Pedro Estala nació el 1 de agosto de 1757, en la localidad ciudadrealeña de Daimiel. Fue el tercero de los nueve hijos nacidos en el seno de una familia acomodada, oriunda de Valencia. Su padre era médico y estaba emparentado con una antigua familia hidalga de La Mancha, los Valdelomar.
Estudia en alguno de los colegios escolapios de Madrid, lo que le lleva a vestir la sotana de la orden el 28 de julio de 1774; dos años más tarde, el 21 de agosto de 1776, emitirá los votos solemnes. Lo más relevante de estos primeros años de estudio es su trabajo como secretario del obispo de Salamanca e Inquisidor General, don Felipe Bertrán, labor que le deja tiempo para compartir gustos e intereses literarios con los jóvenes poetas salmantinos Juan Meléndez Valdés y José Iglesias de la Casa. En 1778 regresará a Madrid para desempeñarse como profesor de Humanidades en el Colegio de San Fernando de las Escuelas Pías de la capital, puesto que ocupará los diez años siguientes. El 22 de septiembre de 1781 será ordenado sacerdote.
La vida de Estala en Madrid transcurre entre las clases y los amigos que asisten con regularidad a la tertulia que organiza en su cuarto de las Escuelas Pías; entre los jóvenes artistas se encuentran el escolapio Juan Navarrete, Leandro Fernández de Moratín, Juan Pablo Forner o los amigos salmantinos cuando están de vacaciones. Allí se asignan nombres poéticos (Damón será el elegido por Estala), leen los borradores de sus trabajos literarios y comparten proyectos y lecturas. De esta época data su poco conocido Viaje al Parnaso (1783) o la divertida sátira Bello gusto satírico-crítico (1785). También dedica tiempo a redactar algunas entradas para los tomos de Gramática y Literatura de la versión española de la Enciclopedia Metódica que por entonces estaba preparando el padre Luis Mínguez (y que era un intento de respuesta ortodoxa a la famosa Encyclopédie, de Diderot y D’Alembert). No obstante, el trabajo más importante que empieza a desarrollar por estos años es la edición de los primeros volúmenes de la famosa Colección de poetas castellanos (1786-1797, 20 vols.), financiada por el cirujano madrileño Ramón Fernández. Estala será responsable de los trece primeros, algunos de los cuales van precedidos de sustanciosos prólogos críticos, como el dedicado a Fernando de Herrera o los correspondientes a los hermanos Argensola.
En noviembre de 1788 obtiene el beneficio simple rural de la parroquia de Langa (Ávila), lo que le permite vestir el hábito secular y pasar a ocupar la cátedra de Humanidades del Real Seminario Conciliar de San Carlos de Salamanca, donde explicará Propiedad Latina, Retórica y Griego. Allí participa con una Oración fúnebre en las exequias por la traslación del cuerpo del inquisidor Felipe Bertrán a Salamanca (1789).
Sin embargo, pronto abandona el Seminario (noviembre de 1790) para presentarse a las oposiciones convocadas en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid para cubrir la vacante de la cátedra de Poética. Estudia mucho, pero está solo y lleno de melancolía, como él mismo relata en algunas de las cartas conservadas que le dirige a su amigo Forner. A pesar de su esfuerzo, pierde la cátedra, que será ocupada por Santos Díez González, y eso lo lleva a enemistarse por un tiempo con Moratín, a quien acusa de no haber querido hacer uso de sus buenas relaciones con el poder político para ayudarle a conseguir el puesto. En esta situación acepta en junio de 1792 la plaza de encargado del catálogo de los manuscritos de la Biblioteca de los Reales Estudios, institución en la que irá ascendiendo hasta llegar a ser bibliotecario primero en 1803.
Estos años serán muy fructíferos en trabajos de edición, traducción y crítica literaria: edita la primitiva versión de la República Literaria, de Saavedra Fajardo (1793); traduce del griego el Edipo, de Sófocles (1793), y el Pluto, de Aristófanes (1794), textos a los que antepone sendos discursos sobre la tragedia y la comedia antigua y nueva. Entre 1795 y 1798 colabora con el Diario de Madrid (camuflado tras el seudónimo de El censor mensual), con artículos críticos en los que enjuicia con dureza e ironía lo que cada mes se publica en el periódico en materia de poesía o teoría literaria.
Por las mismas fechas, empieza a traducir del francés una colección de libros de viajes editada por Joseph Laporte; no obstante, los 43 volúmenes que se publican con el título de Viajero Universal (1795-1801) no serán una mera traducción de la obra francesa, sino que, a partir de otras fuentes, Estala hará un trabajo de recomposición y ampliación, con el fin de describir con detalle las costumbres y peculiaridades de gran número de pueblos de la tierra. El enorme éxito de la empresa lo lleva a realizar una tarea similar con el Compendio de la Historia Natural de Buffon, de Renato Castel (1802-1811). Además, todo este tiempo actúa como censor de libros atendiendo a las peticiones del Consejo de Castilla.
En 1805 es nombrado canónigo de la catedral de Toledo y, meses antes del desastre de Trafalgar, publica con gran aplauso las Cartas de un español a un anglómano, obra de propaganda en la que recoge todas las maldades y tropelías que, a su juicio, el gobierno inglés ha perpetrado contra Francia, España o los territorios de Ultramar. Estala está cada vez más interesado en asuntos de índole política, de manera que cuando en 1808 las tropas francesas invaden el país, apoya con entusiasmo las medidas reformadoras de José Bonaparte. Con este fin publica El Imparcial (1809), un periódico de reflexión y propaganda política. Sus buenos servicios hacen que el gobierno josefino le conceda la Orden Real de España y lo nombre director de la Imprenta oficial. Asimismo, entre 1810-11 formará parte de una Comisión para renovación de los teatros y también de la Junta de Instrucción Pública para la reforma de la enseñanza. Por un auto de la Inquisición sobre la masonería en Almagro, se sabe que además fue un reconocido francmasón.
Cuando el gobierno josefino inicia la retirada tras la derrota en Arapiles (julio de 1812), Estala y Moratín, junto a otros funcionarios y sus familias, viajan en el convoy francés hacia Valencia, donde, a instancias del general Suchet, se ocuparán de la composición del Diario de Valencia hasta el 30 de junio de 1813. La presión del ejército español obliga a las tropas francesas a abandonar la ciudad, pero estas se atrincheran en el castillo de Peñíscola; allí refugiados, sufrirán el asedio a lo largo de casi un año de penalidades. Como el rey Fernando no cumple su decreto de amnistía (30 de mayo de 1814), los amigos viajan a Barcelona, desde donde el dramaturgo escribe a Juan Antonio Melón: “Damón se fue por mar a Francia, viejo, hidrópico, con una úlcera en una pierna, con un humor, con un genio insufrible, con una cólera, exaltada sin duda por los muchos trabajos que ha padecido…”.
Estala es alojado en la ciudad francesa de Auch, donde muere el 29 de abril de 1815, a la edad de 57 años.
Obras de Pedro Estala:
- “¡Oh dura condición de los mortales!”, BNM, ms. 3703, fols. 161r-171r. [1783] (ed. por Mª. E. Arenas Cruz, “Un Viaje al Parnaso de Pedro Estala”, en Dieciocho, 26.1 (2003), págs. 131-157).
- Los cinco libros sobre las opiniones de los filósofos, de Plutarco, en BMP, ms. 248 (traducción inédita).
- Bello gusto satírico-crítico de inscripciones para la inteligencia de la ortografía y lengua castellana, Madrid, Pedro Marín, 1785.
- Rimas de Francisco de Figueroa, llamado el Divino, Madrid, Imprenta Real, 1785.
- Respuesta semicrítica a la carta hipercrítica que se insertó en el Memorial Literariocontra Francisco de Figueroa, Madrid, Imprenta Real, 1786.
- Colección de Poetas castellanos de Ramón Fernández, Madrid, Imprenta Real, 1786-1792 (edición, prólogo y notas de los 13 primeros volúmenes).
- Solemnes exequias celebradas en la Santa Iglesia de Salamanca y Real Seminario de San Carlos en la traslación del cadáver del Exmo. Sr. D. Felipe Bertrán, Madrid, Sancha, 1790.
- Reflexiones sobre el origen de los descubrimientos atribuidos a los modernos, Madrid, Benito Cano, 1792 (trad. atribuida a Juan Antonio Romero, pero de Pedro Estala).
- Edipo tirano, tragedia de Sófocles, Madrid, Sancha, 1793 (traducción y prólogo).
- Discurso curioso, agudo y erudito acerca de la multitud de libros que cada día se publican, en Gabinete de Lectura española, VI, Madrid, 1793.
- El Pluto, comedia de Aristófanes, Madrid, Sancha, 1794 (traducción y prólogo)
- El Viajero Universal o Noticia del mundo antiguo y nuevo,Madrid, Villalpando, 1795-1801, 43 vols. (traductor y compilador).
- Compendio de la Historia Natural de Buffon, clasificado según el sistema de Linneo por Renato Castel,Madrid, Villalpando, 1802-1811, 22 vols. (traductor).
- Cartas de un español a un anglómano, Madrid, Villalpando, 1805.
- “La sombra de Nelson de Inarco Celenio, P. A., traducida en tonto para los que no saben otra lengua que esta”, en Minerva o El revisor General, XXV, 1805, págs. 217-220.
- El Imparcial, Madrid, 1809.
- Cuentosmorales de Marmontel, Valencia, Salvá, 1813 (traductor).