Los ejes geográficos en la vida de Tomás Víctor Navarro Tomás son tres: La Roda (Albacete), Madrid y Nueva York.
Nació en La Roda el 12 de abril de 1884. Sus padres fueron Juan Navarro Zapater, empleado en la bodega del Arco, en La Roda, y Joaquina Tomás Ballester, ama de casa, ambos naturales de Villena (Alicante). Tuvieron cuatro hijos: Virtudes, Roque, Tomás y Amalia; Tomás era el tercero de los hermanos. Vivieron en la casa de la bodega hasta los 12 años de Tomás, después se trasladaron a la casa de la calle del Cristo.
Su infancia transcurrió tranquila y feliz; inmersa en la vida del pueblo, en sus gentes y costumbres. Como escribiría años después: “De la familia y del pueblo aprendí a ser trabajador y honesto. Trabajo y honestidad han sido las normas invariables de mi conducta”. Su gran amigo fue Maximiliano Agustín Alarcón Santón (La Roda, 1880-Madrid, 1933), importante arabista y juntos se iniciaron en el mundo de la lectura con la novela por entregas El héroe y el César, de finales del siglo XIX. Fue un alumno aplicado, los primeros estudios los realizó en La Roda. Su maestro de párvulos fue Isidro Gómez; Francisco Sánchez, en la escuela primaria; y Claudio Martínez Carretero, en la Segunda Enseñanza. El 21 de abril de 1898, con 14 años, aprobó el curso de Ingreso ante la Junta local de La Roda; al mes siguiente, mayo de 1898, se examinó del primer curso de bachillerato, convocatoria de exámenes libres, en el Instituto de Albacete, y en el curso 1898-99 de segundo curso, con excelentes resultados. Durante los tres cursos siguientes estudió en Villena; el último examen del grado de Bachiller lo realizó en el Instituto de Alicante, el día 2 de julio de 1902, con la calificación de sobresaliente en el primer ejercicio y la de aprobado en el segundo. El título de Bachiller le fue expedido por el Rector de la Universidad de Valencia el 23 de abril de 1903.
Su padre era aficionado a la música e influyó en él para que tomase lecciones; tuvo por maestro a Enrique Giraud, director de la banda municipal de La Roda y con él aprendió solfeo. Desde los seis o siete años formó parte de la banda de música; empezó tocando los hierrecillos, después, el bombardino y el violín. Tal y como reconocería más tarde: “La música que aprendí y la experiencia que adquirí en el solfeo y en la técnica musical me han servido después mucho en mi carrera porque la métrica se funda sobre el ritmo musical y el compás rítmico de la métrica no es ni más ni menos que el compás musical”.
En octubre de 1902 marchó a la Universidad de Valencia donde comenzó la carrera de Filosofía y Letras e hizo los dos cursos comunes, en los que obtuvo la nota de sobresaliente. En 1904 se trasladó a Madrid, a la Universidad Central, para estudiar los dos años de la especialidad, Sección Letras -inexistente en Valencia-, bajo el magisterio de Menéndez Pidal; y el 23 de junio de 1906, con 22 años de edad, hizo el examen de grado de Licenciado en Letras con la calificación de sobresaliente. El título tiene fecha de 7 de diciembre de 1907. Es en estos años cuando entra en contacto con los nuevos aires que se respiran en la capital y que desembocarán en la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en 1907. El presidente de la Junta fue Santiago Ramón y Cajal y José Castillejo, otro manchego, secretario y verdadera alma de la misma; entre los 21 vocales que la constituían estaba Ramón Menéndez Pidal, maestro de Navarro Tomás, por lo que vemos cuál fue el nexo que lo unió a la JAE.
A finales de 1907 consiguió una pensión de la JAE, la segunda que concedía esta institución. Fue para un trabajo de campo, durante tres meses, en Huesca, Jaca y localidades siguientes hasta Benasque y Boltaña, para estudiar la evolución del habla aragonesa; a su regreso entregó la memoria Pensión al Alto Aragón. La cuantía de la misma fue de 200 pesetas mensuales, aparte del viaje de ida y vuelta. El 15 de junio de 1909 obtuvo el grado de Doctor, calificación de sobresaliente, con la tesis Notas filológicas sobre el Libro de los Emperadores. Manuscrito aragonés del Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, trabajo que hasta el momento presente se mantiene inédito. Ya doctor, Tomás Navarro opositó al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos e ingresó en él el 31 de diciembre de 1909, categoría de Oficial de 4º grado. El 6 de enero de 1910 salió de La Roda para tomar posesión de su destino en Ávila como jefe del Archivo de Hacienda de la provincia.
La JAE continuaba con su labor y en marzo de 1910 se creó en Madrid el Centro de Estudios Históricos, dependiente de la misma y dirigido por Menéndez Pidal. En este año también se fundó la Residencia de Estudiantes, en Madrid, con el mismo talante de renovación y difusión cultural. Estas dos instituciones pasaron a formar parte del día a día, de la labor del rodense. En 1910 la Junta concedió a Navarro Tomás otra pensión por tres meses, en la provincia de León, para estudiar el lenguaje vulgar de los partidos judiciales de Astorga, Ponferrada y Murias de Paredes. La cuantía fue de 200 pesetas mensuales, “aparte del importe del viaje de ida y vuelta en ferrocarril y de los que necesite hacer de pueblo a pueblo en diligencia y caballería”.
Bajo el impulso de Menéndez Pidal se creó la Escuela de Filología, que supuso una gran proyección científica para el Centro de Estudios Históricos, y a la cabeza de ella, Tomás Navarro Tomás. Su intensa labor dedicada a la filología ya estaba en marcha. En 1910 apareció su edición anotada de Las moradas de santa Teresa de Jesús y, en 1911, la dedicada a la obra poética de Garcilaso de la Vega; ambos volúmenes publicados en La Lectura, hoy, de Clásicos Castellanos.
El 23 de junio de 1911 cesó en el Archivo de Ávila y pasó a Madrid, al Archivo Histórico Nacional. A continuación viajó por Asturias, León, Zamora y Salamanca al lado de Menéndez Pidal, Américo Castro, Federico de Onís y Martínez Burgos para recoger romances populares y material para sus estudios dialectológicos; trabajaban con quimógrafo y fonógrafo Edison.
En 1912 solicitó de la JAE la tercera pensión; en esta ocasión de un año de duración para aprender la técnica necesaria en los laboratorios europeos de fonética, “dejando la determinación de la cuantía de la pensión al arbitrio de la Junta”. Así, durante 1912 y 1913 trabajó en Montpellier con Grammont y Millardet, en Marburgo con Vïetor y Wrede, en Leipzig con Sievers, en Hamburgo con Panconcelli-Calzia, en París con Rousselot y en Zúrich con Gauchat y Jud. Siempre se mantuvo en contacto epistolar con Menéndez Pidal para tenerlo informado del trabajo y de la proyección internacional que iba tomando el Centro de Estudios Históricos.
A la vuelta de este viaje, en el que aprendió nuevas técnicas experimentales en el laboratorio, el rodense hizo importantes aportaciones al mundo de la fonética, sirva de ejemplo el Manual de pronunciación española, que apareció años más tarde -1918-. En 1914 no sólo trabajaba en el Archivo Histórico Nacional, también lo hacía en el Laboratorio de Fonética Experimental, que él dirigía y había sido creado por el Centro de Estudios Históricos, y en los cursos para extranjeros. En este año Menéndez Pidal creó la Revista de Filología Española y Navarro Tomás fue su redactor-gerente hasta 1925.
Años atrás, cuando estudiaba en Alicante, conoció a Dolores Guirao, con la que se casó en la iglesia de san Nicolás de Alicante en 1915. Su primera hija, Joaquina, nació en 1916 y dos años más tarde, Paquita; ambas fueron alumnas del Instituto Escuela, otra de las instituciones de la JAE. En 1935 instalaron su hogar en la Colonia El Viso, manzana XVII, hotel 4; con anterioridad vivieron en Covarrubias, 32.
En 1920 la labor del Centro de Estudios Históricos, y con él la del Laboratorio de Fonética, ya era muy apreciada y alumnos extranjeros acudían a sus aulas. En este año el Centro se trasladó a un edificio de la calle Almagro y en 1930 al Palacio del Hielo y el Automóvil, en Duque de Medinaceli, 4. Navarro Tomás era el maestro de los filólogos jóvenes: Rafael Lapesa, Alonso Zamora Vicente, Mª José Canellada, Samuel Gili Gaya, Amado Alonso, etcétera. La internacionalización del hispanismo ya había comenzado. El 14 de noviembre de 1922 era director de la Biblioteca del Centro de Estudios Históricos -hasta 1936-. En 1923 investigó la lengua vasca y dio conferencias en Guernica y Bilbao.
En 1925 impartió cursos de verano en la Universidad de Puerto Rico donde, en 1927, se creó el Departamento de Estudios Hispánicos y Navarro Tomás fue uno de sus directores honorarios. En 1926-27 dictó cinco conferencias en el Instituto de las Españas de Nueva York, al lado de María de Maeztu. En 1927 fue profesor visitante en la Universidad de Columbia, Nueva York, y en la de Leland Stanford, California. En abril de este mismo año dio conferencias en la Universidad de Pennsylvania, en Smith College, en Wellesley College y en Harvard; en mayo lo hizo en las universidades de Princeton, Illinois, Indiana, Texas, Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio y en Oberlin College. En 1928 volvió como profesor visitante a la Universidad de Puerto Rico, de donde trajo ayuda económica para las publicaciones del Centro de Estudios Históricos y donde recopiló materiales para su obra El español en Puerto Rico, 1948. El gobierno de la isla puso a su disposición coche para que pudiese recoger materiales lingüísticos. Visitó Santo Domingo, Venezuela y Curaçao; recibió una ayuda de 5.000 pts. de la Junta de Relaciones Culturales que serviría para imprimir los cuadernos con el cuestionario del ALPI.
En 1930 inició el Archivo de la Palabra y las Canciones Populares, del que fue su director; este archivo recoge materiales sonoros, que aportan información sobre el lenguaje con variantes dialectales de España y América, y música popular, además de las voces de figuras ilustres -Unamuno, Azorín, Juan Ramón Jiménez…-. Su finalidad era conservar la música popular y la cultura española; de la grabación se encargó Navarro Tomás y de la música Martínez Torner. Se grabó con los equipos de la Columbia Gramophone Company de San Sebastián y la reproducción se llevó a cabo en La Voz de su Amo. Navarro Tomás, totalmente volcado en la filología, también era profesor de Fonética en la Universidad Central. Consiguió una ayuda de 7.000 pesetas para trabajar en la recogida de materiales del ALPI, ayuda que se fue renovando en años posteriores.
En 1931, comenzó el trabajo en el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI) -que dirigió- con un grupo de colaboradores: Aurelio Espinosa hijo y Rodríguez Castellano (área del castellano y limítrofes), Moll y Sanchís Guarner (área del catalán-valenciano), Aníbal Otero (área del gallego-portugués). Navarro Tomás se ocupó de los cuestionarios, de las directrices del proyecto y de los lugares que debían ser visitados. El Centro de Estudios Históricos compró un coche Ford de segunda mano -5.750 pesetas- para realizar las encuestas del ALPI en la zona castellana, por ser muy amplia; en el resto el transporte se realizaba en burros. En 1932, viajó por Oviedo, Ávila, Madrid, Guadalajara, Toledo, Cuenca, Soria, Albacete, Alicante, Murcia y Jaén, al lado de Lorenzo Rodríguez-Castellano y en 1933 lo hicieron por Jaén, Granada y Almería.
En 1934 fue nombrado académico de la Real Academia Española, sillón “h minúscula”. Su discurso de ingreso, “El acento castellano”, fue leído el domingo 19 de mayo de 1935 a las 17´30; el encargado de contestar fue Miguel Artigas Ferrando. En 1935 dio conferencias en el Institut d´Études Hispaniques de París y en 1936 ya estaban prácticamente acabadas las encuestas del ALPI, faltaba muy poco. Fue nombrado director accidental de la Biblioteca Nacional; presidente de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico; vicepresidente de la Junta de Protección del Patrimonio Artístico; y secretario general de la JAE. Al estallar la guerra civil, la labor que realizó para proteger el material de la Biblioteca Nacional tuvo una importancia capital, más si cabe al haberse hecho, la Biblioteca Nacional, depositaria de más de 80 bibliotecas y más de 60 colecciones de documentos particulares, llevadas allí por la Junta de Protección. Cuando se ordenó la clausura de la Biblioteca y de los Museos, libros de la Biblioteca Nacional y cuadros del Museo del Prado salieron de Madrid, muchos de ellos con el mismo recorrido: Valencia -huéspedes en las Torres de Serrano-, Barcelona, Ginebra.
A principios de noviembre de 1936 la plana mayor de la JAE se trasladó a Valencia, y entre ellos Tomás Navarro con su mujer e hijas. Allí, los intelectuales se alojaron en un albergue, preparado para ellos por el Gobierno, que se llamó “Casa de la Cultura”. De la convivencia en esta Casa nació la revista Madrid. Cuadernos de la Casa de la Cultura -febrero 1937-. La Casa de la Cultura sufrió pronto la transformación en “hogar de cultura” y el 12 de agosto de 1937, día de su reapertura oficial, Navarro Tomás fue el encargado de cerrar el acto. Durante esta segunda etapa de la Casa, el filólogo formó parte del Patronato presidido por Antonio Machado e intervino en varios de los actos que se llevaron a cabo. Durante su estancia en Valencia Navarro Tomás inventarió los libros traídos del monasterio del Escorial y los empaquetó, ayudado por José Moreno Villa; la tarea se llevó a cabo en los sótanos del Banco de España, sucursal de Valencia. Aún tuvo tiempo para estudiar ruso, dar un curso de Fonética en la Universidad y participar en el “Ciclo de conferencias y cursos breves”, organizado por dicha Universidad. El 22 de diciembre de 1936 se constituyó la Comisión Delegada de la JAE en Valencia, de la que el rodense fue secretario; desde aquí esta Comisión gestionó y controló los trabajos de la Junta y a sus pensionados, hasta el 16 de octubre de 1937 en que el Gobierno se trasladó a Barcelona -Plaza de Bonanova- .
En noviembre de 1937 viajó a Rusia formando parte de la delegación cultural española para asistir al 20º aniversario de la Revolución. Acudió a Congresos en Bruselas, Gante y La Haya. En 1938 continuó su labor en Barcelona donde también estaba Antonio Machado. El 27 de enero de 1939 cruzó la frontera francesa al lado de un grupo de intelectuales, entre ellos Corpus Barga, Antonio Machado y familia, José Pous y Pagés, José Puche, Carles Riba, Enrique Rioja, Juan Roura, Royo Gómez, José M. Sacristán, Ricardo Vinós y José y Joaquín Xirau. Llegaron a Cerbère; Navarro Tomás se trasladó a Perpignan, se entrevistó con Álvarez del Vayo, ministro de Estado de la República, quien le entregó una carta para Machado por la que se responsabilizaba de todos los gastos del poeta y su familia. Machado no aceptó y se quedó en Collioure donde murió. Con un anticipo en francos que le dio Corpus Barga, Navarro Tomás marchó a París y consiguió que la embajada se hiciese cargo de los gastos ocasionados por Machado y familia.
De París marchó a Nueva York -en febrero de 1939- directamente a la Universidad de Columbia; fue solo, la familia quedó en París, se reuniría con él un año después. En Columbia lo esperaba un buen amigo, Federico de Onís -que había llegado a esta Universidad en 1916 y en 1918 ya había pedido al rodense que impartiese cursos de verano-, con trabajo para el curso de primavera y para el siguiente, y un sueldo de $7.500 al año. Onís había escrito una carta al presidente de la Universidad, en la que presentaba al rodense como “Quien ha organizado y dirigido el trabajo de los intelectuales españoles durante veinticinco años”. Cuando Navarro Tomás llegó a Columbia tenía 55 años y se instaló en uno de los edificios residenciales de la Universidad -616 West 116 Street-. Esta Universidad fue su único destino laboral en Norteamérica; allí comenzó y terminó su tarea docente en el exilio. Dio cursos y conferencias en numerosas Universidades: Universidad de Puerto Rico; Stanford University -California-; Middlebury College -Vermont-; Duke University -Durham, Carolina del Norte-; Florida State University -Tallahassee, Florida-; etc. En 1940 fue nombrado Dr. Honoris Causa, Middlebury College, Vermont. En 1941 asistió a la reunión de la Asociación de Lenguas Modernas en Indianápolis en representación del Departamento de Lenguas Hispánicas de la Universidad de Columbia.
Navarro Tomás es cofundador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, miembro de la Hispanic Society, académico de la American Academy of Arts and Sciences, miembro de honor de la American Asociation of Teachers of Spanish y miembro del Hispanic Institute in the United States.
Cuando dejó Madrid hacia Valencia lo acompañaban los manuscritos del ALPI, después los llevó a Barcelona donde los confió a un amigo, siguieron a París y a Nueva York -algunos cuadernos con las encuestas se habían quedado en España-. En 1948 el CSIC pensó que Navarro Tomás regresase a España y se encargase de la redacción del ALPI, extremo que no encontró eco en el rodense, fiel a sus ideas políticas. En 1951 devolvió los cuadernos al CSIC y, en su nombre, los recogieron Sanchís Guarner y Rodríguez Castellano en Nueva York; se terminaron las encuestas del norte de Cataluña, el Rosellón y Portugal que habían quedado sin concluir. La obra consta de diez volúmenes pero hasta el momento presente sólo ha sido publicado el volumen 1, dedicado a la Fonética, por el CSIC, en 1962. Este primer volumen contiene: introducción, lista de signos del alfabeto fonético, mapa de los lugares estudiados y setenta y cinco mapas de fonética. En 2002 el profesor David Heap de la Universidad de Ontario, Canadá, recuperó los materiales del ALPI, que se habían dado por perdidos, y prepara su publicación. Actualmente se puede consultar en la web el CoRDiALPI (Corpus Retranscrito Digitalmente del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica) y el www.alpi.ca
Tomás Navarro Tomás se jubiló en 1952, le correspondían 2000 $ de jubilación. Antes, en diciembre de 1951, Federico de Onís había escrito al vicepresidente de la Universidad de Columbia pidiéndole le fuese aumentada esta cantidad. Navarro Tomás continuó en Nueva York hasta octubre de 1957 en que se instaló con su familia en Northampton, Massachusetts.
En 1978, el Instituto de Estudios Albacetenses, creado un año antes, nombró a Navarro Tomás miembro de honor y la biblioteca de este centro lleva el nombre del rodense. Murió en Northampton el 16 de septiembre de 1979. La enorme actividad de Navarro Tomás hasta su salida de España lo ha consagrado como pilar capital en el campo de la filología española y, por su trabajo en el exilio, es figura clave del hispanismo norteamericano.
Su obra
Catálogo de documentos de la Sección de Clero regular y secular del Archivo Histórico Nacional, 1915. Cantidad de las vocales acentuadas, 1916. Cantidad de las vocales inacentuadas, 1917. Diferencias de duración entre las consonantes españolas. 1918. Manual de pronunciación española, 1918. Lecciones de pronunciación española, 1921. Metodología de la fonética, 1921. Palabras sin acento, 1925. Conferencias pronunciadas en representación del Centro de Estudios Históricos de Madrid en Puerto Rico, 1925. A Primer of Spanish Pronunciation, 1926. Compendio de ortología española, 1927. Impresiones sobre el estudio lingüístico de Puerto Rico, 1928. El idioma español en el cine parlante, ¿Español o hispanoamericano?, 1930. An Open Letter from T. Navarro Tomás to Hispanists, 1930. La frontera del andaluz, 1933. El acento castellano, discurso leído por el autor en el acto de su recepción académica el día 19 de mayo de 1935, 1935. A Message to American Teachers of Spanish, 1937. España en la Unión Soviética. Impresiones de viaje, 1938. Desdoblamiento de fonemas vocálicos, 1939. El grupo fónico como unidad melódica, 1939. Rasgos esenciales de las vocales castellanas, 1942. Cuestionario lingüístico hispanoamericano, 1943. Ejercicios fonéticos, 1943. Manual de entonación española, 1944. Spanish Pronunciation and Intonation Exercises, 1944. Estudios de fonología española, 1946. Ejercicios prácticos de entonación, 1946. El español de Puerto Rico, 1948. El octosílabo y sus modalidades, 1952. Métrica española, 1956. Guía de pronunciación española, 1956. Documentos lingüísticos del Alto Aragón, 1957. Ejercicios de pronunciación, 1957. Arte del verso, 1959. Atlas lingüístico de la Península Ibérica, 1962. Geografía peninsular de la palabra “aguja”, 1963. El sentimiento literario de la voz, 1965. Metodología lexicográfica del español hablado, 1968. Repertorio de estrofas españolas, 1968. Studies of Spanish Phonology, 1968. Spanische Aussprachlehre, 1970. Los poetas en sus versos, 1973. Capítulos de Geografía Lingüística de la Península Ibérica, 1975. La voz y la entonación en los personajes literarios, 1976.
Colaboró en numerosas revistas a lo largo de su carrera: Anuario de Letras, Archivo de Filología Aragonesa, Archivum, Books Abroad, Bulletin de Dialectologie Romane, Madrid. Cuadernos de la Casa de la Cultura -Valencia-, La Educación, La Escuela Moderna, Estudis Fonetics, Feria y Fiestas -La Roda-, Hispania, Hora de España, Madrid. Modern Philology, Noticias Culturales, Nuestra España, Nueva Cultura, La Paraula, Philological Quaterly, La Prensa, Revista de Estudios Hispánicos, Revista de Filología Española, Revista de las Españas, Revista de pedagogía, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueño, Revista Hispánica Moderna -la dirigió de 1939 a 1957-, Revista Interamericana de Bibliografía, Revista Madrid, Revista Municipal de Estudios Vascos, Revue de Dialectologie Romane, Thesaurus, La Torre, Word, etcétera.