Hijo de Juan Arias, del que se sabe que era molinero, y de Bernabea Castellanos. Fue el mayor de seis hermanos. La familia se traslada a Daimiel y en 1851, vive ya en Ciudad Real con sus padres y trabajaba como aprendiz en un taller de ebanistería.
En 1875 empieza a ser conocido como ebanista y constructor de guitarras y pasa por poseer un taller propio, en la calle de la Paloma de Ciudad Real. Para entonces ya había fallecido su padre, y su madre regentaba un estanco en la misma ciudad. Casado con Ceferina Flores y Sánchez, tras enviudar, aparece nuevamente casado en 1910 con Josefa Puertas de Robles, natural de Lanjarón.
Entre 1878 y 1879 el conocido guitarrista y compositor, Francisco Tárrega, le encarga a Arias una guitarra más pequeña que el canon normal, para que se pudiera adaptar mejor a sus características físicas y artísticas. El resultado fue tan satisfactorio que desde entonces fabricó en ese nuevo tamaño estándar y creó una nueva escuela. En 1889 seguía en su taller de la calle de la Paloma. En 1890 rechaza el encargo de realizar tres guitarras para un cliente inglés, al permanecer accidentado.
En 1885, y hasta 1906, trabaja con Manuel Ramírez el luthier más afamado de su época. Entre los años 1898 y 1900 comienza a aparecer su nombre en las guías comerciales o Anuarios del Comercio Bailly-Baillière, como fabricante de guitarras en Ciudad Real. En las ediciones posteriores aparece con residencia en Madrid, donde traslada su negocio, ya que la gran mayoría de sus guitarras las vendía en la capital de Reino y tenía que trasladarlas allí. Instala su taller en la calle Santa Isabel, 20.
Sus guitarras, utilizaban para su construcción y de forma habitual, para la tapa, pino abeto alemán; para el fondo de la caja arce, que posee unas aguas y brillos espectaculares, o palo santo de Brasil y para los aros, también arce o palo santo de Brasil. El diapasón era de ébano o palo santo de 65 cm.
Las guitarras de Arias Castellanos se encuentran entre las más reconocidas por los luthiers por su extraordinaria sonoridad. Una de las innovaciones técnicas del maestro fue comenzar el refuerzo de la tapa armónica con cuatro, seis y hasta once varillas en forma de abanico, lo que constituyó uno de los más audaces procedimientos constructivos. Obtiene medallas en la exposición Universal de Barcelona de 1888, y en la Exposición Universal de París.