Natural de Guecho (Vizcaya), donde nació en 1909. Estudio Derecho y se presentó a las oposiciones para registrador de la propiedad en 1933. Aprobó y en febrero de 1934, a tenor de la ley Hipotecaria y como aspirante número 8, fue nombrado registrador de la propiedad de Priego (Cuenca), de cuarta clase. En agosto de 1935 una orden le concedía excedencia por tiempo no inferior a dos años por incompatibilidad (Gaceta de Madrid, 23-8-1935). Y es que Martínez-Carande había sido nombrado oficial letrado, con el carácter de gratuito, del Ayuntamiento de Potes (Cantabria), puesto incompatible con el de registrador. En dicha población vivía su madre, viuda de un notario desde hacía veinte años.
En 1936 firmó unas oposiciones para notarios convocadas por el Colegio Notarial de Burgos, pues aparecía con el número 118 (de 347) en una relación de aspirantes insertada en el Boletín Oficial de la Provincia de Soria ya comenzada la guerra (24-7-1936). Y aquí termina el rastro de Martínez-Carande en la documentación que se ha podido consultar. Fue fusilado en Paracuellos, según afirma Bernardo Víctor Carande (Ramón Carande. Biografía ilustrada, Sevilla, 2003, pp. 69 y 182). El fusilamiento de su primo afectó mucho al escritor e historiador de Hiostoria económica, igual que le afectó el de un amigo, catedrático como él, por parte de los nacionales en Oviedo: Leopoldo García Alas y García Argüelles, hijo de Clarín.
Pero más importante que su propia biografía es la peripecia de su estancia en Alemania, ya con Hitler en el poder, y las relaciones con la JAE y, en concreto, con Castillejo. Su expediente de la JAE proporciona detalles relevantes de la intrahistoria de las concesiones, los apoyos y necesidades de los demandantes.
La primera solicitud de Martínez-Carande tiene fecha de 5 de julio de 1934 y aparece firmada en Priego. Tenía veinticinco años y solicitaba la consideración de pensionado, sin pensión, por un plazo de doce meses, para lo que tuvo que dejar un sustituto en el Registro de Priego. Su objetivo era perfeccionar el idioma alemán y ampliar estudios de derecho privado, especialmente el inmobiliario, empezando con una estancia en Heidelberg y continuando en “los Centros que oportunamente comunicaría”. El historiador Ramón Carande Thovar, primo suyo y pensionado en 1911 y 1922, avalaba la petición pues le consideraba digno del apoyo que solicitaba y respondía “de sus condiciones en todo lo que la Junta estime procedente exigir”. En julio de 1934 se atendía positivamente su solicitud, aunque una petición de pensión le fue negada en junio de 1935.
Pero en sesión de 18 de octubre de 1935 se le concedía una pensión por dos meses para hacer estudios de Derecho inmobiliario alemán, con una asignación de 150 pesetas anuales. No obstante, no pudo disfrutar de ellas pues tuvo que volver a España por razones familiares, según afirmaba en una carta contenida en el expediente.
Finalmente volvía a solicitar pensión en febrero, para la convocatoria de 1936. Y en el escrito de petición realizaba una descripción de sus trabajos: el 13 de julio de 1934 marchó a Heidelberg para perfeccionar el idioma alemán, más tarde empezó el semestre de invierno en aquella Universidad y después el de verano en Tubinga. Pudo así realizar un curso general de instituciones de Derecho privado en ambas universidades, un curso especial jurídico en vacaciones de 1935 y prácticas notarial y registral en esas ciudades. El trabajo con el profesor Philipp Heck no pudo hacerse pues ya estaba jubilado, “en parte por edad, en parte por política”, pero si con sus alumnos y seguidores en la Universidad de Tubinga, especialmente con el profesor Heinrich Stoll. No pudo trabajar, sin embargo con el profesor Martin Wolff pues por aquellos días, “tras el recrudecimiento del sentimiento antisemita en el Congreso anual del partido nacional socialista de Nuremberg, éste profesor, judío, era jubilado de su cátedra”.
En el expediente de Martínez-Carande hay, aparte de un buen número de certificados consulares y otros documentos, tres interesantes cartas escritas en 1935 y dirigidas a José Castillejo, en las que se deduce que existió correspondencia entre ambos, aunque las del secretario de la JAE no se conservan. La primera aparece fechada el 17 de marzo, la segunda el 29 de mayo y la tercera el 13 de septiembre.
En la primera misiva se dirigía personalmente a Castillejo, aunque no le conocía, pues había oído hablar mucho de “su espíritu de rectitud y justicia, y su interés por los que de verdad quieren estudiar en el extranjero”. Después pedía su apoyo y hacía alusión a su primo Ramón Carande, amigo del secretario de la JAE, “a quien, entre otros, he oído hablar magníficamente de usted”, escribía. Decía estar sacrificado en Alemania pues tenía la carrera de Registros y, tras otras alusiones personales y familiares, le expresaba sus ideas sobre el tema de su estancia en Alemania: la orientación germánica en el Derecho inmobiliario español debía ser cada vez mayor y, sin embargo, no había ni uno de los 500 registradores españoles que supiera alemán. Aunque él pudiera beneficiarse de la pensión, afirmaba, alguno debía conocer el idioma alemán y algo más. Y no era una opinión meramente personal pues lo mismo pensaban en la Dirección General de Registros, en el Colegio Oficial de Registradores y en la Comisión Asesora Jurídica, instituciones con las que había contactado en Madrid para exponer su proyecto.
Y en las dos siguientes le exponía a Castillejo su mala situación económica y le anunciaba su propósito de ir a Berlín a estudiar con Wolff si el profesor continuaba en la universidad, “pues a causa del racismo es posible según se dice que él como judío que es no pueda hacerlo más”. Además, insistía en el tema de la pensión y en que sin ella habría de volver en plazo breve a su puesto de registrador, en un pueblo, escribía, “alejado de todo lo que sea ambiente universitario y de estudio”.