Estudió en la Escuela Normal de Maestros de Barcelona, leyendo su conferencia final en 1907; su preocupación por las mejoras educativas se nota en el tema elegido, las “ventajas de los aparatos de proyección aplicados a la enseñanza de las asignaturas”. En 1910 gana plaza de maestro por oposición en el distrito universitario de Barcelona. Entretanto, había ejercido como maestro en Manresa, en las Escuelas del Ateneo Obrero Manresano, donde llegó a ser Director, Ateneo que más adelante llegó a pedir para él la cruz de Alfonso XII. Ocupó plaza en varias localidades de la provincia de Barcelona (Llerena, Alpens, Villafranca del Penedés).
En 1912, ejerciendo de maestro en Llerena, es pensionado por primera vez por la JAE para un viaje a Francia, Bélgica, Suiza e Italia, durante dos meses. El objetivo declarado en la solicitud era el estudio del material de enseñanza y los modos de organización pedagógica en estos países. Afirmaba conocer la lengua francesa, sobre la que había hecho el año antes un curso de perfeccionamiento en la Residencia de Estudiantes.
En 1917 es Inspector de Primera Enseñanza en la provincia de Lérida. Por entonces solicitó al Ministerio de Instrucción Pública una beca de tres meses para estudiar en Suiza el sistema de la Inspección en Escuelas Primarias, solicitud reenviada a la JAE, que deniega la beca por estar fuera de convocatoria. Tras su paso como inspector en Gerona (1920) y Teruel (1923), llega a la provincia de Toledo en 1923 por concurso de traslado.
Desde su llegada se muestra muy activo tanto en el ejercicio de su labor como en la creación de las asociaciones profesionales de maestros, que promueve allá donde va. Según se recoge en El Castellano del 16 de junio de 1925, es elegido presidente honorario de la Asociación de Maestros del partido judicial de Navahermosa y, según declaraciones de sus compañeros, se le cita como excelente inspector de primera enseñanza y se le alaba por ser un “jefe tan culto”. Compaginó su trabajo con abundantes conferencias y artículos en prensa, en El Castellano y en revistas como Ayer y Hoy, de la asociación de artistas “Estilo”. Fue miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Toledo.
En 1928 solicita a la JAE una beca de tres meses (que le fue denegada) para estudiar “Cultura estética en la escuela” en Francia, Bélgica y Suiza. Para acreditar su interés incluyó en la petición un ejemplar de su primer libro publicado, Un día en Toledo, obra que llegó a tener numerosas re-ediciones y traducciones a varias lenguas. También publicó otras monografías, de creación, de estudio profesional y de divulgación de monumentos y arte toledanos: Alma de mujer (1923, comedia en 4 actos), Volanderas (1928), La Escuela (1929), Los judíos en Toledo y sus sinagogas (1958 y otras ediciones en 1964 y 1970) o Una noche en Toledo (1961).
En 1929 fue elegido académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, y en el mismo año repite la solicitud de beca para estudios de estética, argumentando su nombramiento como académico y el hecho de estar dando clase en el curso de “Guías y cicerones”, nombrado por el gobernador-presidente de la Junta Provincial de Turismo. Se denegó, pero en 1930 vuelve a solicitarlo ante la JAE, que le otorga al fin una nueva pensión para visitar París y Bruselas.
Desarrolló durante algunos años una activa vida política, vinculado al partido Republicano Radical. En 1930 fue elegido miembro de la Diputación provincial en representación de las instituciones, en concreto por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en la que era vicepresidente. Y en las elecciones de 1931 resultó elegido diputado en las Cortes Generales para la legislatura de 1931-1933 por la circunscripción de Toledo, con 50.782 votos. Publicó con asiduidad artículos en el periódico Vanguardia, órgano del partido Radical toledano.
Miembro muy activo de la Confederación Nacional de Maestros, defendió constantemente la necesidad de asociarse y participó en numerosas asambleas para constituir agrupaciones y mutualidades del magisterio. Estas mismas ideas las defendió en el Congreso en algunas intervenciones, como la de 1932.
Además de su actividad política, durante sus años de diputado en Cortes participó en la vida cultural de la capital, como el homenaje a Santiago Rusiñol en el primer aniversario de su muerte, acto celebrado 27 de junio de 1932 en la Academia de la Lengua encabezado por el presidente de la República, en el que intervino junto a Pedro de Répide y José Francés. Sus vínculos con su tierra natal se mantuvieron siempre, pues para la escuela municipal de Sallent gestionó una subvención de 30.000 pesetas en diciembre de 1933. Meses antes, en ese año llevó para ser enterrada en su pueblo a su esposa, fallecida en Toledo.
Tras la Guerra Civil limitó su actividad al ámbito profesional y a la escritura de artículos de arte en revistas toledanas. Jubilado en 1954, falleció el 18 de mayo de 1982, a los 97 años, mientras era tratado en Madrid de una enfermedad, y allí fue enterrado.