Estudió la licenciatura de Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid, finalizando en 1936. Naturalista de vocación, afición y profesión.
Ejerció como profesor en Madrid, Cuenca, Palencia, La Laguna (Tenerife) -donde estuvo 11 años- y Toledo, donde se incorporaría en 1959. Aquí estaría en el Instituto de Enseñanza Media hasta 1985, año de su jubilación. Su inquietud por el conocimiento, y por su trasmisión, ya lo mostró durante los años que estuvo en Canarias, dedicándose a estudiar, fundamentalmente, las algas marinas de las Islas.
Nada más llegar a Toledo sucederían algunos hechos relevantes que le dirigirían a sus principales líneas de investigación futuras. Según llegaba a la ciudad aparecía el “Mamut de Buenavista”, un cráneo de elefante en la gravera de Buenavista que realmente se correspondía con un ejemplar de elefante antiguo (Elephas antiquus), que despertaría su afán investigador y el asombro y admiración de la sociedad toledana. Al mes siguiente descubre el yacimiento de Pinedo, con una gran riqueza en industria lítica. A partir de los descubrimientos de Pinedo elaboraría sus famosas teorías del ambidextrismo de los primitivos habitantes del lugar, de la procedencia africana de los mismos, de su llegada a la península ibérica a través del Estrecho de Gibraltar…
Desde estos primeros momentos toledanos se dedicó de lleno a la Paleontología, la Prehistoria y la Geología. Sin dejar de sorprendernos periódicamente con estudios de plantas (juncos, cactáceas) o de yacimientos arqueológicos (villa romana de Saucedo, cerro del Bú, cerro de la Horca).
Aunque una buena parte de sus investigaciones y publicaciones se desarrollasen en un contexto de falta de medios de investigación y de colegas de cierto nivel, de escasez de tiempo -debido a que su ocupación principal era la enseñanza-, y sus publicaciones se realizaran buena parte de ellas en medios locales, la talla de sus teorías y sus novedosas aportaciones serían de primer orden y objeto de debate y discusión entre los mejores especialistas españoles e, incluso, europeos. Con recursos tan escasos y tiempo tan limitado fue capaz de desentrañar algunos de los más arduos problemas históricos-naturales del territorio toledano.
En una primera época de su estancia toledana se dedicaría a intentar esclarecer lo relacionado con los antiguos habitantes de lo que hoy día es Toledo, para pasar posteriormente a centrarse en el escenario en donde vivían, la historia geológica y la geomorfología de su entorno: historia del río Tajo, origen del torno o meandro de Toledo, terrazas del río, origen de los Montes de Toledo, peñón toledano…
Su obra escrita es muy amplia, destacando sobremanera en los estudios de prehistoria y geología. Algunos de sus títulos fueron el libro “El yacimiento prehistórico de Pinedo (Toledo) y su industria triédrica” (1963) y los artículos “Las primeras piedras de nuestra prehistoria” (1960), “El hombre primitivo en Toledo” (1960-1962), “Recientes hallazgos prehistóricos en las graveras de Toledo” (1962), “Tipología de los útiles triédricos de Pinedo” (1963), “El ambidextrismo de los hombres prehistóricos” (1966), “Mi contribución al estudio de la prehistoria de Toledo y su importancia para la Prehistoria en general” (1990).
El río Tajo sería uno de los temas centrales objeto de sus investigaciones, dedicándole más de un artículo: “El poblamiento del Tajo a partir de las costas atlánticas de Marrueos (1966), “El origen del torno del Tajo en Toledo y sus implicaciones geomorfológicos y prehistóricas” (1990), “Más sobre el Torno y sobre Pinedo” (1994), “El Tajo: historia de un río” (1998).
Su semblanza de docente y su afán de divulgación hicieron que incluso sus más eruditos estudios los escribiese de manera tan clara que se pudiesen entender sin dificultad por cualquier lector avezado.
Su obsesión por el Tajo sería tal que en el discurso inaugural del curso 1998-99 de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, impartido el 3 de octubre de 1998, disertó sobre “El Tajo, historia de un río”, y en un momento de su conferencia aseveró que “he dispuesto que, cuando me muera, mis cenizas se arrojen al Tajo”.
Fue Académico Numerario de la Real Academia toledana desde 1962 hasta 2004. Además, por sus méritos docentes e investigadores recibió en 1989 la Encomienda de Alfonso X el Sabio.350
Referencias
- García Gómez, E. 2018. Diez siglos de ciencia y científicos toledanos. Ediciones Covarrubias. Toledo.
- Rodríguez Vallejo, P. y San Román Sandoval, E. 1999. El profesor Máximo Martín Aguado, naturalista y prehistoriador. Valoración de su labor investigadora.
- En Biografías y semblanzas de profesores. Instituto “El Greco” de Toledo (1945-1995). I.E.S. El Greco. Toledo.
- Homenaje al profesor y académico Máximo Martín Aguado (Ayuntamiento de Toledo)