Platón Páramo nace en Fuentes de Valdepero, provincia de Palencia en el año 1857. Con veintitrés años llega a Oropesa a regentar una botica, aquí conoce a Lucía Cuartero, contrae matrimonio, en noviembre de 1884 y con la que tiene dos hijas Elisa y Adela.
Su iniciación a la política comienza en el año 1894 cuando es elegido alcalde de Oropesa y que volvería a repetir en el año 1905 y 1907, año que es nombrado diputado provincial por el distrito de Talavera y Puente del Arzobispo, hasta que en mayo de 1919 fue elegido gobernador civil de Santander, siempre siguiendo las directrices políticas de D. Antonio Maura.
Como boticario crea las pastillas del Jornalero, para combatir toda clase de calenturas, ya fuesen tercianas, cotidianas o cuartanas, con un precio muy asequible para la clase pobre, que necesita un medicamento que le costase poco dinero y le curase las rebeldes calenturas que en Oropesa son tan frecuentes.
Su amor por la naturaleza le lleva, junto a Federico Castellón, Fernando Enterría y Marcos Sant a organizar una excursión a la Sierra de Gredos en agosto de 1894, acompañados por Antonio Codorniu, fotógrafo, que quedo inmortalizada con su cámara, esta hazaña y los rincones de Oropesa. Una gran experiencia que dejo testimoniada en el libro Viaje a la Sierra de Gredos.
Su afición por la cerámica y el bordado, le lleva a construir en Oropesa un museo donde va coleccionando las mejores piezas de los alfares de Talavera y Puente. Para decorar este museo compra la techumbre mudéjar del palacio de los Cárdenas de Torrijos, construido a finales del siglo XV. Más de ochocientas piezas de cerámica desde el siglo XVI hasta el XIX, componían esta colección, platos, jarrones, tinteros, bacías, pilas o albarelos. Buena parte de estas piezas de cerámica sirvieron como modelos para que Juan Ruiz de Luna, las imitase y volviesen a recobrar la vida en casas particulares. Junto a Enrique Guijo, convence a Juan Ruiz de Luna para que formasen una sociedad en 1908, “Luna, Guijo y compañía” e impulsar y resucitar la antigua industria de cerámica de Talavera, arruinada desde la guerra de la Independencia. Platón pondría el capital, junto con el Marqués de Villatoya. Con esta sociedad la cerámica no se limitó a resurgir, sino que alcanzo cimas comparables a las de sus mejores épocas. Como la función de nueva fábrica no fue buscar el lucro y sí solo por la satisfacción de hacer renacer esta industria, una vez conseguido el deseo los socios, se la ceden, sin interés ninguno, al señor Ruiz de Luna.
No solo adquiere piezas de cerámica, sino que amplía su colección con estelas funerarias romanas, verracos, columnas árabes y todo cuanto iba cayendo en sus manos, lo que le motiva a fundar en 1913, el Museo Arqueológico de Oropesa. Además de los bordados antiguos que consigue, inspira a las labranderas y bordadoras para que las tradujeran en piezas modernas de sabanillas, colchas, manteles o cojines, y que el bordado tradicional lagarterano se extendiese por todo el mundo. A esto contribuyó sin duda alguna su amigo Joaquín Sorolla, con quien queda en Toledo en 1912 para hablarle de Lagartera, un pueblo de un tipismo tan interesante y que conserva con tanta fuerza el espíritu legendario de los tiempos pasados. Para incluirlos en el mural encargado por Archer M. Huntington para la Hispany Society of America en Nueva York.
Joaquín Sorolla se hospeda en casa de Platón durante varios días del mes de abril de 1912 para dibujar los modelos para el mural y a cambio le paga a Platón Páramo por su hospitalidad con un retrato.
Forma parte de la Junta organizadora de diversos eventos culturales y artísticos, como la organización del 3º Centenario de la muerte del Greco (1914) presidida por el Conde de Cedillo en 1914 o la Exposición de Trajes Regionales Españoles celebrada en el palacio de bibliotecas y museos de Madrid en abril de 1925, y es nombrado vocal de la Junta Provincial de Turismo.
Dio bastantes conferencias, pero resaltar la impartida en el Ateneo de Madrid sobre la cerámica antigua de Talavera y que después se publicaría un libro al respecto en 1919 o la ofrecida en el Real Colegio de Farmacéuticos que disertó sobre la Cerámica Antigua de Talavera con relación a la farmacia.
Pasaron personajes ilustres por su museo y casa particular, desde el embajador de Gran Bretaña al hispanista argentino D. Roberto Levillier. Rafael Pazos escribió sobre él. “boticario, precursor y operario, coleccionista y buen catador de las esencias artesanas de esta tierra, fue el hombre que invito a parar, en el Palacio de Oropesa, a los que bajaban de Europa, camino de Portugal”.