se convirtió en diputado de la tercera legislatura republicana el 31 de marzo de 1936. Sería nombrado miembro suplente de las comisiones de Gobernación, Gobierno Interior, Justicia, de Peticiones y titular de la de Presupuestos.
Al comienzo de la guerra sería comisionado por el ministro de Guerra, general Sarabia, en el Frente de Extremadura y posteriormente en el frente de Talavera, actuando junto al general Riquelme y después al general Asensio. Su visión en primera persona de la guerra le llevó a escribir, el 17 de diciembre de 1936, una encendida hoja volandera dirigida a sus compañeros socialistas de Almodóvar donde entre otras cosas criticaba la indiferencia respecto a la implicación en la guerra y animaba al alistamiento voluntario apelando a la conciencia de hombres libres y compañeros de clase; frente al indiferentismo ensalzó, en la entrevista que El Pueblo Manchego le hizo el 23 de febrero de 1937 la actitud de los mineros de Puertollano y Almadén.
Aunque no abandonará durante la guerra el vínculo con Almodóvar del Campo, donde residía toda su familia, su nombramiento por parte de Negrín como director general en el Ministerio de Hacienda con el anexo de presidente del Consorcio Internacional del Mercurio y presidente del Consejo de Administración de Minas de Almadén y Arrayanes, hará que su actividad se expanda territorialmente pues en noviembre del 36 es traslado a Valencia el Consejo de Administración de Minas de Almadén y posteriormente a Barcelona. Además, su presidencia del Consorcio y su responsabilidad en la venta de frascos de mercurio en una lucha de intereses y estrategias económicas y militares con Inglaterra y Alemania lo llevará a viajar reiteradamente a Londres en 1937 y 1938 haciendo labores como comisionado también del Ministerio de Guerra.
No obstante, no hizo dejación de sus responsabilidades políticas como diputado del Partido Socialista, preocupado por pequeñas cuestiones del territorio (petición de un matadero para Almagro, logro de presupuesto para una carretera secundaria en la provincia, intento de evitar la quema de imágenes religiosas en Almodóvar…) a cuestiones de calado político. Las tomas de posición suyas en favor de las propuestas Indalecio Prieto consolidaron un vínculo no solo político -que venía de años atrás- sino también personal con el líder del PSOE. El peso político de los prietistas en el PSOE se hará visible cuando desplazan a Largo Caballero y sus seguidores de la dirección del grupo parlamentario socialista en septiembre de 1937 con el voto de Saiz y otros 32 diputados socialista más. A partir de entonces la afinidad y personal y política con Indalecio Prieto, González Peña, Lamoneda, Besteiro, Álvarez de Vayo, Juan Sapiña, José Aliseda, Ruiz Lecina, Jerónimo Bugeda y otros anticaballeristas se incrementará.
En Barcelona pasará las últimas semanas de la guerra y desde allí entraría como refugiado a Francia por La Junquera y de ahí en mayo marcharía al exilio mexicano a bordo del Frandre. En París y sobre todo en México desarrolló otra labor que será una nueva constante en su labor política: la ayuda a los refugiados en Francia y a los exiliados en México. Su vinculación con Indalecio Prieto le llevó a tener una intensa actividad con la J.A.R.E. aunque su amplitud de miras le llevó a formalizar una primera empresa en México, la Compañía Americana de Inversiones con algunos compañeros, entre ellos Jerónimo Bugeda, destacado afín a Negrín con quien Prieto había entrado en competencia por el control de los recursos y la organización de la ayuda a los refugiados y exiliados. Eso habla del talante integrador de Marino Saiz.
Al poco tiempo de llegar a México logró que su novia, Presentación Tejero, refugiada ella misma en París, tomase rumbo a México: llegó en febrero y se casaron el 22 de mayo de 1940, siendo testigos el propio Jerónimo Bugeda y su esposa. A partir de esa fecha formalizó una familia numerosa en México con el nacimiento de 5 hijos en poco más de 10 años, hasta el punto de que en una carta personal Indalecio Prieto le decía en tono de broma: “hago votos por la felicidad de usted, de esposa y de los niños que con tanta facilidad y precipitación está usted fabricando cual si hubiera venido a México con funciones de poblador”.
Junto a esa familia, la otra familia, que había quedado en España, en Almodóvar del Campo y que sufría la represión, también fue objeto de sus desvelos. Dos hermanos fueron sometidos a juicio sumarísimo y encarcelados (Eladio y Silverio) y toda la familia fue despojada de bienes de modo que precisaron su ayuda y Marino respondió más allá de sus posibilidades. Su archivo personal está lleno de evidencias de esa preocupación y de su tesón para hacer llegar recursos a sus hermanos… hasta el punto incluso de intentar exportar un camión desde México para que su familia al recibirlo lo pudiese convertir en pesetas. Las evidencias del sufrimiento de su familia y de sus correligionarios en España le llegaban a través de cartas clandestinas y de otras que daban información en clave, como la que se abría así: “Queridísima amiga Mariana… Eladia y Silveria siguen de vacaciones… También se hacen ahora muchas peregrinaciones a los santuarios, en una de ellas que fue la más grande iba tu exnovio Robles, Correal, Juanito y más amigos tuyos que no sé cómo se llaman…” Marino leyó claramente el mensaje oculto: que sus hermanos Eladio y Silverio seguían en prisión y que sus compañeros del Frente Popular de Almodóvar del Campo Vicente Robles y los alcaldes republicanos Óscar Correal y Juan Ruiz habían sido fusilados.
Y una tercera familia no menos importante: la de los exiliados y correligionarios socialistas siguió cultivándola y ofreciéndole buena parte de su tiempo y dedicación. Fue miembro y ocupó cargos directivos en todas las asociaciones sociales y culturales que los españoles exiliados crearon en México: Colegio Madrid, Instituto Luis Vives, Academia Hispano Mexicana, Ateneo Español, Benéfica Hispana, Círculo Pablo Iglesias… Y fue un incansable partícipe en toda clase de actos de visibilización y resistencia, cuestaciones antifranquistas, no se perdió ni una reunión del grupo parlamentario socialista en México de la que sería secretario y presidente en los años 40 y nuevamente presidente en los años 70. No perdió ninguna ocasión para visibilizar la anomalía de la dictadura española no suficientemente combatida por las democracias occidentales, prueba de ello, por ejemplo, las cartas que remitió al presidente de Estados Unidos John F. Kennedy y al primer ministro sueco Olof Palme con ocasión de sus visitas oficiales a México.
Como tantos otros exiliados tuvo siempre la maleta lista para el retorno a una España idealizada en su memoria. Según recordaba su yerno, el escritor Paco Ignacio Taibo II, “me perseguía con su tocacintas llenando el aire de música de zarzuela; era un enamorado del jamón serrano y de las aceitunas, México era un lugar de paso, los melones de su pueblo eran los más grandes, las mejores uvas, las de Ciudad Real; el único socialismo que existía era el español, un solo escritor: Cervantes y los demás aficionados, un solo pintor, Velázquez… La geografía en la casa de Marino Saiz era una ciencia que solo describía España y los caminos para volver a ella”.
Esos caminos para el retorno se abrieron con la muerte de Franco. Era una tesitura complicada para los históricos socialistas radicados en México, la mayoría de los cuales se alinearon con Rodolfo Llopis tras la ruptura en Suresnes con los jóvenes socialistas del interior que se hicieron acreedores del nombre oficial Partido Socialista Obrero Español. En el archivo personal de Marino Saiz hay varios intercambios epistolares con el sucesor de Llopis en la dirección del PSOE (h) José Prat y con Enrique Tierno Galván con el objetivo de buscar la unidad socialista.
Retornó a España en el otoño de 1976 para acudir al XXVII Congreso del PSOE (h) en Madrid y para ver las posibilidades de establecerse en una España familiar y políticamente tan distinta. Su presencia en el Congreso no le dejó buenas sensaciones y los contactos que entabló con viejos socialistas lo llenaron de incertidumbre. Regresó a México donde continuó luchando por la reunificación del partido.
Llegado el año 1977, con la perspectiva de las primeras elecciones democráticas tras 40 años de dictadura, desde España le comenzaron a presionar para que encabezase la candidatura del Partido Socialista Obrero Español (h) por la circunscripción de Ciudad Real. Marino se carteó en 1977 con el líder del Partido Socialista Popular de Ciudad Real, Javier Paulino y también entabló contacto con otros líderes del PSOE pero animado por José Prat presidente del partido, por Manuel Murillo nuevo secretario general del mismo, por su sobrino Eladio, secretario general del partido en Ciudad Real y por otros viejos militantes decide aceptar la propuesta y regresa a Ciudad Real en mayo de 1977 con el objetivo de encabezar la lista del partido.
La presentación pública del partido se hizo en un mitin en el que intervino junto a la plana mayor del PSOE (h): José Prat y Manuel Murillo, además de la vieja militante socialista Agustina Zamorano, exponente de una de las familias más duramente represaliadas de la provincia. Según se publicó en el diario Lanza, Agustina “pronunció sus últimas frases entre un llanto casi incontrolable, por la poca asistencia que el acto había tenido”; efectivamente no más de 200 personas para este simbólico retorno. La fotografía de Herrera Piña que se publicó el diario era dolorosamente elocuente: ni un solo joven entre los asistentes retratados en ese acto.
La intuición política de Marino Saiz se hizo evidente inmediatamente y dos días después publicaba en el mismo diario una carta abierta al presidente y al secretario general de su partido, Prat y Murillo, renunciando a encabezar la lista electoral de Ciudad Real, expresando nuevamente la necesidad de unificación socialista, criticando la política de alianzas electorales del PSOE (h) y advirtiendo -como sucedió realmente en las elecciones- las nulas posibilidades de triunfo. En efecto los resultados en Ciudad Real le dieron la razón: el PSOE obtuvo el 32% de los votos, el PSP el 5% y el PSOE (h) integrado en la coalición Alianza Socialista Democrática, un 0,33 %.
A su vuelta a México y tras comprobar que esos resultados no variaban la política del PSOE (h), Marino Saiz aglutinará un grupo de significados socialistas de la Agrupación Socialista de México que conjuntamente dimiten en diciembre de 1977 de su pertenencia al PSOE (h) acompañada la renuncia de un documento explicativo (“A la opinión socialista española”), posiblemente salido de la mano del propio Marino, que resume la evolución y las contradicciones de la Agrupación socialista en México a lo largo de la década de los 70. Un manifiesto que sin duda influyó en la reunificación que se produjo un año después.
Con el retorno nuevamente en su ánimo para colaborar en el nuevo PSOE plenamente integrado, le sobrevino una hemiplejía que le obligó a permanecer en México donde vio en televisión el arrollador triunfo por mayoría absoluta del partido en las generales de 1982. Él, con ese afán acogedor que siempre le distinguió, había invitado a su casa para ver y disfrutar la noche electoral a los dos únicos diputados socialistas de 1936 que quedaban en México, Pedro Longueiras y Eduardo Castillo: el estado de salud de ambos les impidió acudir a una celebración que disfrutó Marino en familia. Pedro falleció en 1983 y Eduardo en 1987. La presencia del nutrido grupo parlamentario socialista de las Cortes de 1936 que había inaugurado Marino Saiz en 1939 lo cerró él mismo con su fallecimiento el 31 de diciembre de 1986.
Fuentes:
- Archivo personal de Marino Saiz.
- Archivo General Histórico de Defensa.
- Archivo del Congreso de los Diputados.
- Archivo Municipal de Almodóvar del Campo.
- Periódicos: El Defensor, La Revuelta, Avanti, Pueblo Manchego, Lanza, Adelante y Cambio 16.
- Entrevistas con Paloma Saiz y Paco Ignacio Taibo II.