Nace en Villarrobledo y pasa una buena parte de su vida en Madrid, donde muere. Pero se considera manchego y hace gala de ello. En la introducción de su obra Celajes de Otoño, escribe lo siguiente:
“Soy manchego, nacido en las mismas llanuras // por donde dolorido paseó sus locuras // el símbolo flamante del alma nacional: // el caballero andante que, allá en Sierra Morena, // tras su cuerpo desnudo, desnudó su alma buena, // mientras que Sancho echaba un nudo a su costal”.
Viene al mundo el 14 de febrero de 1855, en Villarrobledo, y es bautizado en la parroquia de san Blas de esa población dos días después (Familia Search, https://www.familysearch.org/). Su padre es Domingo Alfonso Cuartero Ortega y su madre Francisca Rufina Cifuentes, ambos naturales de Barrax (Albacete).
Cursa estudios de bachillerato en Artes en el Instituto de Segunda enseñanza de Albacete, durante los años 1866 a 1870. Consigue la licenciatura y el doctorado en Derecho, tanto civil como canónico, por la Universidad de Madrid, en 1873. Con 22 años contrae matrimonio, en la misma parroquia de san Blas, con Virginia Palao Martínez, de 19. En ese momento ya es abogado en ejercicio.
Al menos durante el curso 1876-1877 es profesor de Psicología, Lógica y Ética, gracias al título de licenciado en Derecho, en el colegio privado La Caridad, en Villarrobledo, a cargo de Saturnino Azorí (Boletín Oficial de la Provincia de Albacete, 8-11-1876). Se inicia como oficial en el Gobierno civil de Albacete, pero pronto se dedica a la abogacía, tras colegiarse en Albacete y en Madrid.
Político.
Cuartero comienza su trayectoria política dentro del republicanismo, representado por el partido democrático-progresista de Ruiz Zorrilla. Pero, como afirma Francisco Fuster, cambia varias veces de formación política, ya dentro del campo monárquico. Sigue a Cristino Martos y Balbí (1830-1893) e ingresa en el Partido Liberal y después pasa al Partido Conservador de Francisco Romero Robledo (1838-1906). Hasta que abandona la vida política directa a fines de siglo.
En 1882 figura como diputado provincial de Albacete por el distrito de La Roda. Pero pronto tiene que renunciar por incompatibilidad, pues es elegido diputado a Cortes en la elección parcial escrutada el 25 de marzo de 1883 por la circunscripción de Albacete y distrito de Alcaraz. Se trata de la legislatura 34 (1882-1883, con elecciones el 21-8-1881). Hay registrados 2.342 electores, 1.542 votantes y Cuartero obtiene 1.542 votos. Sustituye a Antonio Ortiz y Urtáriz, tiene la credencial 468, jura el 12-3-1883, la fecha de alta en el Congreso es 12-4-1883 y la de baja 31-3-1884.
En las elecciones de 4 de abril de 1886 vuelve a ser elegido, por la circunscripción de Albacete y el distrito de Albacete. Hay 1.084 votantes y logra 719 votos. La fecha de alta en el Congreso es 12-4-1886 y causa baja el 5-12-1888, cuando renuncia debido a su nombramiento como director general de Agricultura, Industria y Comercio.
Otra vez vuelve a ser diputado, en la legislatura 1889-1890, por la circunscripción de Albacete y distrito de Albacete. Se trata de elección parcial, con escrutinio realizado el 6 de enero de 1889. Hay censados 1.549 electores, 1.549 votantes y Cuartero consigue 920 votos. Con la credencial 506, tiene fecha de alta el 7-1-1889 y baja el 29-12-1890.
Finalmente, es diputado tras las elecciones de 1 de febrero de 1891. En esta ocasión por la circunscripción de Albacete y el distrito de Almansa, consigue 3.794 votos. El número de credencial es el 105, la fecha de alta el 9-2-1891 y la de baja: 5-1-1893.
Ya he citado el tránsito del republicanismo juvenil a la monarquía. En los últimos años de su vida publica poemas dedicados a distintas personas de la familia real y la aristocracia española, como la marquesa de la Mina (María Pilar Osorio y Gutiérrez de los Ríos, 1859-1921), la princesa Pilar de Baviera y de Borbón (1891-1987) o María Teresa de Borbón y Austria (1882-1912).
Periodista.
Dirige en Albacete el semanario La Democracia, cuyo número primero sale el 8 de julio de 1879 y se mantiene al menos hasta 1882. Está en la órbita del partido democrático-progresista, es fundador Francisco Saavedra y propietario-administrador Juan Collado, en cuya imprenta se tira el periódico. Durante el Sexenio revolucionario (1868-1874) se llama partido Radical en principio al de Prim y después al de Ruiz Zorrilla. Pero su verdadera denominación es progresista-democrático. Años más tarde se cambia a democrático-progresista y Ruiz Zorrilla le imprime una tendencia republicana. Como órgano del partido democrático-progresista, es dirigido por Octavio Cuartero Cifuentes y sufre por condena seis meses de suspensión.
Además, es redactor de La Correspondencia de España, durante los años 1891 y 1892, según Manuel Ossorio y Bernard y publica artículos en ese diario en años posteriores con la firma de O. Cuartero. Colabora también en la prensa de manera discontinua, en publicaciones periódicas como El Imparcial (Madrid, 14-8-1876), con el artículo “Un poema necesario”, La América (Madrid, 1884), La Oceanía Española (Madrid, 1889), El Independiente (Gerona, 1892), Boletín del Patronato Real para la Represión de la Trata de Blancas (Madrid, 1907-1913), Nuevo Mundo (Madrid, 1908-1910), Patria y Letras (Madrid, 1908), ABC (Madrid, 1910), La Ilustración Artística (Barcelona, 1910-1911), La Época (Madrid, 1911) o El Universo (Madrid, 1912).
Escritor.
Parece que su primera publicación es el folleto Capacidad jurídica de la mujer: discurso pronunciado en la Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación en la sesión del día 6 de diciembre de 1873 (Albacete, 1874). Se manifiesta en contra de que la mujer tenga los derechos de hace siglos y cree que debe tener lo mismo que los hombres: “¿De todo lo anterior qué resulta? Que la mujer justa y legítimamente puede exigir los mismos derechos que nosotros”. Y es que con el progreso, con el avance de la civilización y el aumento de la cultura del derecho, “se ensancha la capacidad jurídica de la mujer y esta adquiere mayor consideración social. Y esto lo dice la historia”.
En 1885 publica Borradores y Apuntes, ensayos en verso, y el cuento largo Polos opuestos, ambas obras en la Librería de Fernando Fe, importante librería y editorial, con presencia en un buen número de provincias. En la primera retrata a unos mestizos: “Gente infeliz que ansía una venera // Y odia la libertad y lo moderno, // Cuando sin Mendizábal no tuviera // Templado hogar en desabrido invierno // Y caza y distracción en primavera. Estos versos del inspirado poeta pueden servir de epígrafe á los discursos parlamentarios del Sr. Menéndez Pelayo y á las columnas de La Unión” (El Resumen, Madrid, 18-11-1885, p. 1). Hace una crítica al entorno político y periodístico de la Unión Católica, de Alejandro Pidal y Mon (1846-1913), a la que pertenece Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912), que colabora con los diarios La Unión (1882-1887) y La Unión Católica (1887-1899).
También parece que realiza una incursión en el mundo del teatro, según el diario El Liberal (26-9-1887): “Nuestro querido amigo el joven y elocuente diputado de la mayoría D. Octavio Cuartero, tiene concluida una comedia en tres actos con destino á la compañía del teatro de la Comedia. Esta será la primera obra que da al teatro el señor Cuartero, que ya se ha ensayado con extraordinario aplauso de la crítica más descontentadiza, en la poesía lírica y en la novela”. Después, se hace eco también el periódico taurino El Chiquero (Madrid, 2-10-1887, p. 2): “El joven y elocuente diputado D. Octavio Cuartero tiene terminada una comedia con destino al coliseo de la calle del Príncipe de la Corte. Esta es la primera producción que da al teatro el conocido literato Sr. Cuartero”. Días después, Las Regiones (Madrid, 10-10-1887, p. 4) publica un suelto que incide en el tema: para el teatro de la Comedia “está terminando una comedia en tres actos, el diputado de la mayoría y distinguido literato D. Octavio Cuartero”. Sin embargo, no he encontrado ninguna noticia sobre su estreno o su edición.
A fines de 1888 se publica, pagada la edición por él mismo, el libro Obras de Doña Oliva Sabuco de Nantes (Escritora del siglo XVI), con prólogo suyo. El diario El Resumen (Madrid, 26-12-1888, p. 1) proporciona noticia de su aparición en primera. Se refiere a Cuartero como “uno de los jóvenes más ilustrados y estudiosos de los que figuran en las filas de la democracia”, que lleva a cabo “una obra laudable y patriótica” al publicar un lujoso volumen con las obras de Oliva Sabuco de Nantes, insigne escritora española del siglo XVI. Acompaña un notable prólogo, “estudio concienzudo de las producciones de aquella ilustre doctriz que nació en Alcaraz (Albacete)”, adelantada a su tiempo, y trabajo importante acerca de lo mucho que ha hecho España por la filosofía y el progreso desde remotos tiempos. El libro, se escribe, interesa a médicos, filósofos y otras personas que se ocupan de letras y artes. Y se termina la referencia de esta manera: “pone de relieve la figura de una mujer eminentísima, gloría de la nación española y no tan conocida y apreciada como debía ser por su mérito. ¿Cuántos ejemplares se han vendido de este libro? No lo sabemos todavía; pero se puede asegurar que no se han visto muy fatigados con demandas ni en casa de Fe, ni en casa de Gutenberg. Y hay que desengañarse, mientras el libro no tome más importancia, no se consolidarán radicales reformas, ni se corregirán las costumbres”.
En 1892 publica el prólogo para la obra de José García Martínez, Bosquejos lugareños. El autor es amigo de Cuartero, según recuerda, y hace este retrato de él: “uno de esos espíritus brillantes, generosos y nobles, apasionados por el color, enamorados de la forma, artistas de naturaleza…”.
En los últimos años de su vida se dedica otra vez a la actividad poética y, además de diferentes poemas en prensa, da a la luz en 1909 Celajes de Otoño (Poesías). Reafirma su mancheguismo y habla de sus raíces en poemas como este:
“Manchego soy, nacido muy cerca del Guadiana
no lejos de Ruidera, en esa tierra llana
que sirvió de frontera al reino de Aragón;
si de él es mi apellido, mi musa es castellana,
de linaje escogido, alegre, casta y sana,
como la romancera que inventó la canción,
legítima heredera del noble Santillana,
Manrique el afligido, y Juan Ruiz el burlón”.
Y unos meses antes de su muerte redacta el prólogo para el libro de Santiago Arimón y Alejo García Góngora titulado El código del teatro. Compilación metódica, anotada y comentada de todas las disposiciones legales relacionadas con el Teatro y demás espectáculos públicos. Se incluye también un juicio crítico sobre Jacinto Benavente.
En El Liberal (24-2-1913) se citan conversaciones mantenidas con Cuartero y se dice que desde hace años redacta sus Memorias, en las que narra “curiosísimos casos judiciales y extrajudiciales en que había intervenido directamente”. El periodista le dice que las publique, pues “será lectura interesante y sabrosa”. Él contesta, que no, que deben salir a la luz cuando muera, pero ahora de ningún modo, “digo tantas verdades en esas Memorias que su publicación me acarrearía no pocos disgustos”. Y el periodista sentencia: “¡Ojalá que sus descendientes se decidan á dar á conocer esa obra del sabio jurisconsulto!”.
Jurisconsulto.
Cuando muere es calificado en el diario La Época (Madrid, 22-2-1913) como “magistrado íntegro, de gran cultura y de espíritu justiciero”. Se añade que en su larga trayectoria ocupa diversos cargos y cumple sus deberes con rectitud y admirable acierto, “demostrando su saber y competencia, y poniendo de relieve sus virtudes”. Tiene, además, una sólida cultura, y una marcada predilección por las bellas letras, que enriquece “con un bello tomo de versos, á manera de paréntesis ideal en su vida de trabajo y de estudios” (Nueva España, Madrid, 22-2-1913).
En 1895 es nombrado abogado fiscal del Tribunal Supremo, cargo que desempeña durante varios años, y pasa a ser después teniente fiscal del mismo. A partir de 1902 desempeña el puesto de presidente de la Audiencia Territorial de Madrid y, después, el de magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
Desde comienzos del siglo XX se especializa en el estudio jurídico de la “trata de blancas” y participa en el Congreso de París de 1902 sobre esa materia. En julio de 1902 es designado secretario del Patronato Real para la Represión de la Trata de Blancas, representa a España en el III Congreso Internacional (París, 1906) y es secretario del Comité organizador del IV Congreso Internacional, celebrado en Madrid en octubre de 1910). En dicha reunión se aprueba por unanimidad la propuesta de Cuartero en el sentido de que los congresos internacionales ampliaran su protección a todas las mujeres (hasta entonces, era solo a las menores de edad).
Por otra parte, está presente en la Comisión Internacional de indemnizaciones por los graves sucesos de Casablanca de julio y agosto de 1907, cuando se produce el bombardeo y desembarco franco-español en Dar El Beida (Casablanca) y en el que mueren más de 10.000 personas. Actúa como vicepresidente, como el francés M. Herbaux, y es presidente el tío del Sultán, Muley El Amin (“Indemnizaciones por los sucesos de Casablanca”, Nuevo Mundo, Madrid, 16-7-1908). Forman la delegación española las siguientes personas: Octavio Cuartero Cifuentes, delegado; Camilo Bargiela Pando, cónsul en Casablanca; Juan Fernández-Capalleja Fernández-Capalleja, comandante auditor de Guerra; Octavio Cuartero Palao, hijo de Cuartero, que es secretario; y Clemente Cerdeira Fernández, intérprete.
La necrológica sin firma del diario madrileño El Liberal (24-2-1913), que figura en primera plana, cita la labor de Cuartero y se afirma que la Jurisprudencia se ha enriquecido “con muchas luminosas sentencias en que su ponencia fue aceptada, cosa que no le ocurría siempre, quizás muchas veces por lo elevado, original y moderno de la doctrina que pretendía sentar, que para algunos de sus compañeros de Tribunal parecía cosa tan rara y atrevida que era necesario echarla por tierra”.
Y es que, se escribe, Cuartero es un hombre de mundo, cualidad, indispensable hoy para saber administrar justicia con acierto, puesto que quien tiene tan elevada misión a su cargo debe conocer, antes que las leyes, la sociedad a la que ha de juzgar. E1 magistrado que se aferra solo a la ley positiva y hace de ella todo su objetivo de estudio, como es habitual, y descuida el conocimiento de los hombres y la manera de convivir entre ellos, está perdido. Cuartero procura armonizar las disposiciones de los Códigos con las aspiraciones, defectos y circunstancias sociales. Magistrado moderno, de espíritu abierto y progresivo, de muy altos ideales, tuvo forzosamente que sobresalir: “La magistratura rígida, inflexible, apegada á la letra, sin echar de ver que por encima del casuismo estrecho, y en ocasiones absurdo de la ley están su espíritu y las corrientes del Derecho moderno universal, ha pasado á la historia. Hoy la magistratura debe caminar por muy distintos rumbos. Por los que siempre caminó el llorado Octavio Cuartero”.
Muere el 21 de febrero de 1913. El diario que cuenta con las preferencias de Cuartero da la noticia de su muerte en estos términos: “En la pasada madrugada ha fallecido el magistrado del Tribunal Supremo D. Octavio Cuartero, hermano de nuestro compañero en la Prensa, el redactor de ABC, D. José Cuartero, al que, así como la demás familia del finado, hacemos presente nuestro sentido pésame” (La Correspondencia de España, Madrid, 22-2-1913). Pero la prensa de Madrid de día 22 de febrero de 1913 recoge la noticia al unísono. He podido verla en ABC, El Imparcial, El Liberal, El Siglo Futuro, El Universo, La Época, La Mañana, La Prensa, La Tribuna y Nueva España.
Su entierro es una demostración de su popularidad, de las simpatías que despierta y de la “alta consideración que en el mundo jurídico é intelectual gozaba don Octavio Cuartero”, como puede apreciarse en el acto de conducción de su cadáver al cementerio de san Justo, que narra El Liberal (24-2-1913). A las once de la mañana, la calle de Serrano, en un gran trozo, se encuentra ocupada por centenares de carruajes y por muy numerosas personas. El ataúd es colocado en una modesta carroza negra y se pone en marcha el cortejo fúnebre, presidido por Antonio Barroso y Castillo, ministro de Gracia y Justicia; José Aldecoa y Villasante, presidente del Tribunal Supremo; Miguel Moya y de Ojanguren, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid; José Cuartero Cifuentes, hermano del finado y redactor jefe de ABC; y otro pariente. En la comitiva hay, además, numerosos magistrados, abogados y escritores.
Un mes y medio después, el pintor y concejal Julio Carrilero Gutiérrez, padre del arquitecto, Julio Carrilero Prat, en la sesión ordinaria del Ayuntamiento de Albacete de 2 de abril de 1913, comienza su intervención y dice que hace algunos días falleció en Madrid Octavio Cuartero Cifuentes, magistrado del Tribunal Supremo. Afirma que es “persona de altos merecimientos que siempre demostró gran cariño y muchísimo interés por todos cuantos asuntos se relacionaban con esta ciudad y su provincia á la que representó en Cortes”. Dado que el Ayuntamiento se muestra siempre favorable a honrar la memoria de los nacidos en la provincia que se distinguen por sus relevantes condiciones, “propone que se dé el nombre de Octavio Cuartero á la calle, que ha de abrirse entre el Parque de Canalejas y la de Tesifonte Gallego, paralela á la de Carlos IV”. Y el Ayuntamiento lo acuerda por unanimidad (Libro de actas del Ayuntamiento de Albacete. Sesión ordinaria de 2 de abril de 1913, Biblioteca Digital de Albacete, IEA).
Obras de Octavio Cuartero.
- Capacidad jurídica de la mujer: discurso pronunciado en la Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación en la sesión del día 6 de diciembre de 1873, Albacete, Oficina Tipográfica Provincial, 1874.
- Borradores y Apuntes (Ensayos en verso), con un prólogo de D. I. Fernández Florez, Madrid, Librería de Fernando Fé, 1885.
- Polos opuestos (cuento largo), Madrid, Librería de Fernando Fe, 1885.
- Obras de Doña Oliva Sabuco de Nantes (Escritora del siglo XVI), Madrid, Est. Tipográfico de Ricardo Fé, 1888. Prólogo de Octavio Cuartero.
- “Prólogo”, en José García Martínez, Bosquejos lugareños, Madrid, Tipografía de Alfredo. Alonso, 1892.
- Celajes de Otoño (Poesías), Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1909.
- “Prólogo”, en Santiago Arimón y Alejo García Góngora, El código del teatro. Compilación metódica, anotada y comentada de todas las disposiciones legales relacionadas con el Teatro y demás espectáculos públicos, Madrid, Centro de Publicaciones Jurídicas, 1912. Con un juicio crítico de Jacinto Benavente.
Fuentes y bibliografía:
- Agustín Sandoval Mulleras, Historia de mi pueblo: la muy noble y leal ciudad de Villarrobledo, Albacete, Imprenta Fuentes, 1960.
- Buenaventura Chumillas, Un Manchego Ilustre. Estudio Crítico Biográfico del Excelentísimo Señor Don Octavio Cuartero y Cifuentes, Buenos Aires, Librería Las Ciencias, 1917.
- Congreso de los Diputados, https://www.congreso.es/. Consulta 13-10-2024.
- Francisco Fuster Ruiz, Fondos Bibliográficos Albacetenses, Albacete, Ayuntamiento, 1972.
- Francisco Fuster Ruiz, “Poetas albaceteños de principios de siglo: Realismo y Modernismo”, Cultural Albacete (febrero de 1993), pp. 3-18.
- Fernando Rodríguez de la Torre, Estudiantes Albacetenses en la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid (1839-1905), Albacete, IEA, 2012.
- Isidro Sánchez Sánchez, Historia y evolución de la prensa albacetense (1833-1939), Albacete, IEA, 1985, pp. 125-126.
- Manuel Ossorio y Bernard, Ensayo de un Catálogo de Periodistas Españoles del siglo XIX, Madrid, Imp. y Lit. J. Palacios, 1903, pág. 96.