Piedad Guillén nace en 1936 en el seno de una acomodada familia manchega residente en El Toboso (Toledo). Hija de María Antonia Verdugo López-Álvaro, ama de casa, y de Antonio Guillén Gómez, veterinario, es la menor de dos hermanas: María Dolores y Piedad.
A muy temprana edad muestra su interés y talento por las Bellas Artes iniciando su formación artística en la Escuela de Arte de Toledo: Pintura – Historia del Arte, Talla y Esmalte. Discípula de los maestros Guerrero Malagón, Francisco de Rojas y Aguado comienza a exponer tanto colectiva como individualmente en la década de los 60 en Toledo en la sala de exposiciones de la Antigua Posada de la Hermandad (1966), Caja de Ahorros Provincial (1969), III Salón Nacional de Valdepeñas (1971), III Bienal del Tajo (1974), Salón de Crónicas del Excmo. Ayuntamiento de Barcelona (1974), Galería Grifé y Escoda (Madrid 1975), IV Bienal del Tajo (1976), III Certamen Nacional de Pintura de la Caja de Ahorros de Toledo (1976), V Exposición Nacional de Artes Plásticas (La Roda 1976), Asociación de pintores y escultores de Madrid (Patio de cristal del Excmo. Ayuntamiento (1977), Centro de Cultura Isabel Pérez Varelo (Ciudad Real, 1977), Caja de Ahorros y Monte de Piedad, Torreón de Lozoya (Segovia, 1977), Sala de arte de la Compañía de Teléfonos de Venezuela (Caracas, 1979), Salón de Actos del Club Hípico de Valencia (Venezuela, 1979).
Caracterizada por una temática manchega de escenas costumbristas resueltas con empastes generosos en blancos fríos, curtidos rostros y atuendos típicos de la antigua España rural su obra refleja toda una crónica de costumbres, oficios y culturas. Periodos de gran actividad que compagina con sus viajes de estudios a Italia, Francia, Alemania, Países Nórdicos, Holanda, Grecia, Turquía, Rusia y Estambul. la obra de Piedad está representada sobre todo en colecciones particulares de Madrid y Toledo. Así como Francia y principales países de Hispanoamérica. Es miembro de la Asociación de Pintores y Escultores de Madrid.
Casada con el poeta y escritor venezolano Luis Augusto Arcay (Valencia, Venezuela 1910- Madrid 1994). Arcay ha sido merecedor de la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito Civil otorgada por el Gobierno de España a su extraordinaria labor cultural.
Piedad Guillén Verdugo ha mantenido estudio en Toledo, El Toboso y Madrid. Su última aparición pública fue en 2005 como artista invitada a la exposición itinerante De un lugar de La Mancha coincidiendo con la celebración del IV Centenario de la publicación de la novela de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.
El presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, hace esta fotografía de Piedad Guillén Verdugo:
«La Dulcinea de los pinceles. Obsesión manchega en su pintura».
Comparada con Dulcinea, por ser también de El Toboso, donde nació en 1936. Allí surgió la primera vocación de Piedad Guillén, que comenzó a pintar con solo nueve años de edad.
Ella misma contaba que ‘era descendiente’ de Dulcinea, ya que la casa que de esta se conserva en El Toboso, desde siempre ha sido propiedad de la familia hasta que hubo que ceder una parte para la instalación del museo al Estado.
De allí pasó a la Escuela de Artes y oficios de Toledo, donde había excelentes profesores como Guerrero Malagón y Francisco Rojas y Aguado, que le dieron lo único que un maestro puede dar: la exactitud en el dibujo y el conocimiento de las diversas técnicas pictóricas. La genialidad y el talento lo puso su propia alma de artista.
La primera exposición en la que participó fue en una colectiva celebrada en Toledo, y desde entonces, expuso en una docena de ciudades repartidas por toda la geografía nacional. Europa y América.
Amaba con pasión los horizontes amplísimos, las llanuras de barbechos o de viñedo, de las que abundan en la Mancha, y sobre todo, la arquitectura rural en que todo es noble, sencillo y bello, con detalles de puertas y portalones donde la madera contracta con el sol y los patios interiores típicos de las casonas y ventas manchegas.
En la exposición que realizó en mayo de 1975, en la galería Grife Escoda de Madrid, llamaron la atención sus colores, amarillos, fuertes, de contrastes con la seca tierra y el trigo, y en la muestra que realizó en 1977, en Segovia, en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad ‘Torreón’, de Lozoya, en los setenta y dos óleos de variada temática, los protagonistas absolutos fueron la luz y el color de la Mancha, con una fuerte obsesión por su tierra natal, a cuya llamada no podía resistirse. También es verdad que no quería hacerlo.
Profeta de su tierra y en su tierra, Piedad fue cantada por poetas como el venezolano Miguel Ortega Medina, quien decía que… ‘pinta como los mismos ángeles…con unas paredes blancas en las que la cal hierve a pleno sol…con una fuerza y expresionismo realmente extraordinarios’…
Ilustró poemarios, como el de Juan Luis de Torres titulado Poesía para sobrevivir, y aunque en sus inicios también firmaba acuarelas, terminó trabajando únicamente el óleo por suponer lo que a ella le pareció, un continúa ejercicio de superación.
Coleccionista de piedras, que guardaba en casa tras cada viaje, los paisajes urbanos que retrata rebosan de gentes sencillas de vida silenciosa, de fachadas al sol con macetas y flores y perros cansinos cuya tranquilidad contagia toda la escena.
Admiradora de Velázquez, Goya y El Greco, los impresionistas franceses y los grandes maestros de la acuarela fueron sus mejores referentes.
Fallecida recientemente, el 18 de mayo de 2024, la suya ha sido una vida plena de pintura, a la que se dedicó en cuerpo y alma, haciendo de su amor por la tierra que la vio nacer, el mejor referente de su temática y sus composiciones”.