Suceso Portales Casamar nació el 4 de marzo de 1904 en el pueblo de Zahínos, situado en el suroeste de la provincia de Badajoz y próximo a la frontera portuguesa. Era hija de Luisa Casamar Portales y Francisco Portales Sirgado, que estaban lejanamente emparentados. El matrimonio, según declaraba el padre, tuvo dieciséis hijos, aunque solo seis llegaron a la edad adulta: Francisco, Luis, Juan, Suceso, Luisa y Hortensia; extraordinaria fecundidad que Suceso, que era neomalthusiana como la mayoría de los anarquistas, criticaba en sus padres. Ella, por su parte, formó pareja con José Molina Ortega, militante del Sindicato de Construcción de la CNT de Madrid que usaba el seudónimo de Acracio Ruiz, con el que solo tuvo una hija, llamada Hortensia.
Suceso y sus hermanos se criaron en el seno de una familia anarquista. En su juventud, y a lo largo de varias legislaturas, su padre fue alcalde y concejal de Zahínos como candidato del Partido Republicano Federal, lo que no excluye su militancia libertaria como demuestra que en 1905 Francisco Portales figurase como suscriptor de La Revista Blanca y en 1907 de Tierra y Libertad y de Humanidad Nueva de Valencia. Como fue común durante la Restauración, muchos anarquistas optaban por desarrollar discretamente su activismo en asociaciones que no eran específicamente libertarias; en su caso, siendo cofundador en 1902 de la Sociedad El Progreso, que gestionaba los bienes comunales de Zahínos o, más tarde, formando parte de la Confederación Nacional de Maestros en Guadalajara.
Al mismo tiempo, ejercía como maestro elemental en Zahínos, hasta que en 1919 solicitó una escuela fuera de Badajoz, quizás influido por el proceso que se le abrió denunciado por un cacique; primero fue destinado al municipio de Santas Martas, en la provincia de León, y en 1922 se trasladó a Sesnández de Tábara, hoy en el Ayuntamiento zamorano de Ferreruela. Finalmente, en 1927 se le adjudicó escuela en la provincia de Guadalajara, tal y como solicitó en 1919; concretamente la de Carrascosa de Henares, una pequeña localidad que por entonces rondaba los 250 habitantes a pesar de contar con estación de ferrocarril. Posteriormente, se trasladó a Yélamos de Arriba, otro pequeño pueblo de la Alcarria situado a unos cuarenta kilómetros en línea recta del anterior, donde vivió hasta 1939, impartiendo también clase para adultos en el vecino Yélamos de Abajo.
Al terminar la guerra, Francisco Portales fue preso en Guadalajara y encausado. En su expediente de depuración del Magisterio se recogen los testimonios del párroco, Pedro del Río, del jefe del puesto de la Guardia Civil, Valeriano Vinuesa, y del alcalde, Galo Asenjo, entre otros, que denuncian su filiación anarquista desde que llegó a Yélamos. Fue expulsado de la carrera docente, y en junio de 1940 fue condenado por un Consejo de Guerra a 20 años de prisión. En su traslado al presidio de la isla de San Simón, hizo parada en la cárcel de Valladolid donde fue torturado hasta morir el día 18 de marzo de 1941.
Suceso Portales Casamar en la Guerra Civil.
Estas consideraciones previas sobre Francisco Portales Sirgado, aunque extensas, son necesarias para enmarcar la biografía militante de su hija Suceso, a la que erróneamente se le reconoce como activista libertaria solo a partir de 1934 y, además, se señala que llegó a tierras alcarreñas solo una vez iniciada la Guerra Civil. Por el contrario, podemos asegurar que tanto la ideología anarquista –que compartía con sus padres y sus hermanos Luis y Juan- como su presencia en tierras alcarreñas son muy anteriores. A cambio, no sabemos nada de ella hasta que en 1934 la encontramos trabajando como modista en Madrid y afiliada a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT); aunque es inverosímil que una mujer de las clases populares no estudiase –su hermana menor, Hortensia, era maestra- o comenzase a trabajar hasta los treinta años. Suponemos que hasta entonces viviría en el hogar familiar y, desde 1927, en la provincia de Guadalajara.
Al llegar a Madrid entró en contacto con un grupo de jóvenes anarquistas que vivían en la capital de la República, como la doctora Amparo Poch Gascón que llegó desde Zaragoza ese mismo año, la escritora Lucía Sánchez Saornil y la abogada Mercedes Comaposada Guillén, que consideraban que, por más que el anarquismo ofrecía la emancipación de todo el género humano, era necesario un instrumento específico para la liberación de la mujer, idea que no compartían otras militantes anarquistas como Federica Montseny. Este grupo decidió publicar una revista con la cabecera de Mujeres Libres cuyo primer número apareció en mayo de 1936, el segundo salió el 15 de junio de ese año y el tercero vio la luz al mismo tiempo que estallaba la Guerra Civil, prosiguiendo su publicación hasta alcanzar los trece números.
En septiembre de 1936 este grupo anarquista organizado en Madrid en torno a la revista se unió con el Grupo Cultural Femenino de Barcelona también nutrido por mujeres anarquistas como Felisa de Castro, Concha Liaño, Soledad Estorach o Maruja Boadas, para formar la Agrupación de Mujeres Libres, que desde el primer momento constituyó una de las ramas del movimiento libertario español, junto a la CNT, la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL). La nueva organización se extendió por el territorio republicano hasta celebrar su primer congreso en agosto de 1937, al que acudieron representantes de noventa secciones locales, número que siguió creciendo hasta agrupar a 20.000 afiliadas.
A lo largo de este período, Suceso Portales desarrolló una doble actividad. Como una de las militantes más destacadas de Mujeres Libres en el ámbito nacional, a partir de 1936 fue articulista y editorialista de la revista, en 1937 participó en el congreso fundacional de la organización y en 1938 fue elegida Subsecretaria de su Comité Nacional, además de llevar la representación de la asociación en distintas ocasiones como, por ejemplo, en el congreso de las Juventudes Libertarias del Centro en 1937 o en el decisivo Pleno Nacional del Movimiento Libertario celebrado en Barcelona del 16 al 30 de octubre de 1938, donde presentó el informe de Mujeres Libres con Pura Pérez.
Por otro lado, en julio de 1936 regresó a la provincia de Guadalajara, donde impulsó Mujeres Libres, constituyendo secciones locales en Yélamos de Arriba, naturalmente, y en Albares, Guadalajara, Horche, Mazuecos, Mondéjar, Tendilla, Yebra y Yélamos de Abajo y acudiendo al congreso fundacional de Mujeres Libres como delegada de la provincia alcarreña. Pero como, según declaró ella misma, se sintió incapaz de matar a nadie, su actividad en Guadalajara durante el conflicto bélico se centró en la alfabetización de las mujeres, sobre todo en el medio rural, y en solucionar los problemas de abastecimiento, que también sufrían en primer lugar las mujeres. Así, la revista Mujeres Libres anunciaba en su número 8 que “Por esta Agrupación [de Guadalajara] se ha intensificado la confección de prendas para el frente de la provincia. Nos anuncia la instalación de unos hogares escuelas y nos dan cuenta de una intensa labor de orientación y propaganda entre los campesinos, a cargo principalmente de la activa compañera Suceso Portales”.
En 1937 fue elegida concejal de la capital provincial, por designación del movimiento libertario de Guadalajara, siendo así la segunda mujer que llegaba a ese cargo en la ciudad, tras Elena Sánchez de Arrojo que había ocupado una concejalía durante la Dictadura de Primo de Rivera. Al empezar la Guerra Civil, las corporaciones municipales republicanas habían sido sustituidas por Consejos Municipales, con presencia paritaria de las distintas organizaciones antifascistas y en Guadalajara fueron designadas Concepción de la Torre Waldermeer, del Partido Comunista de España, y Adelaida Díaz Esteban, de las Juventudes Socialistas Unificadas, pero no hay constancia de que tomasen posesión del cargo ni que asistiesen, ni mucho menos interviniesen, en ningún pleno municipal, por lo que su nombramiento no se hizo efectivo. Sin embargo, sí que sabemos que Suceso Portales fue nombrada para el consejo municipal que se constituyo el día 29 de marzo de 1937 y que acudió y participó en la vida municipal.
Suceso Portales en el exilio.
Cuando la derrota de la República fue inevitable, Suceso Portales se dirigió a Gandía, donde consiguió embarcar en el buque HMS Galatea, un crucero ligero enviado por el gobierno británico y que estaba fondeado frente a la bocana del puerto gandiense. Gracias a las gestiones del cónsul del Reino Unido en Alicante cerca de doscientas personas, entre ellas el diputado socialista Wenceslao Carrillo, pudieron salvar su vida y desembarcar en Londres. En la capital inglesa, Suceso Portales y los suyos contaron con la protección de la familia de la bailarina Peggy Spencer, mientras la dictadura franquista la procesaba por su actividad política.
En el Reino Unido, donde vivió desde 1939 hasta 1972, siguió militando activamente a través de la CNT en las filas del exilio libertario que, a pesar de su reducido número en ese país, publicó su propia prensa, bajo la cabecera de Reconstrucción. Su compañero Acracio Ruiz acudió como delegado de los anarquistas exiliados en suelo británico a la II Conferencia Internacional del Movimiento Libertario Español en 1949, y a los congresos celebrados en 1960 y 1961 (Limoges), 1963 (Toulouse) y 1965 (Montpellier).
Solo en 1962, tras la celebración en el verano de 1961 en Limoges del Congreso de la CNT en el exilio que selló la unificación temporal del movimiento libertario roto desde 1945, Suceso Portales decidió retomar el contacto con sus compañeras de Mujeres Libres exiliadas en Francia y, como fruto de esa reactivación, en noviembre de 1964 apareció en Londres el primer número de la nueva etapa de la revista Mujeres Libres, en edición trilingüe –castellano, francés e inglés- que reflejaba la realidad de la diáspora del anarquismo hispano. En el año 1972, como la avanzada edad de Sara Berenguer la impedía seguir haciéndose cargo de la revista Mujeres Libres en el exilio, Suceso Portales y Acracio Ruiz se trasladaron a Montpellier, muy cerca de Montady donde aquella residía, para poder continuar con su publicación, que se prolongó hasta 1976.
Tras la muerte del general Franco, Suceso Portales y su familia retornaron a España, estableciendo su residencia en la localidad alicantina de Novelda, aunque pocos años más tarde se trasladaron a Móstoles, donde vivió junto a su hija. Allí falleció el 3 de enero de 1994 su compañero de toda una vida, José Molina Ortega, y algún tiempo después Suceso Portales se trasladó a Sevilla, donde murió el día 23 de enero de 1999.
A su regreso, con más de 70 años de edad, retomó en parte su activismo libertario y su protagonismo en la reconstruida organización de Mujeres Libres. El 27 de marzo de 1977 la CNT convocó en San Sebastián de los Reyes un mitin multitudinario que no fue el primero, pero sí el que dio señales inequívocas de su vitalidad tras la dictadura franquista, y en su tribuna de oradores se encontraba Suceso Portales aunque, en contra de lo que tantas veces se ha dicho, no intervino en el acto. Tampoco es cierto, aunque suele repetirse, que colaborase en la reconstrucción del movimiento libertario en la provincia de Guadalajara, como sí hizo Saturnino Mauricio a la vuelta de su exilio.
Su presencia fue reclamada en diferentes actos a los que acudía a dar su testimonio; así en 1996 estuvo en la conmemoración del sesenta aniversario de Mujeres Libres y en el de la Revolución Social en Guadalajara; además en 1989 participó en el documental De toda la vida, dirigido por Lisa Berger, que analizaba la labor de las mujeres anarquistas durante la Revolución Social española, en el que declaraba “nosotras no luchamos contra el fascismo como se lucha en una guerra, un poder contra otro. Luchábamos por crear una sociedad más justa y más humana”.