Teófilo Calle ha desarrollado gran parte de su labor en la radio. Hijo de un matrimonio que pasaba por La Mancha camino del éxodo provocado por la guerra, él mismo ha contado repetidamente que de niño jugaba a ser cómico, afición fomentada por su tía, con la que se educó, ya que sus padres no residían en España. De joven tuvo ocasión de subir a un escenario en 1954, como rapsoda y primer actor en espectáculos folklóricos de los que antiguamente recorrían las provincias.
Comenzó estudios en la Escuela Superior de Arte Dramático, en Madrid, que interrumpió al año siguiente, 1955, para subir en seguida por primera vez al escenario del teatro María Guerrero, con cuya compañía titular participó en más de cien obras. Paralelamente, entró a formar parte del cuadro de actores de Radio Intercontinental y, a finales de los 60, pasó a Radio Nacional de España, también como actor, trabajo que alternó con el teatro. Actor ecléctico, ha participado en obras del teatro greco-latino, en clásicos de los siglos de Oro (Shakespeare, Cervantes, Lope, Calderón) y en el más destacado repertorio contemporáneo (Galdós, Wilde, Durrenmatt, Valle Inclán, Jardiel, Benavente, Buero…). Ha escrito varias obras para la radio y el teatro, medio en el que ha conseguido estrenar cuatro de ellas; debutó en esta actividad el 16 de mayo de 1972, con el estreno de Requiem por un imbécil, en sesión de cámara en el Teatro Club Pueblo y más tarde, ya en teatro profesional, estreno en 1977 en Cartagena una obra festiva, Un objeto llamado mujer. En la siguiente temporada estrena en Zaragoza Sólo para mujeres, a la que sigue, tras una larga interrupción, la presentación en 1986 de El arcoiris. Ese mismo año ganó el premio Castilla-La Mancha de teatro por su obra Las cometas. A esos títulos hay que añadir otros, como Cometas, El beso frío de los muertos, El tiempo perdido o La inconclusa, que no fueron representados. Ha publicado artículos en revistas teatrales como Primer acto y Cómicos, además de varios textos dramáticos para la radio. Como escritor de teatro hay que considerar a Teófilo Calle en una posición extemporánea a los usos habituales en los escenarios comerciales, por no decir abiertamente que es un dramaturgo marginal. De hecho, sus obras apenas si han podido alcanzar repercusión en los programas convencionales, a pesar de que la lectura de los textos induce a pensar que podrían ofrecer una dramaturgia escénica de cierto interés. Vinculado estéticamente con los conceptos que Casona puso de moda en los años 40 y con el realismo social propio de los 50, Calle elabora unos postulados en que la suave amabilidad y sencillo humor del primero queda envuelto por un toque de amargura y desengaño propio de la España triste que intentaba salir de la posguerra para entrar en otra dimensión más vitalista. El desencanto y la desazón producidas por situaciones personales vinculadas a la soledad y la tristeza son elementos argumentales que Calle expone con cierta crudeza pero sin llegar al pesimismo, todo ello sostenido por un conocimiento claro de la arquitectura teatral.
Personaje y autor verdaderamente curioso, ha merecido la atención de serios estudios monográficos, como el que le dedicó Jerónimo López Mozo o los de César Oliva y Adelardo Méndez Moya, todos ellos coincidentes en señalar la extraordinaria habilidad dramática del autor para la construcción de la arquitectura interna de la obra pero a la vez el distanciamiento que ella produce al convertirse virtualmente en trabajo de escenario.
La escritura teatral fue siempre para él una forma de expresar hacia el exterior sus propios sentimientos personales, afirmando sin ambages que sus personajes son él mismo, con sus pasiones, sus ilusiones y sus desesperanzas. Debutó en el cine en 1969, con la comedia Soltera y madre en la vida, pero su carrera en la gran pantalla fue muy breve, apenas de una quincena de titulos, como Vente a Alemania, Pepe (1971), Dragón Rapide (1986), Matar al Nani (1988) o Los años bárbaros (1998), en que interpretó papeles secundarios.
A lo largo de más de 30 años ha intervenido en diversas series y espacios dramáticos en televisión, pudiendo mencionarse sus papeles fijos en las series Juntas pero no revueltas (1995-1996) y Más que amigos (1997-1998). En el tramo final de su vida, abandonados ya los escenarios, Teófilo Calle alcanzó una posición de prestigio en el territorio del doblaje, poniendo su voz profunda y bien matizada para acompañar en español a famosos artistas de cine. REcogió sus experiencias personales y artísticas en un libro autobiográfico: Esa es la cuestión (memorias de un actor) (Murcia, 2000).
Teófilo Calle murió en Córdoba en 2005.
Obra publicada:
- El carro de los chicos (Madrid, 1980).
- Las cometas; Premio Castilla-La Mancha, 1985 (Toledo, 1986).
- El tiempo perdido. La inconclusa. El precio de la razón prólogo de Jerónimo López Mozo (Toledo 1998).
- Esta es la cuestión (Memorias de un actor) (Murcia, 2000).
- Manuscrito de un superviviente (Cádiz, 2004).
- El arco iris. Requiem por un imbécil; prólogo de Adelardo Méndez; (Toledo, 2004).
Bibliografía:
- Jerónimo López Mozo: Breve paseo alrededor del teatro de Teófilo Calle.
- Florencio Martínez Ruiz: Tres obras de teatro de un dramaturgo conquense fuera de catálogo. El Día de Cuenca, 30-09-1999, p. 26.
- Entrevista de Rosana Torres en El País, 14-05-1997.