Sagrario Torres nace en Valdepeñas el 8 de marzo de 1922, en el seno de una familia humilde. Queda huérfana de padre muy pronto. Seguramente por este motivo, junto a su madre y su hermano, se trasladan a Madrid. Con apenas cinco años ingresa en un internado municipal de Alcalá de Henares regentado por una comunidad religiosa. Tras la Guerra Civil, no volvió a retomar los estudios de bachillerato que había iniciado. Sin embargo, a través de las lecturas que le proporciona su hermano, se instruyó de forma autodidacta; estudiaba y leía, sobre todo poesías, que se aprendía de memoria.
Ya afincada en Madrid, comienza muy pronto a escribir poesía y prosa. En los años 40 envía colaboraciones a periódicos y revistas y empieza a frecuentar círculos poéticos donde inicia amistad con poetas como Luís Felipe de Vivanco, Leopoldo Panero, Luís Rosales y el pintor valdepeñero Gregorio Prieto. Pero sin duda, de entre todas estas amistades, destaca su afecto por Juan Alcaide, del que se considera su discípula. Con solo veinte años, recibe el premio Concha Espina para escritores noveles. Ya en los primeros años cincuenta, forma parte de la tertulia de mujeres «Versos con faldas», impulsada por Gloria Fuertes, Adelaida Las Santas y María Dolores de Pablo. Entre los años 70 y 80, recibe varias becas relacionadas con la creación literaria.
Sagrario Torres fue una excelente sonetista, sobre todo al principio de su obra, donde eligió esta métrica del verso para desarrollar una lírica que busca la espiritualidad. Seguramente la razón fundamental para elegir la sensibilidad del misticismo viene de su formación religiosa. También su afecto por Juan Alcaide, al que considera su mentor, tiene mucho que ver, puesto que el poeta manchego también era creyente y compartía los mismos valores religiosos. Sin embargo, Sagrario no solo se limita a la espiritualidad o al misticismo; en su trayectoria literaria abordará una amplia variedad de temas y materias. También su quehacer poético evoluciona y acomete otras formas de estructura y ritmos del poema a lo largo de su obra. Sagrario busca a Dios a través de su poesía, pero también indaga en lo humano y universal, en el amor, en la vida, en el dolor y la muerte. Mujer de su tiempo, no es ajena a los conflictos sociales. En 1993 publica «Poemas de la Diana», donde manifiesta su oposición al proyecto del campo de tiro de Anchuras y reivindica el valor de la naturaleza como un bien social. En su poesía coexisten, además del amor, los detalles autobiográficos, la fuerza y la ternura. Así, en su poema «Me he cansado» de su libro «Esta espina dorsal estremecida», publicado en 1973, frente a la contención y la fatiga que le suscita la docilidad, se advierte una rebeldía latente y a punto de estallar, una sublevación ante el comedimiento y los convencionalismos sociales.
Mas para hacer mi carga más liviana,
yo tengo un pura sangre preparado
por si despierto, alegre, una mañana.
Aunque residía en Madrid, siempre estuvo vinculada a La Mancha, y en particular a Valdepeñas. Cuando visitaba la ciudad del vino, era completamente feliz. Cuentan sobre ella que disfrutaba tanto presumiendo de manchega, que se consideraba la más valdepeñera de todas. Durante su trayectoria literaria, recibió numerosos reconocimientos. En el año 1979, recibe un homenaje en su ciudad y más tarde, en 1985, es nombrada «Hija predilecta de Valdepeñas». En el año 2005, el Gobierno de Castilla La Mancha le concedió la Placa al Mérito Regional por su obra literaria y una vida dedicada a la investigación.
Sagrario Torres falleció en Madrid el 5 de marzo de 2006, a punto de cumplir los 82 años. Enterrada en el cementerio Municipal de Valdepeñas, en su nicho reza un epitafio con los versos que le dedicó Juan Alcaide, palabras desde el corazón que ya intuían la energía y la vitalidad que demostraba esta aguerrida mujer.
¿Por dónde está Sagrario?
¿En qué racimo clavó el canibalismo de sus dientes?
¿Qué capacho aguantó su brutal mimo?
¿Qué mosto se hizo perla en sus pendientes?
Adelantada a su tiempo, fue una voz con personalidad propia dentro de un ambiente literario monopolizado por hombres. Afortunadamente, las poetas actuales son muchas y comparten de forma homogénea lecturas y obras con sus compañeros del verso. Pero para recorrer este largo trayecto, Sagrario Torres ha sido, y sigue siendo un referente a emular.
En 2013, el legado de su patrimonio bibliográfico y documental, compuesto por cerca de 6.000 títulos, fue cedido bajo convenio por su hijo único heredero al Archivo Histórico Municipal de Valdepeñas para mantener viva la memoria de la poeta valdepeñera.
Obra
- 1940-1950 Primer libro de poesías
- 1951-1963 Segundo libro de poesías
- 1964-1965 Tercer libro de poesías
- 1968 Catorce bocas me alimentan. Sonetos. (Editora Nacional)
- 1970 Hormigón tránslúcido. (Salamanca)
- 1971 Carta a Dios. Madrid. (Alfaguara)
- 1973 Esta espina dorsal estremecida. Sonetos. Madrid. (Oriens); Segunda edición 2007 Madrid. (Torremozas)
- 1975 Los ojos nunca crecen. Poema autobiográfico. (Salamanca)
- 1981 Regreso al corazón. Madrid. (Rialp)
- 1986 Íntima a Quijote. Madrid. (Asociación de Escritores y Artistas Españoles)
- 1993 Poemas de La Diana. (Salamanca)
- 2006 Ritmos del péndulo de mi vida. (Ayuntamiento de Valdepeñas)
- 2006 Estremecido verso. Antología poética. Selección de José María Balcells. Ciudad Real. (Diputación)