Aunque nacida en Villadiego (Burgos), Matilde Revuelta ha sido toledana de adopción, por los más de 45 años de servicio y defensa del Patrimonio Histórico de Toledo, 29 de ellos desde la dirección del Museo de Santa Cruz.
Cursó los estudios de Magisterio en la Escuela de Magisterio de León y los de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció como maestra nacional durante un curso en Villafranca de Montes de Oca y durante seis cursos en Villamayor de Treviño, ambas localidades de la provincia de Burgos.
Ingresó por oposición en el Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos en 1954 y prestó servicios como directora en el Museo Provincial de León hasta 1958. Durante este tiempo dirigió también en dicha ciudad la Biblioteca Pública del Estado, el Centro Coordinador de Bibliotecas de la provincia, el Archivo de la Delegación de Hacienda y la biblioteca de la Facultad de Veterinaria, además fue delegada de Servicio del Depósito Legal.
Nombrada en mayo de 1957 directora del Museo Arqueológico de Toledo, se incorpora al mismo en julio del año siguiente y desde entonces ha permanecido en la ciudad imperial.
En 1961 se produce un hecho trascendental en la historia del Museo: por Decreto 997/1961, de 25 de mayo, se crea el Museo de Santa Cruz, en el que se integra el Museo Arqueológico y se amplían considerablemente los fondos museísticos y el espacio expositivo, ocupando la mayor parte del antiguo Hospital de Santa Cruz, fundado por el cardenal Pedro González de Mendoza. Matilde Revuelta fue la encargada de su dirección hasta su jubilación en 1987.
Un aspecto fundamental del trabajo profesional de Matilde Revuelta es el sucesivo montaje y dirección de una amplia red de Museos filiales en Toledo y en la Provincia: Museo Taller del Moro; Museo Casa Dulcinea, en El Toboso; Museo de Cerámica Ruiz de Luna, en Talavera de la Reina; Museo de los Concilios y Cultura Visigoda, y Museo de Arte Contemporáneo, además del desaparecido Museo Palacio de Fuensalida, en Toledo. Este conjunto de instituciones museísticas, cada una con su propio edificio de gran interés histórico-artístico, constituye un caso único en España.
Matilde Revuelta fue vocal de la Comisión de Patrimonio Histórico de Toledo, en representación de la Dirección General de Patrimonio Artístico, Archivos y Museos del Ministerio de Cultura y vocal del desaparecido Patronato Nacional de Museos. Era Académica correspondiente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Académica de Número de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, desde 1970. En 1969 el Ministerio de Información y Turismo le concedió la Medalla de Bronce al Mérito Turístico.
Además del trabajo propio de dirección y gestión de los diversos museos que hemos mencionado, y como consecuencia del mismo, dirigió y controló numerosas actuaciones arqueológicas en la provincia. Se encargó de la dirección del Inventario Artístico de Toledo y publicó diversos trabajos entre los que destacan:
- «Museo Arqueológico de Toledo, actividades diversas 1958-1961. Creación del Museo de Santa Cruz», en Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales 1958-1961. Vol. XIX -XXII, Madrid 1963.
- Guía del Museo de Santa Cruz, Madrid 1962 y 1966.
- Museo de Santa Cruz de Toledo, Sección de Bellas Artes, 2 vol. Ciudad Real, 1987.
- Museo Taller del Moro, Madrid 1963 y 1979.
- Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda, Madrid, 1973 y 1979.
- Memorias del Museo de Santa Cruz de los años 1983, 1984, 1985 y 1986.
- El Palacio de Fuensalida en Toledo. Toledo, 1979.
- Inventario Artístico en Toledo, 3 vols. Madrid 1985.
- «Un académico olvidado Francisco María Tubino, los cien años de su muerte (1883-1988)”. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, núm. 68. Madrid, 1989.
Matilde Revuelta perteneció a una generación de conservadores (más bien conservadoras) de museos que con esfuerzo, tesón y cariño y profesionalidad sacaron adelante muchos de los museos españoles en años difíciles, y aún más escasos de recursos humanos y económicos que los actuales y cuya labor ahora empezamos a comprender y valorar.
El patrimonio español, y, desde luego, el toledano, le debe mucho, ya que su eficacia y constantes desvelos permitieron proteger, inventariar y conservar muchas obras de arte y difundirlas y exhibirlas para el disfrute de todos los ciudadanos.
Nos dejó de forma inesperada cuando preparaba unas notas sobre su propia experiencia en Toledo, lo que indica su estrecha vinculación con el Museo de Santa Cruz, en donde seguía asistiendo regularmente a todas sus actividades y a las reuniones de la Asociación de Amigos del Museo.
Aunque ella nunca llegó a saberlo, estaba propuesta para el «Premio de Museología» del año 2003, de la Asociación Profesional de Museólogos de España.
Fotografía: Renata Takkenberg